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“Necesito vuestra ayuda, sigo sin un diagnóstico definitivo»

“Necesito vuestra ayuda, sigo sin un diagnóstico definitivo»
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  • Publisheddiciembre 29, 2025



El cuerpo también habla. A veces susurra, otras grita. Y cuando eso sucede, obliga a detenerse incluso a quienes viven del pulso.

A los 21 años, Lukene Trujillano Tuvo que pisar fuerte. Ciclista menor de 23 años, criada en el deporte y acostumbrada a medir la vida en vatios, kilómetros y sensaciones, se enfrenta desde hace más de un año a un problema físico que le ha privado de algo más que de rendimiento: la normalidad.

Todo empezó con una pérdida de fuerza en mi pierna izquierda. Luego vino la presión durante el ejercicio, el hormigueo, el cambio de color del pie que se volvió blanco después del entrenamiento o por el frío. Signos preocupantes que, con el tiempo, aparecieron antes y con más intensidad. El cuerpo advirtió. Y cada advertencia dolía un poco más.

Desde entonces, Lukene ha pasado por otro tipo de etapa: la de consultas, pruebas, derivaciones y esperas dentro de la salud pública. Un camino largo, lleno de incertidumbres. Agradece la implicación de los profesionales que la apoyan, pero la realidad pesa mucho: más de un año después, todavía no hay un diagnóstico definitivo ni una solución clara. Y el tiempo, cuando eres joven y deportista, se convierte en un rival incómodo.

Las últimas pruebas marcaron un antes y un después. Un eco Doppler arterial de miembros inferiores, en reposo y después de claudicometría, reveló alteraciones significativas: aumento de la velocidad sistólica, presencia de aliasing y disminución de la presión arterial en las dos arterias ilíacas, así como daño en la arteria femoral izquierda y en la aorta abdominal. Resultados sorprendentes, incluso para el especialista. Aunque los síntomas se concentran en la pierna izquierda, la afectación bilateral complica el caso.

Todo apunta a una posible endofibrosis de la arteria ilíaca, una patología rara pero muy conocida entre los ciclistas de élite y deportistas de resistencia. En España sigue siendo poco frecuente, casi invisible en los circuitos clínicos convencionales. De ahí el bloqueo. De ahí la necesidad de mirar más allá.

Este horizonte está en Bélgica. En Aalst, un hospital con experiencia en este tipo de lesiones deportivas puede realizar las pruebas específicas y, si se confirma el diagnóstico, operar. Pero el desafío es costoso: viajes, estudios avanzados, tratamiento y recuperación. Un gasto imposible de afrontar solo.

Mirando hacia el futuro

Por eso Lukene hizo algo que nunca imaginó: pidió ayuda. Lanzó una campaña de crowdfunding con un objetivo tan claro como valiente: poder encontrar una solución, cuidar su salud y no abandonar el deporte que la define desde pequeña. En pocos días, trece donaciones y más de 400 euros recaudados (puedes apoyar aquí) comenzaron a trazar un camino de esperanza. Mensajes de apoyo, de ánimo y de este empujón colectivo que vale más que cualquier número.

No se trata sólo de volver a competir. Se trata de volver a vivir sin miedo al frío, al esfuerzo, a un cuerpo que falla. Para redescubrir el placer de moverse. Empieza un nuevo año con un deseo tan simple como enorme: volver a estar bien.

Cada gesto cuenta. Cada ayuda crece. Y cada futura pedalada llevará también la fuerza de quienes decidieron tirar del coche cuando la pendiente se hizo más pronunciada.



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