ORGULLO LGTBI BUDAPEST | Jaume Collboni y Ada Colau, en la marcha del Orgullo LGTBI prohibida en Budapest
La comunidad LGTBIQ+ se enfrentará a la prohibición del desfile del Orgullo impuesta por el gobierno ultraconservador de Viktor Orbán con una gran manifestación este sábado en Budapest. Desafiando una nueva ley en Hungría que niega el derecho de protesta al colectivo y la amenaza de la extrema derecha, el alcalde de Budapest, el ecologista Gergely Karácsony, se arriesga a ir a prisión por acoger la marcha del Orgullo, que comenzará a las dos del mediodía en el centro de la capital. Alcaldes, diputados y defensores de los derechos humanos de toda Europa, así como varios políticos catalanes y españoles, asistirán para mostrar su apoyo. «Eso también nos dará seguridad a nosotros», asegura Dorottya Rédai, directora de la Asociación de Lesbianas Labrisz.
Junto con los alcaldes de París, Atenas o Ámsterdam, entre otros, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, asiste invitado por Karácsony. De este modo, el socialista reafirmará “el compromiso de Barcelona en la defensa de los derechos humanos, las libertades individuales y los valores democráticos propios de los valores europeos”, afirma el Ayuntamiento en un comunicado.
Por parte del gobierno español, asistirán la vicepresidenta Yolanda Díaz y el ministro de Cultura, Ernest Urtasun, que estarán acompañados de varios dirigentes de Sumar y los Comuns, como la exalcaldesa Ada Colau y el eurodiputado Jaume Asens.
Contramanifestación de extrema derecha
El alcalde de Budapest ha advertido que el recorrido de la protesta podría modificarse a última hora para evitar enfrentamientos con las contramanifestaciones de extrema derecha, que sí han obtenido autorización policial, a diferencia del desfile del Orgullo.
Rédai admite que la situación aún es “muy confusa” legalmente por los recursos judiciales y las discrepancias entre el Ayuntamiento de Budapest y el gobierno de Orbán. «El alcalde se la está jugando», asegura. También los manifestantes se exponen a penas de hasta un año de prisión o multas de hasta 500 euros.
Orbán ha amenazado con emprender represalias legales contra los organizadores y asistentes, y también ha advertido que la policía puede dispersar la manifestación. “Somos adultos y recomiendo que cada uno decida lo que quiere hacer, que respete las normas… Y, si no lo hace, que asuma las consecuencias legales que eso conlleve”, declaró Orbán el viernes en la radio estatal húngara.
Preguntada sobre la reacción policial, la directora de Labrisz se muestra “optimista”: “No creo que la policía use cañones de agua o gases lacrimógenos porque será una protesta pacífica”. Está convencida, no obstante, de que los ultras intentarán “provocarles”. Ella confía en la experiencia de los organizadores para resistir y mantener la marcha sin disturbios. También en que la protesta sea masiva: más de 50.000 personas, según sus cálculos.
Prohibición del Orgullo
En 2020, la entidad que dirige Dorottya Rédai publicó un libro de cuentos de hadas reimaginados con personajes y temas relacionados con personas LGTBIQ+, que fue atacado por el gobierno de Orbán hasta el punto de que aprovechó para promulgar una ley que prohíbe la representación de personas LGBT en materiales escolares o programas de televisión dirigidos a jóvenes. Es la polémica ley sobre “protección de la infancia” con la que ahora se justifica la supresión del derecho a protesta y que está en manos de los tribunales de la UE.
El 18 de marzo, el Parlamento húngaro aprobó una modificación de la ley sobre el derecho de reunión para “prohibir las asambleas que vulneren” la ley de “protección de la infancia”. Es decir, protestas o reuniones públicas del colectivo LGTBIQ+. Con la entrada en vigor de la nueva ley, las autoridades húngaras pueden usar tecnologías de reconocimiento facial para identificar a los manifestantes e imponer multas de hasta 500 euros, exponiéndolos a delitos penales y hasta un año de prisión. Aprovechando la mayoría absoluta del Fidesz, el partido de Orbán, la cámara ratificó una reforma de la constitución para blindar la prohibición.
En un clima de represión homófoba, el Orgullo en Hungría nunca ha sido una celebración festiva “como si fuera un carnaval”, sino más bien una “manifestación por los derechos humanos”, explica Labrisz. En los últimos años, la protesta ha ido creciendo debido a las políticas anti-LGTBIQ+, pero este sábado se espera que sea multitudinaria, a pesar de las amenazas.
Aunque el alcalde de Budapest, el político ecologista Gergely Karácsony, autoriza la protesta según la normativa municipal, la policía la ha prohibido siguiendo órdenes del gobierno para aplicar la ley estatal. En cambio, las fuerzas policiales sí han permitido una manifestación de extrema derecha el mismo día y en la misma zona del tradicional desfile del Orgullo de Budapest.
“El Orgullo es más que una marcha, es una celebración del amor, la diversidad, la igualdad y la libertad de ser uno mismo. En Hungría, esa libertad está siendo atacada. El derecho a la libre reunión es un pilar de la democracia y el gobierno húngaro intenta que sea opcional de forma peligrosa”, advierte Human Rights Watch en un comunicado.
Más representación de Catalunya y España
Decenas de políticos y representantes de entidades de derechos humanos de toda Europa han viajado a Budapest para apoyar al colectivo LGTBIQ+ de Hungría. Por ejemplo, Amnistía Internacional ha enviado unos 70 delegados de 17 secciones europeas.
Desde Catalunya, el Parlament ha enviado una delegación de diputadas: la vicepresidenta primera, Raquel Sans, y las diputadas Sara Jaurrieta (PSC-Units), Ennatu Domingo (Junts), Tània Verge (ERC) y Susanna Segovia (Comuns).
El Parlamento Europeo enviará unos 70 eurodiputados, entre los cuales también estarán la socialista Iratxe García y la eurodiputada de Podemos Irene Montero.
Reacción de la UE
Bruselas finalmente ha enviado a la comisaria de Igualdad, Hadja Lhabib, quien el viernes compareció en rueda de prensa con el alcalde de Budapest y los organizadores del Orgullo, denunciando que el Fidesz “fomenta el odio” hacia el colectivo LGBTI, contradiciendo así los “valores de la UE”. “No podemos permanecer pasivos ni tolerarlo”, afirmó la belga, que aún está decidiendo si participará o no en la protesta.
La Comisión Europea ha intentado un giro de última hora, ya que pretendía impedir que todos los comisarios asistieran a la protesta, tal como adelantó ‘Euractiv’. A finales de mayo, este medio aseguró que la oficina de la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, pidió a los miembros de su ejecutivo que no viajaran a Budapest por el Orgullo para no generar “tensiones internas” ni “provocar” a Orbán.
A medida que se acercaba la fecha de la protesta, Von der Leyen ha ido elevando el tono contra el líder húngaro, hasta el punto de enfrentarse a él en las redes sociales. “Pido a las autoridades húngaras que permitan la celebración del Pride Budapest. Sin temor a ninguna sanción penal o administrativa contra organizadores o participantes”, reclamó Von der Leyen. En respuesta, Orbán instó a Bruselas a “abstenerse de interferir en los asuntos de aplicación de la ley de los Estados miembros, donde no tiene ningún papel que jugar”.
Con todo, la CE no quiere que la comisaria participe en la manifestación si está prohibida, para no escalar el conflicto con Orbán en un momento en que Bruselas intenta convencerlo para aprobar nuevas sanciones contra Rusia por la guerra en Ucrania.
La Comisión Europea ha llevado a Hungría ante el Tribunal de Justicia de la UE por la primera ley sobre “protección de la infancia” y no descarta abrir un procedimiento de infracción contra Budapest por la nueva ley, ya que cree que vulnera derechos fundamentales, especialmente el de reunión y asociación. Un nuevo expediente que podría engrosar la lista de críticas por la deriva autoritaria de este país, que entró en la Unión Europea en 2004 comprometiéndose a respetar la Carta de Derechos Fundamentales de la UE. Entre ellos, el derecho de manifestación de todos los ciudadanos.
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