MARTA DEL CASTILLO | El psicólogo de la Policía que estudió al asesino de Marta del Castillo: «Miguel Carcaño no sabe dónde está el cadáver de Marta»
Fue inspector de policía y es psicólogo, especialista en perfilación criminal, un profiler, dirían en el FBI. Juan Enrique Soto fundó y dirigió la sección de Análisis de Conducta de la Policía Nacional. Una de sus misiones era analizar el comportamiento de asesinos y violadores como José Bretón o el pederasta de Madrid, Antonio Ortiz. El caso de su vida fue, recuerda, el de Marta del Castillo, la joven sevillana de cuyo asesinato y desaparición se cumplen 16 años.
El que fuera inspector Soto participó en las investigaciones para tratar de localizar el cadáver de la joven. Estudió las declaraciones de Miguel Carcaño y le sometió a dos pruebas en busca de la verdad: un análisis de ondas cerebrales y una sesión de hipnosis.
Ya retirado de la policía, Soto, que ha publicado un libro, «Vivir en el asombro. Memorias de un psicólogo criminalista», asegura a este canal de investigación de Prensa Ibérica que «Miguel Carcaño no sabe dónde está el cadáver de Marta«. Se basa, entre otros datos, en los resultados de la prueba P-300 a la que Carcaño fue sometido en el hospital Miguel Servet de Zaragoza en marzo de 2014. «Le enseñamos imágenes de 15 lugares vinculados con el posible lugar donde dejaron el cadáver de Marta», recuerda.
El cerebro del asesino
Soto explica en qué consistió aquella prueba: «Es como un electro, Carcaño miraba las imágenes en Powerpoint. Tenía puesto un gorrito lleno de sensores que miden la actividad eléctrica de su cerebro, así sabíamos cómo reaccionaba a cada imagen». Neurólogos y el equipo de enfermería depuraban esos resultados para ver si alguna de esas imágenes había generado una respuesta en el cerebro de Carcaño.
Soto no olvida lo que ocurrió: «su cerebro solo reaccionó a las tres imágenes vinculadas con la escombrera de Camas«, uno de los posibles lugares donde podían haber dejado el cuerpo de Marta. Después de ver esa reacción, la jefa de la investigación se fue a hablar con Carcaño, que le dijo con palabras lo mismo que mostraban las ondas: el cadáver de Marta «estaba en la escombrera de Camas», una localidad cercana a Sevilla.
«Salimos pletóricos de allí», recuerda Soto, en alusión a las sensaciones entre los investigadores del caso que viajaban de vuelta desde Zaragoza hasta Sevilla. Pero la búsqueda posterior en la escombrera de Camas no dio resultado y aquello quedó como una de las siete versiones diferentes de Carcaño.
El que fuera el principal analista de conducta de la Policía Nacional durante diez años sostiene que Carcaño no mintió esa vez. «Sigo convencido de ello porque la prueba del P-300 funcionó muy bien, los análisis de su cerebro señalan ese lugar. Creo que el cuerpo de Marta estuvo allí y que luego alguien, que ya no fue Miguel Carcaño, lo trasladó y lo llevó a otro lugar». En esa línea, Soto asegura que «Carcaño ya ha dicho todo lo que tenía que decir. Él ya no estuvo en el segundo traslado del cadáver de Marta». Y que, por tanto, no sabe dónde está el cuerpo.
Hipnosis en la comisaría
La otra prueba que el entonces inspector Soto propuso para tratar de encontrar el cuerpo de Marta del Castillo fue realizar una sesión de hipnosis a Carcaño. «Lo hicimos una noche, en la Brigada de Policía Judicial de Sevilla», recuerda el entonces inspector de la Sección de Análisis de Conducta de la Policía Nacional. La sesión fue dirigida por un psicólogo especialista en hipnosis clínica: «La hipnosis te permite focalizar, eliminar distracciones. No se hace pensando que estando en trance el tipo vaya a decir la verdad; no funciona así. Se hace porque estando en trance puede acceder a un recuerdo que tenga borroso en su mente».
Carcaño había dicho a los policías que la noche que ocultó el cadáver de Marta estaba muy oscuro, que iba con la cabeza baja sin fijarse en el recorrido, que estaba en el asiento de copiloto en un coche… Nada concreto ni definitivo. El profesor que dirigió la sesión le hizo tumbarse en un sofá de la comisaría, con el brazo izquierdo siempre en alto. Soto recuerda que la sesión duró «unos 45 minutos» en los que Carcaño «estuvo en trance» y habló de «gasolineras, curvas, palmeras» y otros lugares vagos, siempre con el brazo en alto.
«Nos mentía como un bellaco»
«No nos quedamos satisfechos con los resultados de esa prueba», recuerda Soto. «Antes de la hipnosis le pasamos a Carcaño el cuestionario SIM (un inventario utilizado en psicología para comprobar si alguien miente o finge síntomas de amnesia, un trastorno de memoria o de salud mental), y vimos que nos mentía como un bellaco», explica. En otras palabras, Carcaño estaba fingiendo que no recordaba lo que hicieron con el cadáver de Marta del Castillo.
¿Por qué aceptaba Carcaño participar en esas pruebas si no era sincero? El ex inspector Soto lo tiene claro: «decía a todo que sí porque eso implicaba salir de prisión. La noche de la hipnosis compraron hamburguesas para todos en un burguer cercano a la comisaría. Cuando lo vi ponerse ciego comiendo hamburguesas, patatas fritas y hasta las chocolatinas que había por allí entendí por qué se había prestado a la hipnosis, era simplemente para salir un rato de la cárcel”, explica Soto.
«Un tipo sencillo, simple»
Miguel Carcaño cumple condena de 21 años de prisión por el asesinato de Marta del Castillo. Es el único culpable del crimen. Su amigo Samuel fue absuelto y El Cuco fue condenado por encubrimiento. Su hermano Francisco Javier también quedó libre de culpa. Carcaño está en la cárcel de Herrera de la Mancha y no le han concedido ninguno de los permisos que ha pedido. De sus encuentros con él y del estudio de sus declaraciones, Soto concluye que Carcaño es «un tipo muy sencillo por no decir un tipo simple, sin más recorrido».
Cree que el crimen de Marta fue «algo que se le escapó de las manos a Miguel, que perdió el control. Y a partir de ahí lo ha ido gestionando como ha podido, sin mucha inteligencia ni mucha luz, pero con la suficiente para ir capeando el temporal». Este ex policía y analista de conducta considera que Carcaño «es una persona muy influenciable. Dependiendo de quién le asesore en cada momento, ya sea un familiar o un abogado, se va dejando guiar. Funciona a reacción». Eso explicaría sus cambios de versiones sobre lo ocurrido la noche que mató a Marta y con su cadáver.
«Alguien movió el cadáver de Marta»
Juan Enrique Soto tiene formada una hipótesis de lo que ocurrió en el crimen de Marta. «Carcaño la mató después de que ella se negara a algo y discutieran. Él contó que la golpeó con un cenicero que metió luego en el bolsillo interior de su chaqueta. De hecho, la policía científica encontró un resto de sangre de Marta allí». Sobre lo que ocurrió después, el psicólogo criminalista ve a Carcaño «incapaz de organizar él solo el traslado del cuerpo. Alguien lo ayudó y lo llevaron a la escombrera de Camas». Después, cree que «alguien movió el cadáver de allí para evitar que lo encontrásemos, pero Carcaño ya no estaba, ya no sabe a dónde lo llevaron». Soto tiene una teoría sobre quién pudo ser ese hombre, pero no está científicamente seguro.
El método VERA
Mientras estuvo en la policía, Juan Enrique Soto analizó a otros asesinos como José Bretón, que mató a sus dos hijos en Córdoba, y colaboró en las investigaciones para detener al pederasta Antonio Ortiz, que agredió a cuatro niñas en Madrid. Creó el método VERA de perfilación criminal, que se utiliza ya en varios países latinoamericanos para resolver crímenes.
El caso de Marta del Castillo es su espina clavada. La suya y la de muchos policías que participaron en las investigaciones: «recuerdo que una noche de camino al hotel en Sevilla le comenté a mi compañera –otra psicóloga policial de la sección de Análisis de Conducta- que, si por mi fuera, como psicólogo, había motivos para darle la baja a todos los compañeros que investigaban el caso de Marta. Estaban todos obsesionados con el caso, con encontrarla».
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí