Malestar de los países del bloque económico con la UE por el aplazamiento del acuerdo comercial
La ciudad brasileña de Foz do Iguaçu se encuentra en el corazón de la llamada «triple frontera» que conecta al gigante sudamericano con Argentina y Paraguay. En ese punto neurálgico, atravesado por el contrabando y otras formas de la ilegalidad, se celebra este sábado la cumbre más desabrida del Mercosur de los últimos tiempos. Iba a formalizarse finalmente el acuerdo con la Unión Europea. La firma fue aplazada y la cita a nivel presidencial se ha convertido en un «anticlímax» según el diario paulista Folha. El malestar de Luiz Inacio Lula da Silva por la dilación fue evidente. «Si no lo hacemos ahora, Brasil no firmará más acuerdos mientras yo sea presidente. Es bueno saberlo: llevamos 26 años esperando este acuerdo. Es más favorable para ellos que para nosotros».
[–>[–>[–>De acuerdo con el influyente diario brasileño, una conversación telefónica entre Lula y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, fue decisiva para la postergación del esperado anuncio. «En Brasilia, el jefe del Ejecutivo comentó que Meloni pidió un mes para convencer a los agricultores italianos de que aceptaran el acuerdo entre la UE y Mercosur».
[–> [–>[–>Horas más tarde, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, informó a los líderes del bloque europeo que el tratado ya no se firmaría en Foz do Iguaçu el sábado. Ella y el presidente del Consejo Europeo, António Costa, tenían previsto acudir para estampar la firma. El viaje carecía de sentido, y así fue comunicado a Brasil, el país organizador de la cita al más alto nivel.
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La noticia fue digerida como un trago amargo por la reunión preparatoria de la cumbre. Los participantes se tuvieron que tomar unos minutos para asimilar lo que había sucedido. A pesar de la expresa molestia de Lula, formulada por antes de hablar con Meloni, la diplomacia del gigante sudamericano sostiene que todo pudo haber sido peor y que se mantiene abierta la opción de firmar en breve el acuerdo, posiblemente en enero.
[–>[–>[–>Eso impidió que Lula hablara en público sobre un tratado «más favorable» a la UE que al bloque que integra también Uruguay. El líder del Partido de los Trabajadores (PT) hizo mención a las salvaguardas aprobadas por los europeos relacionadas con las exportaciones de carne vacuna y azúcar.
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Diferencias en el Mercosur
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Un abismo ideológico separa a Brasil de Argentina desde fines de 2023 cuando asumió la presidencia Javier Milei. El ultraderechista quiere una mayor apertura dentro del bloque sudamericano y que cada uno de sus integrantes puedan buscar otras asociaciones comerciales. El anarco capitalista aspira a formalizar un entendimiento con Estados Unidos. «El Mercosur incumplió su objetivo original, cercenó libertades económicas y privó de oportunidades a los privados de la región. De mercado y de común, le quedó cada vez menos», dijo Milei meses atrás en la cumbre precedente.
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[–>Los roces entre los vecinos están a la orden del día. En las vísperas, el secretario general del Gobierno de Lula, Guilherme Boulos, calificó de «vergonzoso ataque del presidente de Argentina» una publicación en Instagram de un mapa del continente en el que Brasil aparecía como una gran favela (barrios marginales) y Argentina era representada con edificios lujosos. Milei la había compartido. Tras los dichos de Boulos, la imagen desapareció de la red social.
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Más allá de las diferencias políticas que existen entre los principales socios del Mercosur, acaban de coincidir en un punto que no se ha expresado públicamente: el aplazamiento es consecuencia de las dificultades de articulación política del bloque europeo. La Comisión Europea quería que el acuerdo que debe sentar las bases para poner en funcionamiento a la mayor zona de libre comercio del mundo quedara listo esta semana. Las posturas al interior son claras. España y Alemania son los países más proclives a la firma. Francia e Italia aunaron fuerzas en la búsqueda de demorar el acontecimiento tan esperado para complacer a sus sectores agrícolas, protagonistas de bloqueos y protestas. «Nos dicen que hay que firmar ahora. No, no hay un cheque en blanco», advirtió Emmanuel Macron. «No podemos aceptar sacrificar la coherencia de nuestra agricultura, nuestra alimentación y la seguridad alimentaria de nuestros compatriotas por unos acuerdos que no están aún finalizados».
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