MARZIO G. MIAN | La carrera de Rusia, EEUU y China por los recursos del Ártico: «Putin tiene un mar que antes no tenía»
El Ártico se está derritiendo y grandes potencias como Rusia, Estados Unidos y China llevan tiempo calentando motores para ver quien lo conquista primero. EL CORREO GALLEGO habla con el periodista italiano Marzio G. Mian (Fanna, 1961), que ha dedicado parte de su carrera periodística a tratar de entender lo que sucede en esta región, que poco se cuela en los telediarios y que supone un problema en el futuro para la geopolítica mundial.
[–>[–>[–>En La guerra blanca: en el frente ártico del conflicto mundial habla del Ártico como un «frente invisible» que ya marca el rumbo del siglo XXI. ¿Por qué afirma que el conflicto mundial ya ha comenzado precisamente allí?
[–> [–>[–>Dado que el planeta está superpoblado y cada vez hay más desertificación y más ansias por encontrar recursos, se produce este enorme acontecimiento que fue una consecuencia del cambio climático, y donde tienes esta región, un nuevo continente abierto al descubrimiento y la explotación, e incluso cada vez más habitable. La otra realidad es el momento histórico actual en el que vivimos, en el que, el derecho internacional es débil, casi pasado de moda, al igual que las cuestiones medioambientales. Estamos viviendo un nuevo tipo de colonización. En una época en la que existe la ley del más fuerte, tienes la mitad, incluso más de la mitad del Ártico bajo soberanía rusa, y la otra mitad, bajo soberanía Occidental.
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En el libro dice que «el Ártico es el seguro de vida de Rusia y quizás también el de Putin», ¿qué riesgos reales existen de que Moscú decida ‘disparar su última bala’ desde el norte?
[–>[–>[–>Rusia tiene un mar que antes no tenía, donde puede proyectar su poder. Los grandes imperios eran imperios marítimos, pero Rusia no lo fue, era un imperio terrestre, con una paranoia de no poder defender ese enorme territorio. Pero ahora Putin y Rusia tienen un mar estratégico, aún no es un mar cálido, pero es un punto desde el cual puede llegar al Pacífico muy rápidamente. Es como la situación del Lejano Oeste, y no hay ningún tratado ártico como en la Antártida. Hay una situación salvaje, donde hay tres superpotencias: Rusia, China y Estados Unidos.
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¿Cómo definiría la postura de EEUU en el Ártico? Donald Trump ya ha dado declaraciones de su interés de comprar Groenlandia.
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[–>En los últimos cinco años, aún con la administración Biden, Washington ha dado pasos significativos, donde básicamente han eliminado los intereses chinos, han ampliado la presencia militar, han establecido una presencia diplomática, y han hecho una estrategia real de presencia industrial importante. Con Trump, esto se ha acelerado, porque está claro que Groenlandia está dentro del espacio de influencia estadounidense y para EEUU significa dar un gran salto con el poder ártico. Estados Unidos, a pesar de tener Alaska, nunca se ha sentido realmente una nación ártica. Alaska siempre se ha considerado un cuerpo extraño, una tierra fronteriza, extravagante. Hay operaciones de inteligencia en Groenlandia para presionar al gobierno inuit en términos de orientación geopolítica. El gobierno inuit no tiene gran interés en vincularse con Europa, y por eso creo que Groenlandia acabará entrando en la esfera estadounidense, desde el punto de vista del derecho internacional.
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¿Qué es lo que Trump busca en Groenlandia? ¿Recursos, posición militar, control de rutas, todo a la vez?
[–>[–>[–>Todo junto. Las rutas, más las rutas marítimas, más las rutas militares, y luego, por supuesto, los grandes recursos, como el agua. Luego están los intereses de la nueva élite tecnológica estadounidense, que ve Groenlandia como una tierra de libertad, donde también pueden experimentar una nueva forma de desarrollo social o económico, porque estas son las condiciones ideales para la base de datos y para el almacenamiento, sin necesidad de grandes fuentes de energía.
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La Unión Europea presume liderazgo climático, pero Rusia y EEUU avanzan sobre recursos, rutas y bases militares. ¿Existe realmente una política ártica europea, o Europa llega tarde a esta nueva frontera?
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Bruselas está fuera de juego, sigue hablando el idioma de una época que ya no existe, incluso desde el punto de vista medioambiental. Las posiciones europeas son anacrónicas, pero hay, compromisos científicos muy importantes. Luego están los países árticos europeos, como Noruega, que es un emirato petrolero del norte y que ya ha establecido una importante capacidad militar. Junto con los demás países del norte –Dinamarca, Finlandia y Suecia– hay una alianza casi independiente. Por lo que, cuando en Europa se habla de defensa común, los países del norte ya la tienen. La Unión Europea tiene una política esquizofrénica porque, por un lado, tenemos muchos líderes que no cuentan con el consenso popular y tienen una postura belicista, antirrusa y rusófoba, y por otro lado, tenemos sociedades europeas que son conscientes de que, por ejemplo, desde el punto de vista energético se han cometido errores enormes.
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¿El calentamiento global esta siendo acelerado deliberadamente por quienes se beneficiarían de los recursos y las rutas que hay en el Ártico?
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Obviamente hay todo un mundo que ve el vaso medio lleno y el vaso medio lleno es una gran oportunidad. Explotar los recursos en Groenlandia es complicado, es caro, y por lo tanto, hay que hacer muy bien los cálculos. Si hay grandes inversiones, hay un enorme crecimiento anual, pero las cifras aún no son las del paso de Suez o de Panamá, aunque sin duda lo serán en perspectiva.
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España no es un país ártico, pero sí participa como observador en el Consejo Ártico –aunque el instrumento diplomático se encuentra paralizado desde que Rusia invadió Ucrania– y posee intereses pesqueros y científicos. ¿Qué papel podría jugar España y los países mediterráneos en este nuevo tablero?
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La Península Ibérica también es atlántica, por lo que el Atlántico entra en otra dimensión, y podría formar parte de un nuevo sistema. Los puertos atlánticos ibéricos pueden entrar en una nueva descomposición de la economía del mar. España, al igual que Italia, se ven penalizadas por una concentración de la OTAN que es totalmente septentrional, por lo que el flanco sur de Europa está bastante descubierto. En Europa domina una cultura, un pensamiento nórdico, protestante, en religión y política. Se confirman estos nuevos escenarios del Ártico del Gran Norte, que penalizan a las naciones del sur desde el punto de vista político, cultural y, por supuesto, económico y también militar.
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