Polonia, ante unos comicios clave para liberar a Tusk del veto ultra
El europeísta Rafal Trzaskowski o el ultraconservador Karol Nawrocki, el sucesor natural del presidente Andrzej Duda, quien desde 2023 ha bloqueado 74 iniciativas legislativas y varias leyes del gobierno del liberal Donald Tusk: estos son los dos grandes rivales antipódicos que, según los sondeos, pasarán a la ronda de desempate de las elecciones presidenciales de Polonia, el próximo 1 de junio. Salvo sorpresas, quedará descartado en la primera vuelta que se disputa este domingo Slawomir Mentzen, de la ultraderecha libertaria Konfederacja. Es el tercero en discordia, que se dice tan enemigo de la Plataforma Cívica (PO) de Trzaskowski como del partido Ley y Justicia (PiS) de Nawrocki. A Mentzen, con 1,6 millones de seguidores en Tiktok, se le veía hasta hace poco con posibilidades de pasar a la segunda ronda. En la recta final, al liberal Tzaskowski le sitúan los sondeos en un 32% de los votos, frente al 27% de su rival del PiS y el 11% para el tercero. Hay otros 10 candidatos, pero solo cuentan como posible apoyo a uno de los finalistas en la siguiente vuelta.
En Varsovia se contemplan estos comicios como el sí o el no al bloqueo que pesa sobre el Gobierno polaco desde que en 2023 el europeísta Tusk, apoyado por una coalición de amplio espectro, puso fin a los ocho años de dominio absoluto del PiS. Duda, en la presidencia desde 2015, ha vetado o enviado al Tribunal Constitucional desde la despenalización del aborto a la aprobación de la píldora del día después. Actúa como un satélite del PiS, en un país donde el presidente no tiene poderes tan amplios como en Francia, pero sí unas capacidades de veto que Duda ha convertido en instrumento de uso casi diario. El Gobierno de Tusk ha perdido apoyo ante la imposibilidad de llevar adelante sus promesas electorales.
Tusk y Duda no han disentido tanto en política internacional. Ambos representan el proatlantismo polaco y el apoyo firme a Ucrania, aunque en los últimos tiempos este compromiso ha menguado ante el peso de los 1,5 millones de refugiados ucranianos acogidos en su territorio. Polonia, la sexta economía de la UE y país estratégico para el flanco este de la OTAN, ha elevado el gasto en defensa hasta superar el 4% del PIB y se orienta hacia el 5% que reclama Donald Trump a los aliados europeos.
Pero hay abismo entre ambos flancos en lo que se refiere a la UE: para el PiS, Bruselas es el enemigo que le ha abierto expediente por sus ataques a la libertad de prensa, los colectivos LGTBI o la independencia del poder judicial; el ascenso a la jefatura del Gobierno del expresidente del Consejo Europeo fue recibido en la UE con euforia.
Continuidad o relevo en el poder
Trzaskowski, el carismático alcalde de Varsovia, ya aspiró a la presidencia hace cinco años. Entonces fue derrotado por la mínima por Duda, cuyo segundo mandato expirará en agosto. El candidato liberal tiene 52 años y representa al ala más progresista del PO. Es de los pocos políticos polacos con cierto rango que comulga con los objetivos climáticos de la UE.
A Nawrocki, exboxeador e historiador de 42 años, le colocó el PiS en la dirección del Instituto del Recuerdo Nacional (IPN), institución que tutela los archivos de la policía secreta de la dictadura comunista. Como ha venido haciendo Duda, considera a Tusk un «agente de la UE».
Mentzen, de 38 años, culpa al bipartidismo representado por el PiS y la PO de todos los malos de Polonia. Sucesivos escándalos, también en el ámbito empresarial, le han hecho perder ímpetu en los sondeos.
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