PEDERASTA MADRID NIÑAS | «Me violó más de treinta veces»: así desveló una niña de 11 años cómo su abuelastro las agredía a ella y a sus hermanas
«No lo entiendo, mi otro abuelo no me hace eso». Así comenzó a relatar el infierno al que su abuelastro la sometía una de las tres víctimas del presunto pederasta de Serranillos del Valle (Madrid) ante los agentes del Equipo de Análisis del Comportamiento Delictivo (EACD) de la Guardia Civil. Los agentes exploraron a la niña, de 11 años, en 2022, después que la cría reconociera ante su madre que la pareja de su abuela, el hombre de 63 años al que ella consideraba su «abuelo», la violaba.
[–>[–>[–>La Fiscalía pide para Antonio A.V. 45 años de prisión por agredir sexualmente a esa menor y a sus dos hermanas, de seis y ocho años, durante un año y medio, desde finales de 2020 hasta mediados de 2022, aprovechando la relación sentimental que mantenía con la abuela de las niñas. Tras sentarse estos días en el banquillo de los acusados de la Audiencia de Madrid, el presunto pederasta espera en libertad la sentencia.
[–> [–>[–>Masajes en los pechos
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De acuerdo con el sumario del caso, al que ha accedido el canal de investigación y sucesos de Prensa Ibérica, Antonio A.V., para el que la familia de las niñas solicita más de cien años de cárcel, aprovechaba los ratos en que se quedaba a solas con las menores para agredirlas sexualmente. Las agresiones comenzaron a finales de 2020 y se produjeron en casa de la abuela de las niñas, en la piscina de su casa y en un parque, según las investigaciones.
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En esa fecha, el hombre empezó a acercarse a la mayor de las nietas de su pareja, diciendo a la niña, de solo 11 años, que «quería darle masajes para que se acordase de su abuelo toda la vida». Mientras se los realizaba, tocaba a la menor «en sus partes y sus pechos«, y le decía que «se estaba enamorando» de ella, según contó la cría a la Guardia Civil.
[–>[–>[–>Uno de los episodios más graves ocurrió, según el relato de la mayor de las niñas, un día en que estaba con su abuelastro en la piscina de su casa. Entonces, según contó la menor a la Guardia Civil, el hombre le «retiró el bikini», la «subió encima de él, cuando se encontraba ya desnudo, y la penetró vía vaginal«, de acuerdo con el escrito de la fiscalía. Según narró a las agentes, Antonio «le violó más de treinta veces«, ya que los episodios ocurrían «todos los días«.
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«Una pastilla blanca»
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El acusado también agredió sexualmente a las nietas de su pareja en su casa, según las conclusiones del fiscal. «En presencia de las otras dos hermanas menores, a las que tras dispensarle fluidos que contenían drogas tóxicas con la finalidad de que ninguna de ellas pudiera recordar las actuaciones que sobre ellas ejecutaba para no ser así delatado, Antonio obligó a la menor de 11 años a desnudarse, a colocarse encima suyo, manteniendo a continuación relaciones sexuales con ella con penetración«. Además, añade el Ministerio Público, el acusado «realizó tocamientos por la zona de los senos por debajo de la ropa» a las otras dos niñas. También, «por la zona de sus genitales, mediante la introducción de los dedos por la vagina».
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[–>Las tres menores explicaron a los investigadores que su abuelastro solía darles «batidos de fresa» que les hacían «no recordar nada», además de obligarles a tragar «una pastilla pequeña y blanca» que hacía que se mareasen. En los análisis toxicológicos practicados a las tres niñas tras denunciar las agresiones sexuales, no se encontraron restos de sedantes. Sin embargo, las muestras de pelo recogidas de las niñas reflejaron, excepto en la mayor, pequeñas cantidades de cocaína.
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«Es como una droga»
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Tras saber que su pareja, la abuela de las niñas, sospechaba de él, el presunto pederasta se marchó de su casa, pero poco después envió a la mujer un mensaje de audio en el que confesaba lo que llevaba meses haciéndole a la mayor de las niñas: «Empecé a acariciarla. Intenté una vez tocarle los pechos, pero ella se sintió cortada y se echó las manos (…). Me seguí obsesionando con ellas, es como una droga (…). Me entra la obsesión en la cabeza de abusar y tocarle sus partes (…). Me alegro que no fuera a más, porque la verdad lo estoy pasando mal (…). No sé como decirte las cosas porque yo a ti te quiero mucho y tampoco podía evitarlo«.
[–>[–>[–>Ese mensaje ha sido una de las pruebas más importantes contra él en el juicio. Pero a pesar de ello, ante el juez, el hombre ha negado los hechos y ha defendido su inocencia. Antonio A.V. asegura que «nunca» ha abusado de las niñas y «jamás» las ha drogado. Su abogado sostiene que cuando el acusado envió ese audio estaba en «estado de shock» y confesó algo que no ha hecho.
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«Muñecos debajo de la cama»
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Pero las exploraciones realizadas a las tres menores por parte de los especialistas son contundentes: «El abuelo metía a ‘la tata’ en callejones y luego salía llorando«, contó la niña de nueve años a los agentes. La cría también recordó cómo vio una vez «al abuelo con los pantalones por las rodillas y ‘la tata’ en brazos llorando y asustada».
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Los abusos y las amenazas eran parte de la vida cotidiana de las niñas, según el sumario. Las niñas explicaron a la Guardia Civil que su abuelastro las asustaba advirtiéndoles de que si contaban algo a su abuela o a sus padres «les haría cosas malas a ellas también». También explicaron que Antonio tenía muñecas de vudú y «si decian algo, iban a aparecer debajo de su cama«. En las exploraciones, la niña de siete años estaba aterrorizada con que los muñecos de su abuelastro «aparecieran debajo de su cama«.
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Unas casas abandonadas
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Antonio no es el único investigado en el caso. Junto a él también está acusado Fernando O.V., un amigo suyo que, según la fiscalía, también habría participado en algunos de los abusos sexuales a las crías: «en alguna ocasión de manera concertada y coordinada con él, Antonio se trasladaba con las menores a unas casas abandonadas a las afueras de la localidad de Serranillos del Valle, cerca del punto limpio, donde les dispensaba drogas tóxicas (cocaína) bajo la apariencia de ser zumos, procediendo a realizar actos sexuales con ellas«.
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Su amigo, según el escrito del fiscal, «no solo era conocedor de las prácticas sexuales de Antonio con sus nietas, sino que participaba de las mismas«. La fiscalía pide que sea condenado a siete años de prisión.
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Cambio de versión
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El abogado de Antonio ha sostenido durante el juicio que los testimonios de las niñas están «dirigidos» y asegura que no son veraces. El letrado defiende que las niñas han cambiado varias veces su relato de los hechos. Primero, las menores relataron «pequeños» abusos y no fue hasta más tarde cuando hablaron de violaciones, argumenta. Sin embargo, las agentes del EACD han declarado ante el juez que «el relato de las víctimas es verosímil» por la cantidad de «detalles sensoriales que aportaron» y por la «estructura lógica de su narración». Del mismo modo, la psicóloga forense que evaluó a las menores también concluyó que los testimonios de las tres niñas son «creíbles».
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