Pensar que un alimento está «prohibido» favorece los atracones cuando finalmente se consume



Una tarde, frente al ordenador, alguien busca consuelo en una galleta mientras revisa los correos electrónicos del trabajo. El gesto parece inofensivo, pero esconde una costumbre que muchas veces se repite sin pensar: comer para aliviar la tensión o distraerse de la fatiga. Lo curioso es que este mismo hábito puede convertirse en el ppunto de partida para el cambio si comprendes cómo responde el cuerpo y la mente a lo que comes y a lo que evitas.
Alain Aragónnutricionista y experto en fitness, argumenta en el podcast ZOÉ que “la gente tiende a utilizar la comida como forma de curarse o entretenerse contra el estrés y la ansiedad«A partir de este principio, su enfoque combina alimentación, ejercicio y descanso como tres pilares inseparables para mejorar la relación con tu propio cuerpo y mantener tu peso a largo plazo.
El papel del equilibrio emocional y el estilo de vida.
EL vínculo entre las emociones, el estrés y la comida Es más estrecho de lo que crees. Cuando el ambiente se vuelve sedentario y las tensiones aumentan, el cuerpo busca alivio de los alimentos ricos en calorías.
Aragón recuerda que “se ha producido un paulatino cambio hacia el sedentarismo, facilitado por dispositivos que ahorran esfuerzo y medios digitales que permiten pedir comida sin levantarse del sofá”. Eso el estilo de vida reduce el gasto energético y facilita la acumulación del exceso de calorías.
Además del movimiento, el sueño y la gestión emocional son fundamentales. Dormir poco o mal altera las hormonas que regulan el apetito y aumenta el deseo de alimentos ricos en grasas o azúcares. En palabras del experto: “La falta de sueño aumenta el apetito y los antojos de alimentos ricos en calorías y muy sabrosos.“De esta forma, la falta de descanso y el sedentarismo se combinan formando un círculo que favorece el exceso de peso.
Por ello, Aragón defiende Rutinas equilibradas que alternan entre actividad física, descansos y comidas variadas.. A partir de ahí, cada uno puede adaptar su alimentación y actividad física al tipo de vida que lleva, sin hacer de la comida una fuente constante de culpa.
El efecto del deseo por lo prohibido.
El deseo por lo prohibido no sólo concierne a la mente, también se manifiesta en la forma en que comemos. Según Aragón, «La gente cree que si evitan la comida chatarra, su deseo desaparece, lo cual está muy lejos de la verdad».. De hecho, esta prohibición refuerza el atractivo de los alimentos prohibidos, generando un ciclo difícil de romper.
Cuando un alimento se asocia con concepto de pescaLa tensión interna aumenta incluso si no se nota. Lo prohibido gana poder y se convierte en pensamiento recurrente. “Tengo tantas ganas de un caramelo, pero no puedo”, es un pensamiento común. Y así todo el día hasta que cae. El especialista explica que “Cuando las personas recuperan peso, normalmente lo hacen con los alimentos que estaban evitando.“Como resultado, el peso perdido vuelve y crece el sentimiento de frustración.
El desafío entonces es dejar de tratar ciertos productos como enemigos. Si se elimina el dramatismo y se incorpora la flexibilidad, el especialista insiste en que el control sobre los alimentos mejora de forma natural.
La importancia de una alimentación flexible y sostenible
EL la rigidez extrema generalmente falla en el mediano plazo. Aragón sugiere que “la dieta debe poder adaptarse a nuestro sentimiento de rebeldía, porque de esta forma se podrá mantener más fácilmente”. Esta idea se basa en una simple realidad: Las reglas que no permiten a las personas disfrutar de los alimentos que aman terminan saboteándolo todo.
El equilibrio se logra priorizando Alimentos saludables sin eliminar por completo los agradables.. “Entre el 10 y el 20 por ciento del total de calorías pueden provenir de lo que quieras”, afirma el experto. Este margen facilita el cumplimiento, evita la sensación de castigo y transforma la dieta en un estilo de vida sostenible.
El enfoque no busca la perfección, sino la coherencia. Una dieta flexible, acompañada de un nivel aceptable de actividad física y un descanso adecuado, aumenta las posibilidades de mantener los resultados en el tiempo.


Cuanto más intentas no comer algo, más quieres comerlo.
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Cómo la restricción promueve los atracones
Él El cerebro interpreta la restricción como una amenaza.y reacciona con un impulso de consumo cuando se presenta la oportunidad. Aragón explica que “pensar que un alimento está prohibido incita a los atracones cuando finalmente se consume”. El resultado es un patrón cíclico: restricción, ansiedad, exceso y culpa.
Esta dinámica explica por qué muchas personas sienten que están perdiendo el control Después de varios días de dieta estricta. Al romper la norma autoimpuesta, el alivio inmediato se mezcla con un fuerte sentimiento de fracaso. “Hay que quitarle el poder a la comida y devolvérsela a nuestras manos: es sólo una galleta”, añade Aragón, para recalcar que El problema no reside en el producto, sino en la relación que se establece con él.
Comprender este mecanismo le permite liberar el control sin perder la disciplina. De esta forma, se reducen los atracones y se vive la alimentación como un proceso consciente.


Lo principal es no abusar de él; Pero tampoco es necesario que te sientas culpable si comes algo dulce.
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Ideas a considerar para un enfoque sostenible
El método Aragón gira en torno flexibilidad y el personalización. «No existe un método que funcione para todos», afirma. Cada persona debe ajusta tu dieta a tus gustos y contextolo que facilita la coherencia.
A largo plazo, lo importante es mantener un déficit calórico moderado y un estilo de vida activo. Según el experto, “para adelgazar es necesario mantener un déficit calórico neto durante un periodo de tiempo determinado”. Este planteamiento evita promesas de resultados rápidos y privilegia la sostenibilidad frente a la urgencia de querer hacerlo en unos días, sobre todo para llegar bien físicamente a una época concreta como el verano o una boda.
Por lo tanto, el objetivo no es sólo perder peso, sino cambiar hábitos. Incorporar actividad física, descansar lo suficiente y reducir el drama relacionado con la comida ayuda a mantener el bienestar en todos los ámbitos. Como dice Aragón: Es sólo una galleta.
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