NUCLEARES ENUSA | El gigante español que alimenta a las centrales nucleares se reinventa antes del apagón total
España se prepara para el apagón nuclear definitivo. El nuevo Plan General de Residuos Radiactivos (PGRR) aprobado por el Gobierno confirma las fechas del cierre escalonado de todas las centrales nucleares entre 2027 y 2035 y su posterior desmantelamiento. El calendario de clausura lo pactaron hace ya un lustro el Ejecutivo y las grandes eléctricas propietarias de las plantas (Endesa, Iberdrola, Naturgy y EDP) y, salvo giro político y revisión de la estrategia energética nacional, es la hoja de ruta vigente hacia el cierre de todos los reactores.
El apagón nuclear provocará una sacudida en el sistema eléctrico nacional (las centrales cubren en torno a un 20% de toda la producción y deberá ser sustituida por renovables y baterías de almacenamiento) y también para toda la industria vinculada al sector nuclear, obligada a adaptarse al nuevo escenario y buscar alternativas. El gigante nacional que proporciona a las centrales nucleares españolas todo su combustible nuclear para poder funcionar acelera busca ahora reinventarse antes del cierre de todas las plantas.
El grupo público Enusa -controlado en un 60% por el holding estatal SEPI y en un 40% por el centro de investigaciones CIEMAT- es el encargado de gestionar la compra conjunta del uranio que necesitan las plantas españolas y también de suministrar el combustible nuclear a cinco de los seis reactores operativos en España (todos menos menos el de la central de Trillo). En los próximos años verá cómo su gran fábrica de Juzbado, en Salamanca, va a ir perdiendo uno a uno a sus clientes nacionales con la clausura progresiva de las centrales de Almaraz (Cáceres), Ascó (Tarragona), Cofrentes (Valencia) y Vandellós (Tarragona).
Y ante esta expectativa de decaimiento progresivo del negocio doméstico, ahora la compañía acelera para impulsar una profunda de diversificación de sus actividades, tanto con la potenciación de su negocio internacional de venta de combustible nuclear (en los países en que ya está presente y entrando en otros mercados) como con el lanzamiento de líneas de negocio totalmente nuevas.
“El plan de cierre de las centrales españolas no es nuevo, es una hipótesis con la que venimos trabajando hace años, por eso estamos impulsando nuevos mercados y nuevas líneas de negocio”, subraya Pablo Vega, director de la fábrica de Juzbado, una instalación estratégica que lleva cuatro décadas suministrando combustible nuclear a las centrales nucleares españolas. “El Plan Estratégico de Enusa hasta 2030 contempla hacer un esfuerzo comercial para captar nuevos clientes en nuevos países y un esfuerzo operativo y de innovación para lanzar nuevos productos”.
Una fábrica puntera en la España vaciada
La fábrica de elementos combustibles para centrales nucleares de Enusa cuenta con una plantilla de 360 trabajadores, prácticamente el doble que todos los habitantes del municipio salmantino de Juzbado en que se encuentra (con 189 vecinos empadronados). Es el motor económico de la zona, generando cerca de un tercio del PIB de la provincia de Salamanca. Y es una instalación puntera en su sector y con un papel clave en el engranaje de la industria nuclear europea. “Tenemos difícil competir por precio, porque producimos diferentes modelos y eso nos hace tener producciones limitadas. Nuestra manera de competir es diferenciarnos por calidad, por tener capacidad tecnología propia y específica para los clientes”, dice el director de la factoría.
La fábrica de Juzbado se puso en marcha en 1985 y sólo cuatro años después ya se estrenó como exportador de sus productos a otros países. Enusa suministra actualmente a centrales nucleares de Francia, Bélgica, Suiza, Suecia y Finlandia. Ahora en torno a un 60% de la producción de combustible nuclear de la planta se exporta. El cierre escalonado del parque nuclear español hará que la proporción vaya subiendo ya en los próximos años, con el objetivo de llegar al final de esta década exportando entre 70 y un 80% de la producción.
La dirección de Enusa trabaja para sumar más centrales nucleares como clientes en países en que ya está presente, singularmente Suecia y Finlandia, y también para entrar en nuevos mercados aprovechando los programas con los que algunos países europeos quieren estrenarse en la energía nuclear (como Polonia) o con los que estudian ampliar el parque con que ya cuentan con más reactores (como República Checa o Países Bajos).
“Salvo en España y Alemania, el debate de de ampliar las nucleares o entrar en la nuclear está abierto en todos los países de la Unión Europea. El futuro es prometedor, pero el futuro es dentro de diez años”, explica Pablo Vega, en referencia a la extensión de los plazos para planificar, diseñar y construir nuevas centrales. Además de buscar oportunidades en otros países europeos, también se explora entrar en los ciclos de combustible nuclear de países de Oriente Medio con programas nucleares en marcha, singularmente Emiratos Árabes Unidos.
“Hay planes para construir muchas nuevas centrales, pero para dentro de unos años. Ahora mismo hay un exceso de producción en el sector”. De hecho, Juzbado actualmente sólo aprovecha poco más de la mitad de su capacidad máxima, con una producción de unas 270 toneladas de combustible nuclear frente a un potencial de 500 toneladas.
Alternativa para romper con Rusia
La planta de Enusa produce simultáneamente combustible nuclear y las estructuras para utilizarlo tanto en centrales de agua a presión (PWR) como de plantas de agua en ebullición (BWR), y ahora se dispone a dar un salto para sumar una nueva línea de producción en plena convulsión geopolítica por la guerra de Rusia y Ucrania. Muchos países del norte y del este de Europa, de la antigua órbita soviética, tienen operativas centrales nucleares que utilizan elementos combustibles de diseño ruso. Y tras la invasión militar rusa sobre Ucrania, algunos de estos países se lanzaron a buscar alternativas de suministro de combustible nuclear para poder romper con Rusia.
Enusa participa como socio en uno de los proyectos, liderado por el gigante Westinghouse, que buscan suministrar combustible del tipo VVER-440 a centrales de países que quieren dejar de depender de la industria rusa, especialmente Finlandia y Suecia. Un plan subvencionado por la Comisión Europea para apoyar la autonomía estratégica de los estados miembros frente al Kremlin. Desde la compañía española se espera cerrar el contrato con dos reactores de Finlandia de manera inmediata e iniciar la producción y el suministro en 2025.
La fábrica salmantina ya suministró a centrales finlandesas este tipo de combustible VVER-440 entre 2001 y 2007, y casi dos décadas después la producción se reactivará. “El objetivo es dar la posibilidad a estados miembros de la UE de la antigua Europa del Este de conseguir la autonomía de Rusia”, apunta Vega. “No todos los países están dispuestos a renunciar al suministro ruso, porque es mucho más barato”, admite, pero el directivo ve potencial para seguir creciendo en este tipo de producto porque en Europa son 16 los reactores que utilizan este tipo de combustible.
Entrar en nuevos negocios
El cierre escalonado de las centrales nucleares españolas hasta el apagón total promete ir dando mordiscos a los ingresos actuales de Enusa (la facturación total fue de 295 millones de euros en 2023, un 8% más que el año anterior), pero el desmantelamiento de todos esos reactores puede acabar abriendo una nueva vía de negocio, aunque muy menor en comparación con la actividad del suministro de combustible nuclear.
El grupo Enusa, comandado por Mariano Moreno como presidente, busca intervenir directamente en los complejos trabajos de desmontaje de las propias centrales nucleares a las que ahora suministra elementos combustibles y que se extenderán al menos durante las próximas dos décadas. El plan pasa por participar en las tareas de desmantelamiento de los reactores -encomendadas a la compañía estatal Enresa- con el uso de drones y de robots especialmente dedicados a la medición de radioactividad durante los trabajos.
Además, Enusa y la también pública Ensa (cuya labor principal es la fabricación de contenedores para residuos radiactivos) han puesto en marcha conjuntamente un proyecto para construir un laboratorio portátil para el tratamiento de los miles de toneladas de desechos de media y baja radiactividad que generará el desmantelamiento futuro de los reactores. Una instalación de dos plantas que será desmontable por partes y que será portátil para poder transportarse por módulos para llevarlo de una planta nuclear a otra cuando sea necesario.
Enusa también pretende participar en la que puede ser una revolución dentro de la industria nuclear. Aún en ciernes y a la espera de los avances tecnológicos que lo hagan viable, empresas energéticas y Administraciones de diferentes países buscan impulsar los futuros pequeños reactores modulares (SMR, por sus siglas en inglés), que serviría para agilizar el despliegue de nuevas instalaciones de energía nuclear sin necesidad de sólo construir grandes plantas como hasta ahora.
La Comisión Europea lanzó este mismo año la Alianza Industrial Europea para Pequeños Reactores Modulares, con el objetivo de sumar empresas y centros de investigación capaces de desarrollar la tecnología necesaria para impulsar el despliegue de las pequeñas centrales nucleares a partir de 2030 y también dar apoyo directo a algunos de los proyectos. Enusa ya se ha incorporado a la iniciativa en busca de entrar en el negocio de suministrar combustible nuclear a este nuevo tipo de reactores.
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Enusa, en paralelo, también trabaja para poder ofrecer servicios de análisis de laboratorio de dosis de radiación del personal a las centrales nucleares y a otras instalaciones nucleares. La compañía ya ha solicitado la autorización al Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) para poder realizar trabajos de dosimetría interna para terceros con su laboratorio de la planta de Juzbado, un servicio que ahora sólo puede ofrecer Ciemat.
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