Nos equivocamos al pensar que los que nos hace felices son cosas como el dinero o casas y coches grandes








Cada vez que tengo la oportunidad de entrevistar a un filósofo o pensador moderno, intento hacerle una pregunta que considero esencial: ¿Cuál es el secreto de la felicidad? Las respuestas que recibí y que fueron publicadas en este medio fueron variadas. Algunas personas piensan que no hay ningún secreto, otras piensan que sí. Algunos ven el secreto como algo escondido a plena vista, otros creen que es Una paradoja sin solución.
Todos estos grandes expertos, sin embargo, coinciden en dos puntos esenciales. El primero, que La felicidad no se encuentra en la materia. La segunda, que en esta sociedad moderna e hiperactiva nos hemos confundido haciendo de la felicidad un objetivo cuantificable a perseguir, mientras que la filosofía siempre nos ha hablado de la plenitud como la consecuencia de una vida bien vivida.
¿Existe algún secreto para ser feliz? Quizás no haya uno, sino varios. Infinitos. Uno por cada uno de los pueblos que habitan esta tierra. Y esta breve colección es sólo un humilde intento de resolver esta cuestión imposible.
Donde la felicidad no se esconde


Massimo Piluicci
Es obvio que es más fácil especificar qué no es la felicidad y menos fácil definir qué es. Massimo Pigliucci, experto en filosofía estoica, recordó por ejemplo que la felicidad “no depende de cosas externas como dinero o cosas materiales, pero depende de tener buenas relaciones.
Para Pigliucci, es el secreto a voces de la felicidad. Porque en realidad, dice, no cree que sea un secreto. «El secreto existe desde hace mucho tiempo. Y, sin embargo, parece que mucha gente no lo ve», explica el filósofo. Lo que nos hace felices es relaciones humanas, “Empezando por tu familia, por tus amigos, pero en general también, por tus compañeros, por los desconocidos”, añadió.
Todas las filosofías de vida, incluido el estoicismo, enfatizan este camino hacia la felicidad. El filósofo americano lo resume así: “Tratar a los demás con amabilidad y sensatez.. Y eso es todo. Este es el secreto, lo sabemos desde hace mucho tiempo, pero por alguna razón lo olvidamos.
Insatisfacción material


El español Rafael Narbona coincidiría con el pensador norteamericano. El autor de alabanza del amor Nos explicó que, según él, el secreto de la felicidad consiste en invertir en afectos. «En realidad lo que te da calidad de vida es estar rodeado del amor de tu pareja, de tus hijos, de tu familia, de tus amigos. Y por supuesto, “La felicidad no consiste en acumular bienes materiales.»aseguró en la entrevista que concedió a este medio.
El español, sin embargo, fue más allá y destacó la razón por la que, desde su punto de vista, las cosas materiales nunca pueden hacernos felices. “A la larga, esto produce insatisfacción y aburrimiento”admitió.
«Vivo en un barrio de Madrid que no está mal, pero no es La Moraleja, y tengo vecinos a los que les gustaría vivir allí, y se sienten descontentos de no tener los 3 millones de euros que necesitan. Y cuando tienes este dinero, ya no te alcanza con tener un chalet por 3 millones, quieres uno por 10, una casa en Marbella, un yate y más», ilustró el pensador. Su conclusión fue contundente: “La misión material es como un pacto con el diablo, Todo siempre te parece insuficiente.
después de la felicidad


José Carlos Ruíz
Esta relación entre felicidad y apego a las cosas materiales también fue analizada por otro filósofo español, José Carlos Ruiz, para cuya misión inventó el término “post-felicidad«.
“En el siglo XXI todo el mundo habla de la felicidad como un objetivo y no como un resultado”, nos explicó en una entrevista con Bodymente. Hoy imaginamos la felicidad como un objetivo cuantificable y medible, con elementos a caracterizar. “No lo llamo felicidad”, dijo, “lo llamé posfelicidad, porque creo que no tiene nada que ver con lo que el ser humano históricamente ha descrito como felicidad, sino que hay una mutación del concepto hacia otra cosa«.
La posfelicidad, o felicidad moderna, se ha convertido en una lista de cosas que debemos tener para sentirnos felices. “El contenido de la felicidad es muy tipico del mercado y consumo de imágenes», concluye el experto. «Nos hemos convertido en adictos emocionales y asociamos la felicidad a un estado de ánimo y no a una identidad».
Mira los clásicos


José Antonio Marina
Ante esta felicidad atrofiada del mundo moderno, José Carlos Ruiz nos invitó a pensar en clásicos como Kant o Aristóteles. Y esto es exactamente lo que nos pidió hacer otro gran filósofo contemporáneo, José Antonio Marina. “Aristóteles ya lo dijo”, explica en la entrevista que nos concedió, “ «La felicidad no es un estado, la felicidad es una actividad».
El autor de La vacuna contra la estupidez Nos dio algunas pistas sobre qué es la felicidad. Es una actividad, y “la experimentamos cuando estamos inmersos en una actividad significativa que satisface nuestros deseos esenciales. Cuando no lo hacemos, no lo sentimos.«.
El pensador también nos pidió diferenciar entre la felicidad subjetiva, que es un estado sentimental, intenso y placentero, y la felicidad objetiva. Este último no es un estado emocional, sino una situación objetiva. Aquel en el que, según Marina, nos sentimos protegidos en la búsquedafelicidad, seguros y apoyados, protegidos por derechos y en un sistema de colaboración.
En este mundo justo, esencial para la plenitud, la felicidad debe buscarse en su tercera forma: la felicidad privada. Y para ello debemos “desarrollar la sabiduría para hacerlo de la mejor manera posible con los medios a nuestro alcance», con el fin de satisfacer los tres grandes deseos del ser humano: tener una vida cómoda, relaciones afectivas significativas y un propósito.
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