mantener su juego, su mente y el liderazgo en el circuito ATP
Carlos Alcaraz afronta uno de los momentos más delicados y decisivos de su carrera tras anunciar el fin de su relación profesional con Juan Carlos Ferrero, el entrenador que le acompañó desde los 15 años y con el que conquistó 24 títulosincluyendo seis torneos de Grand Slam y siendo también el número uno del mundo.
El parón, inesperado por el contexto de éxito y las palabras de la preparación valenciana –“Me hubiera gustado seguir”-, abre un escenario lleno de incógnitas deportivas, emocionales y directivas para carlitosquien ahora tendrá a Samuel López como su nuevo mentor.
Desde 2018, la alianza con Ferrero no sólo ha proporcionado a Alcaraz títulos, sino también una hoja de ruta clara: Profesionalización, disciplina extrema y adaptación acelerada a las tres superficies. del circuito.
Bajo la tutela de Ferrero, Alcaraz fue un diamante pulido con una disciplina espartana. “Juanki” no sólo le enseñó a golpear la derecha; le enseñó a ser profesional, a gestionar esfuerzos y controlar este impulso volcánico que a veces le jugó una mala pasada.
La separación, por tanto, no supone sólo el cambio de técnico, sino Cierre de un modelo de trabajo que definió su identidad competitiva..
Ferrero ha sido mucho más que un entrenador: figura casi paternal, filtro mediático y brújula en decisiones clave de calendario y preparación. Perder este apoyo significa que Alcaraz necesita asumir un papel más importante en la gestión de su carrera.
El tenista palmar, que ya ha interiorizado los hábitos y la metodología de su ahora ex entrenador, se enfrenta ahora al reto de mantener este nivel de exigencia sin la presencia constante de quien se lo inculcó.
Carlos Alcaraz y Juan Carlos Ferrero durante la práctica en Wimbledon.
REUTERS
En términos estrictamente deportivos, el reto es seguir evolucionando, aunque Alcaraz ahora tendrá que hacerlo de otra manera.
El sello Ferrero-Alcaraz ha sido reconocido por un Tenis agresivo y vertical, construido sobre una combinación de potencia y creatividad.con un golpe de derecha dominante, un revés sólido y el uso del drop shot como arma psicológica y táctica.
La patata caliente recae ahora en Samuel López, que deberá decidir hasta qué punto mantener este ADN y cuántos matices introducir para hacer su juego menos predecible para sus rivales.
El riesgo es tocar demasiado el estilo que le llevó a ser el mejor tenista del mundo actualmente. Sin embargo, no evolucionar sería un error: el circuito lo estudió, los rivales encontraron grietasy las exigencias físicas de su estilo te invitan a gestionar mejor tus esfuerzos.
A esto se suma la gestión del calendario y la planificación física. En los últimos años, Alcaraz ha alternado picos de rendimiento con parones por lesiones. Las exigencias del circuito, especialmente para un jugador de su intensidad, requieren una dosificación y La salida de Ferrero implica una reconfiguración de los protocolos de carga, descanso y recuperación.
El espejo del pecador
El momento de la ruptura no es una coincidencia. 2026 promete ser el año de consolidación de una rivalidad generacional con Jannik Sinner.
Mientras el italiano mantiene un bloque técnico rocoso, Alcaraz inicia una reestructuración. El desafío es evitar que este cambio de mando se traduzca en una “curva de aprendizaje” que le haga perder terreno respecto a su mayor rival.
Me cuesta mucho escribir este post… Después de más de siete años juntos, Juanki y yo hemos decidido poner fin a nuestra vida juntos como entrenador y jugador.
Gracias por hacer realidad los sueños de la infancia. Este camino lo iniciamos cuando yo era solo un niño, y para… pic.twitter.com/D4GSxYsZUY
– Carlos Alcaraz (@carlosalcaraz) 17 de diciembre de 2025
Carlos Alcaraz ha decidido soltar la mano que le llevó a la gloria. Es un gesto valiente, quizás necesario, pero lleno de riesgos. El murciano pasó del estatus de promesa vigilada al de un rey que debe aprender a gobernar en solitario su destino.
Como él mismo escribió: “Tengo la tranquilidad de saber que no nos queda nada para dar”. Ahora el desafío es demostrar que lo que Ferrero le ha dado es suficiente para seguir volando sin red.
El Abierto de Australia será la primera prueba decisiva para Alcaraz que, por primera vez en siete años, escuchará un silencio diferente mientras busca consuelo en su banquillo.
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