“Para ser feliz tienes que dejar de culpar a los demás de lo que te pasa. Solo cuando entiendes que tu sufrimiento es tu herencia, puedes transformarlo”





Nadie está a salvo del sufrimiento. Esta es una de las primeras lecciones que aprenderá cualquiera que se acerque al budismo, porque su primera máxima es simple: el sufrimiento es parte de la vida, y tarde o temprano llegará a la tuya. El caso es, ¿Cómo reaccionarás cuando esto suceda? Cuando te enfermas, cuando pierdes a un ser querido, cuando te sientes traicionado, cuando las cosas no salen como esperabas. ¿Qué piensas hacer entonces?
Para muchos, la respuesta está en el victimismo. Sentirse víctimas de lo sucedido les hace sentir que ya no tienen que hacerse responsables del sufrimiento y, sin darse cuenta, quedan encadenados a él. Libérate del papel de víctima, asegura el gran maestro budista Thich Nhat Hahn– ese mismo que nos dice que el momento presente está lleno de alegría si estamos atentos – es el primer paso para poder seguir adelante.
tu no eres la victima
imagínate en el papel de víctima aporta cierto alivio. No tienes que responsabilizarte del dolor que sientes, otros lo causaron. Sin darte cuenta, el ego te ciega y te encadena al sufrimiento, pero estás tan cegado por esta idea del “yo” que se ha instalado en tu mente, que ni siquiera te das cuenta de esta esclavitud.
Pero la gran lección del maestro budista Thich Nhat Hahn va en otra dirección. “Escuchando nuestro propio sufrimiento, debemos abandonar la idea de que somos víctimas«, podemos leer en su libro. como escuchar.
«Nuestra falta de autoestima y nuestra ira nos acompañan desde hace mucho tiempo. Son grandes obstáculos en nuestro camino de práctica. Debemos reconocerlos. Debemos ver que nuestro sufrimiento es nuestra herencia. Sólo esta comprensión nos ayudará a liberarnos», añade.
Las palabras de Hanh son profundas, porque no tiene sentido seguir negando lo obvio cuando está tan claramente señalado. Somos nosotros, con nuestro deseo de aferrarnos al papel de víctima, quienes nos condenamos a sufrir más de lo necesario.
El costo emocional de la victimización


Thich Nhat Hahn nos presenta una poderosa reflexión nacida de la filosofía budista. Y esto, casi como por arte de magia, se entrelaza con lo que sabemos sobre la mente humana gracias a la psicología.
Y la ciencia que estudia la mente humana lo dice muy claro: El estatus de víctima tiene un costo emocional muy alto.. Deteriora la autoestima, aumenta la frustración y la desesperanza y, en última instancia, afecta gravemente las relaciones y la salud mental.
Ser víctima nos hace sentir dependiente de la validación externaporque nos lleva a buscar continuamente en los demás la confirmación de nuestro propio dolor, el lugar donde desarrollar nuestros recursos internos. Esto nos afecta no sólo en términos de autoestima, sino a largo plazo. puede dañar nuestras relaciones. Quejarse, culpar o exigir atención continua agotan a quienes nos rodean, alejan a quienes nos aman y acercan a quienes perpetúan vínculos tóxicos.
Independientemente de si caer o no en esta trampa nos impide liberarnos del sufrimiento, como explica Thich Nhat Hahn, una cosa está clara.: su costo emocional es demasiado alto para seguir pagándolo. Es urgente dejar de colocarnos en el papel de víctima.
Liberar el sufrimiento


Para Thich Nhat Hahn, la clave es aprender a dejar de lado este sufrimiento. Y para ello, escribe en su libro, hay que decir: «Estoy aquí para ti. Te cuidaré y te transformaré». De este modo, prosigue el docente, “nuestra tendencia a culpar a los demás de nuestro sufrimiento, creyendo que es su culpa, se desvanecerá naturalmente«.
La teoría es sencilla, pero en la práctica siempre necesitamos ayuda. Por eso los diseñamos. consejos prácticos que encontramos en la psicología para escapar de la victimización y, como decía el Maestro Hanh, avanzar y soltar el sufrimiento.
-Reconocer el problema. El primer paso es siempre ser consciente de ello, porque muchas veces la victimización pasa desapercibida. Puedes notar esto si tiendes a explicar situaciones buscando lo que hicieron los demás, en lugar de concentrarte en lo que tú podrías haber hecho de manera diferente. Si tiendes a pensar “esto sólo me pasa a mí”, “nadie me entiende” o “no hay nada que pueda hacer”, probablemente caigas en este rol.
-Cambiar enfoque. La victimización se alimenta del “por qué” y busca culpables. Al centrarse en el «por qué», se conecta con el aprendizaje y su poder personal. Dejas de ser espectador y te conviertes en protagonista.
-Reconocer tu capacidad de elegir. Desde la psicología cognitiva sabemos que incluso en situaciones que no elegimos, podemos decidir cómo reaccionar. Pregúntese qué está bajo su control en este momento y recuperará la percepción de control necesaria para escapar del papel de víctima.
-Cambiar la denuncia a una acción.. Quejarse de lo que hacen los demás sin poner límites, pedir lo que se necesita o tomar decisiones es una forma de victimización encubierta. La próxima vez que te quejes, pregúntate: ¿Estás esperando que algo cambie sin tener que cambiar nada tú mismo?
-Practicar el autocuidado, no el autosabotaje. A veces el victimismo es una forma de protegerse del dolor o del miedo al fracaso. “Si soy una víctima, no necesito actuar, ni correr riesgos ni cometer errores”, dice nuestro inconsciente. Conectar con tus emociones, validarlas y pedir ayuda cuando la necesitas es una forma saludable de cuidarte, sin caer en una autocompasión paralizante.
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