¿Por qué los infartos por la noche son menos graves? Un estudio explica la razón
Los ataques cardíacos que ocurren durante la noche suelen ser menos graves que los que ocurren durante el día. Hoy, un estudio explica un posible motivo y abre la puerta a posibles terapias.
Publicada en el Journal of Experimental Medicine, la investigación describe cómo un “ … «reloj interno» de los neutrófilos, un tipo de glóbulo blanco que juega un papel clave en la respuesta inmune, regula su agresividad a lo largo del día y determina el grado de daño que causan al corazón después de un infarto.
EL Los neutrófilos son parte de la primera línea de defensa del cuerpo contra infecciones y daños tisulares.. Sin embargo, su actividad inflamatoria, fundamental para eliminar las células dañadas o infectadas, también puede afectar a los tejidos sanos.
Décadas de trabajo han demostrado que casi la mitad de los daños cardíacos tras un infarto se deben precisamente a su acción. Y esta actividad no es constante: fluctúa a lo largo del día según un ritmo circadiano que las hace más destructivas durante el día.
El equipo de Andrés Hidalgo del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) y la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale identificó que los neutrófilos tienen un reloj interno que regula su grado de agresividad. Durante la noche, estas células adoptan un «menos dañino», respetando más los tejidos sanos cuando migran hacia la lesión. Por el contrario, durante el día pierden esta direccionalidad y pueden provocar más daños colaterales.
El análisis de miles de pacientes del Hospital 12 de Octubre, en colaboración con el Héctor Buenoconfirmó esta dinámica: los infartos nocturnos son menos graves porque los neutrófilos son menos activos y su respuesta es más ordenada durante este período.
La primera autora del estudio, Alejandra Aroca-Crevillén, explica que “Por la noche, los neutrófilos se mueven hacia el área dañada mientras preservan el tejido sano.. Durante el día pierden esa precisión y lesionan zonas que no se ven afectadas.
A partir de estos resultados, los investigadores desarrollaron una estrategia farmacológica para bloquear el reloj molecular de los neutrófilos y mantenerlos en un estado “nocturno” incluso durante el día.
Según Hidalgo, el compuesto utilizado “imita un factor que el cuerpo produce principalmente por la noche”, lo que hace que los neutrófilos reduzcan su actividad tóxica.
Nuevo mecanismo
El estudio profundiza en este mecanismo.
El equipo de Hidalgo demostró que un fármaco experimental, ATI2341, puede inhibir reloj de neutrófilos y así reducir el daño cardíaco en modelos animales de ataque cardíaco. ATI2341 actúa sobre un receptor en la superficie de estas células y las incita a comportarse como lo harían por la noche.
Durante el día, los neutrófilos tienden a acumularse en el borde de la herida cardíaca, dañando los tejidos sanos circundantes y agrandando la lesión. En cambio, en modo nocturno, se concentran en el centro de la zona dañada, lejos de los tejidos sanos.
Una de las observaciones más relevantes es que manipulación del reloj circadiano no parece comprometer la capacidad del sistema inmunológico para combatir infecciones.
Respuesta antimicrobiana
De hecho, el estudio muestra que además de proteger el corazón, esta estrategia puede mejorar la respuesta antimicrobiana y reducir las complicaciones inflamatorias en otras patologías, como la anemia falciforme.
«Nos sorprendió comprobar – subraya Aroca-Crevillé – que el bloqueo del reloj circadiano de los neutrófilos no sólo protege el corazón, sino que también mejora las defensas contra ciertos microbios y reduce las embolias asociadas a la anemia falciforme».
Los autores consideran que estos resultados abren la puerta a terapias basadas en cronobiología del sistema inmunológico. Actuar sobre el “punto de control circadiano” de los neutrófilos podría permitir controlar la inflamación sin debilitar las defensas naturales del organismo.
«Esta estrategia terapéutica ofrece una ventaja sobre otros enfoques que alteran la función o el número de neutrófilos, comprometiendo así la capacidad del huésped para controlar infecciones o curar heridas», dice Hidalgo.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí