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Patricia Paulo: “La enseñanza de Buda te ayuda a vivir mejor, a liberarte del sufrimiento” | Viajes | El Viajero

Patricia Paulo: “La enseñanza de Buda te ayuda a vivir mejor, a liberarte del sufrimiento” | Viajes | El Viajero
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  • Publishedjunio 24, 2025



Patricia Paulo es una enciclopedia viva: hay pocas cosas que no conozca sobre las religiones del mundo, y contagia sin esfuerzo su emoción y entusiasmo por cada una de ellas, sobre todo por el budismo, que es en la que más ha profundizado. Esta argentina de raíces españolas e italianas lleva desde 2017 guiando algunos de los viajes más populares de EL PAÍS Viajes a destinos como la India, Nepal o Japón, pero siempre en clave espiritual.

Además de Licenciada en Ciencias de la Comunicación, está especializada en Relaciones Humanas; es investigadora de las grandes enseñanzas dadas a la humanidad por filósofos, religiones y escuelas de pensamiento; es coach y terapeuta holística y, recientemente, también profesora de yoga. Charlamos con ella para conocer mucho más sobre sus viajes y todo aquello que ofrece en cada uno de ellos.

Pregunta. ¿Cómo empezaste a interesarte por las religiones y, especialmente, por el budismo, que es la doctrina de la que más hablas en tus viajes?

Respuesta. Desde que tengo uso de razón. Todo lo espiritual fue siempre importante en mi vida. No tanto porque mi familia fuera practicante, aunque es verdad que nací en una familia católica cristiana y, por supuesto, tenía la base de los sacramentos básicos y demás, pero no era una familia que me empujara a seguir algo religioso, sino que fui yo quien se interesó. Es más, te diría que era más espiritual que todos los demás.

P. ¿Lo heredaste de alguien?

R. Sí, de mi abuela. Mis tías siempre recordaban que decía las mismas cosas que ella; y murió cuando yo tenía solo dos años. Sobre los 18 años, aproximadamente, estaba en una búsqueda más espiritual; buscaba algo que no solamente fuera una religión, sino que también me ayudara a estar mejor. No me interesaban tanto lecturas que fueran informativas, sino que me ayudaran a mí, en definitiva, es como que buscaba esa perfección como ser humano; ser mejor persona. Me fueron llegando distintas personas, situaciones de la vida, distintas corrientes filosóficas y religiones como el budismo, que para mí fue un mundo que se abrió.

P. ¿Qué tenía que tanto te atrajo?

R. Me pareció muy práctico, muy claro y fácil de aplicar en tu vida. Es lo que yo trato de hacer en mis viajes, que no solo te quedes con la teoría sino que la puedas aplicar en ti para ser mejor.

Patricia es una de las guías expertas que realiza viajes a la India, Nepal y Japón con EL PAÍS Viajes.

P: ¿Por dónde empezaste?

R: Por supuesto que con la historia. La leyenda del príncipe Siddhartha Gautama era para mí tan solo una leyenda, algo que existía pero que no era tangible. Empecé a profundizar más en la filosofía budista y me encontré con que la enseñanza de Buda realmente va más allá de la historia; se trata de una formación que te ayuda a vivir mejor, a liberarte del sufrimiento. Además, tuve la oportunidad de viajar a la India y al lugar donde él había nacido —sabía que existían estos sitios, pero no estaba tan segura de lo que iba a encontrar, porque estamos hablando de hace 2.600 años—. Este viaje lo hice entre el 2000 y 2005. Después volvería muchas más veces.

P. ¿Qué significó para ti esa primera vez en la India?

R. Para mí el viaje a la India fue muy movilizante porque, justo cuando llegué, me sentí como si estuviera en casa. Me sentía en un lugar donde lo espiritual va por delante, porque realmente lo que sucede en estos países (y es por eso que me encantan) es que a nivel de sociedad, a nivel de conciencia de las personas, lo prioritario es lo interno, la inofensividad, la bondad… Es verdad que te encuentras con situaciones físicas más limitadas y quizás están más descuidadas, pero ahí es cuando siempre hacemos el comparativo de que en realidad en estos viajes hay un trabajo más interno que externo: verás muchas carencias en lo externo, pero internamente son mucho más ricos y más cuidados que en el mundo occidental, donde quizás se cuida mucho lo externo, la apariencia, lo material, y lo interno se cuida menos.

P. ¿Qué te llamó más la atención y te sigue llamando ahora mismo?

R. Me llama la atención cómo todas esas religiones con distintas realidades conviven y se integran perfectamente; en algunas ocasiones, se rozan unas con otras y viven en perfecta armonía. El súmun fue cuando llegué a los lugares sagrados donde se sitúa la historia de Buda y me di cuenta de que no era una leyenda. Él nació hace 2.600 años, pero fue el hijo de un rey que, además, vivió hasta los 80 años impartiendo sus enseñanzas, movilizando a más de 5.000 personas y transformando a infinidad más.

Muchos llegaron a alcanzar la iluminación gracias a esa enseñanza y, por eso, aquellos lugares quedaron registrados. Ashoka, un rey sanguinario que se convirtió al budismo, volviéndose compasivo, contribuyó a la expansión de esta doctrina fuera de India y marcó los lugares exactos donde estaba registrado el nacimiento de Buda; el lugar donde vivió; donde se iluminó; donde daba sus sermones… Gracias a él se pueden conocer a día de hoy.

P. ¿Qué ocurre después de ese viaje?

R. Voy profundizando más y más; en cada viaje siempre lo hago. Nunca hay uno igual. A medida que voy viajando a la India voy encontrándome con el hinduismo, los Sikhs, el jainismo, etcétera. Todo me intriga y quiero saber más. Entonces empiezo a estudiar y a ver cómo funcionan estas religiones, cómo fueron creadas, qué es lo que hacen… Quería comprenderlas sin juzgar, y llegué a la conclusión de que en todas hay espiritualidad. Siento mucho respeto cuando me acerco a ellas., y cuando tengo la oportunidad lo practico con ellos. O sea, si voy a un centro budista, soy budista; si voy a una iglesia católica, soy católica; y cuando voy a un centro sikh, soy un sikh. Y así hago en cada lugar que piso.

Recibiendo una bendición en la India.

P. La religión católica tiene sus propias normas de comportamiento, que más o menos todos conocen. Pero, al visitar un templo budista, muchos no saben cómo comportarse. ¿Qué es lo principal que debe tenerse en cuenta?

R. Claro, cada uno de estos lugares tiene distintos protocolos. Sobre todo, el más importante es en Japón. En el budismo, lo primero que hay que tener en cuenta, es que no se adora al Buda en sí mismo, sino que lo que se hace es practicar su enseñanza y tratar de entenderla. Porque la enseñanza es una doctrina de sabiduría, y por lo tanto requiere el estudio y la comprensión.

Lo primero que ellos valoran es que uno sea ser humano, porque ellos creen en la reencarnación y consideran que cuando tú naces como ser humano es tu gran oportunidad de aprender la enseñanza. Has de tener un nivel de conciencia suficiente para recibir esa enseñanza, comprenderla e inclusive llegar a compartirla.

El budismo se basa en cuatro verdades: conocer que existe el sufrimiento; reconocer el sufrimiento tanto tuyo como en el mundo; darse cuenta de las causas de ese sufrimiento; y saber que puedes liberarte de ese sufrimiento y el modo en el que te liberas de él, que ellos lo resumen en ocho pasos. Es la rueda del Dharma, la rueda de la evolución de la enseñanza. El Dharma es la enseñanza.

Practicando esas cuatro nobles verdades, y con esos ocho pasos, uno empieza a generar méritos y conciencia para poder aprender las enseñanzas del Buda, que te van a sacar de situaciones de sufrimiento. Y eso lleva a desarrollar en los seres humanos la compasión, la generosidad, la gratitud y otras grandes cualidades, que ellos ofrecen como prácticas que debemos tener incorporadas en nuestra vida diaria.

P. ¿Qué pasa después?

R. Cuando la persona se transforma y deja de sufrir, lo que le surge es la gratitud. Y de ahí viene la adoración al Buda. Cuando uno va a un templo budista debe poner las manos juntas en el pecho, a la altura del corazón, dando gracias a lo más sagrado que tenemos; o las manos puestas a la altura de la mente, entregando nuestra mente al Buda. Cada vez que tú haces eso, estás sumando méritos para poder seguir aprendiendo más.

Otra cosa que hay que tener en cuenta es que nunca, por ningún motivo, se le da ni la espalda, ni se sienta uno con los pies apuntando hacia una imagen de Buda, porque consideran que la cabeza es lo más elevado que tenemos y los pies lo más bajo que tenemos. Los pies siempre tienen que estar en posición de loto, mostrando respeto a la deidad. También se le pueden hacer ofrendas: incienso, porque es purificador; flores; agua; perfumes; aromas… Debemos descalzarnos porque es una señal de respeto, aparte de por higiene, y recitar algunas enseñanzas, porque en el budismo no hay un rezo, sino que se recita la enseñanza de Buda.

P. ¿Y cuáles son?

R. Los sutras son los sermones, las enseñanzas que Buda compartió. Sutra significa hilo conductor, y eso quiere decir que el sutra en sí mismo, la enseñanza del Buda, no es la iluminación, sino lo que te sucede a ti después de recitarlo. Es como cuando lees un libro: terminas, te haces un proceso mental interno y, de golpe, entiendes muchas cosas que no están escritas en el libro, pero es el efecto que viene después de esa lección.

Eso es lo que hace el sutra, y a lo que conduce es a la iluminación. Por eso, cuanto más se aprende, cuanto más se recita, más vas evolucionando, más vas despertando tu visión y mejor trabajas esos ocho pasos. Correcta observación, correcta concentración, correcta meditación, mejoras tu forma de pensar, tu forma de hablar, tu forma de actuar y tu forma de vivir con el correcto esfuerzo.

P. Aparte del budismo, también te fascina el hinduismo. ¿Por qué?

R. El hinduismo tiene más de 5.000 años, y no es una religión en sí, sino que tiene que ver con una civilización. Tiene muchísima información que se ha aplicado en el mundo desde distintos lugares; y a nivel de la parte religiosa, ellos adoran a los dioses, que son representaciones de energías poderosas y universales. Tienen, además, muchísimas imágenes, y cada una de ellas tiene un significado y un simbolismo, unas características diferenciadoras.

En el hinduismo las adoraciones son aartis, celebraciones de bendiciones donde hay un Brahman, que sería como el sacerdote, el que está conectado con el dios, pidiendo y orando constantemente, a veces en voz alta, como un cántico. Es muy impresionante porque, además, hay un momento en el que se llevan las ofrendas, se bendicen y luego te las devuelven bendecidas para que te las lleves a tu casa (el Prasad). También marcan el tercer ojo como símbolo de protección, y cada templo hindú tiene una forma diferente de pintar tu frente. Dependiendo del dios que veneren, el tilaka (dibujo) que te van a hacer en la frente será diferente.

P. ¿Esto lo viven contigo los viajeros de EL PAÍS Viajes?

R. Sí, por supuesto. A mí me encanta cuando vamos a la India y llevamos a la gente a Benarés, que es la ciudad más sagrada del hinduismo. Allí, todos los días a las seis de la tarde hay un aarti frente al río Ganges. Es cierto que ese aarti es más turístico, pero es muy especial porque es como si fuera una coreografía de cinco sacerdotes al mismo tiempo ofreciendo fuego, flores, agua, incienso… Parece un festival de luz y sonido. Normalmente, suelo cerrar el viaje siempre allí, porque creo que te llevas un recuerdo muy bonito de lo que es la India y te vas haciendo tu ofrenda también al río Ganges. La idea de mis viajes es que la gente lo experimente y que lo viva por sí misma.

P. ¿Qué más hacéis en vuestros viajes?

R. Además de conocer el budismo e hinduismo, que son las religiones más fuertes, también nos encontramos con los Sikhs. Visitamos su lugar más sagrado, Amritsar, y también aprendemos sobre sus enseñanzas. Ellos trabajan sobre la conciencia de igualdad entre los seres humanos; y ofrecen alimentos gratuitamente durante todos los días, al mediodía y a la noche. En Delhi son más de 70.000 comidas diarias. Todos son voluntarios y todos comen la misma comida sentándose en el mismo lugar. No importa de qué casta sean o qué nivel tengan, todos son iguales.

También nos acercamos al jainismo, que es una religión muy particular porque fue fundada por Mahavira, que era contemporáneo de Buda. Había como una competencia entre Mahavira y Buda; Mahavira daba también sermones hasta en los mismos lugares donde los impartía Buda en la misma época. Lo que trabaja Mahavira es la inofensividad, van ligeros de ropa y tiene una conexión muy importante con la naturaleza. El ejemplo número uno del jainismo fue Mahatma Gandhi, que movió el mundo desde esa conciencia. Cuando vamos a Delhi visitamos los lugares de Gandhi y hacemos ofrendas.

Patricia en Lumbini, el lugar de nacimiento de Buda.

P. Uno de tus viajes más populares es el de Tras las huellas de Buda. Nepal e India. ¿Qué destacarías de este viaje?

R. En este viaje próximo, el 8 de octubre, empezamos por Nepal. Allí podremos ver los lugares sagrados, y luego bajar al lugar donde nació Buda, a Lumbini, que actualmente pertenece a Nepal. Esto hay que hacerlo con un autobús privado, por carretera, porque no hay forma de hacerlo con transporte público. No existe esta ruta. Nuestros grupos son reducidos para poder compartir cómodamente.

Después de Nepal, seguimos haciendo toda la ruta del Buda y terminamos en Benarés, para conocer el hinduismo y el jainismo. Además (que está hecho con toda la intención), el viaje coincide con el Diwali, el festival de las luces o el Año Nuevo para los hindúes, que celebran la llegada de Lakshmi, que es la diosa de la prosperidad. Son cinco días de celebración, donde en uno de ellos se hace una cena familiar, hay fuegos artificiales y lo vemos en persona, y lo compartimos con una familia local para poder celebrarlo juntos.

P. ¿Qué es lo que suele gustar más en estos viajes?

R. Que no es solamente un viaje turístico en el que se visiten los lugares de mayor relevancia cultural, sino que hay una experiencia inmersiva donde podemos comprender y recibir eso que sucede solamente para los locales. Vivimos la historia de hace 2.600 años en el mismo lugar donde sucedió, y por lo tanto, la experiencia es muy potente para los viajeros.

Lo que yo aporto es el toque profundo; en el viaje de Japón no solo les explico las diferencias del budismo zen, sino que les enseño muchas prácticas como la ceremonia del té, la caligrafía… En Nepal tenemos experiencias con cuencos tibetanos y, en el caso de Diwali, vamos a una casa de una familia para compartir y participar con ellos de la ceremonia. Visitamos templos que son poco visitados pero vamos bien preparados.

P. ¿Qué es lo que más disfrutas?

R. Me encanta compartir lo que yo siento cuando estoy en esos lugares, y que se lleven todas las bendiciones a casa. Que el viaje les mejore su vida.

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