¿Por qué suben tanto los precios de los hoteles en España? | El Viajero
Dormir una noche en una habitación de hotel en España se ha convertido en un lujo no al alcance de todo el mundo. Entre enero y septiembre, el precio medio se situó en 170 euros por noche y habitación, según el último barómetro elaborado por las consultoras Cushman & Wakefield y STR, cuyos resultados surgen de una encuesta realizada entre 1.600 hoteles que suman 220.000 habitaciones en España y Portugal. Para una familia de cuatro personas, pasar sus vacaciones en un hotel cuesta actualmente de media 340 euros al día, 2.380 euros a la semana y 10.200 euros al mes. Estos registros están muy lejos de los precios previos a la pandemia, donde este mismo estudio situaba la media en 120 euros la noche para las mismas fechas de 2019. Como una familia de cuatro, el coste era de 240 euros al día, 1.680 euros al mes y 7.200 al mes. ¿Qué pasó durante esos seis años para que los precios se dispararan un 42% por día?
Los empresarios consultados señalan un primer factor para justificar este aumento de precios: el aumento exponencial de los gastos a partir de 2022. En primer lugar, señalan el aumento de los costes vinculado a la guerra en Ucrania, fuertemente identificado en la factura energética. El consumo de energía representa entre el 15% y el 20% del costo de la vivienda y esta cantidad se ha disparado desde marzo de 2022, cuando el precio del barril de petróleo superó los 100 dólares y el de la electricidad cerró en 209,4 MWh en promedio, convirtiéndose en el año más caro desde el inicio de la serie histórica, en 1998. Si bien ambos indicadores cayeron en los años posteriores, se mantuvieron en cifras muy elevadas. elevado si tenemos en cuenta la serie histórica. Y los empresarios se defienden asegurando que no todo el aumento del precio de la electricidad se repercute en los clientes, sino sólo una pequeña parte. El sector ha trasladado a sus tarifas el mayor coste de la energía, al igual que el resto de industrias, como la alimentación y bebidas, que representan una parte importante del presupuesto diario de los hoteles. Y eso ayudó a los hoteleros a seguir aumentando las tarifas, incluso cuando el aumento de los precios de la energía comenzó a brindar un respiro.
Cuando el aumento de los precios de la energía y de los alimentos y bebidas comenzó a moderarse, hubo que afrontar otro elemento aún más complejo, como es el aumento de los salarios, tras muchos años de congelamiento. Los salarios constituyen el mayor gasto de un hotel, ya que absorben entre el 40 y el 50% de los ingresos. Sólo en Baleares, la segunda autonomía más visitada después de Cataluña, según datos del INE, se aprobó por acuerdo un primer aumento del 8,5% para 2023 y 2024 y recientemente se aprobó un segundo aumento del 13,5% para el trienio comprendido entre 2025 y 2027. Los sindicatos estiman que este incremento acumulado del 22% solo compensa parcialmente todos los años en los que se perdió la compra de energía por la paralización. salarios en medio de un episodio de hiperinflación.

Raúl González, director general de la división hotelera de Barceló (segunda compañía hotelera de España por número de habitaciones) en Europa, Oriente Medio y África, anticipa ya un cambio en el ciclo de llegadas y ocupación, pero no en los precios. «Hoy no veo una bajada de tarifas. El año que viene seguirán subiendo, porque todavía hay hueco con otros mercados como Francia o Italia, con precios mucho más altos. Para mercados de alto poder adquisitivo como Estados Unidos, los hoteles en España siguen siendo una buena oferta», afirma. Gabriel Escarrer, presidente y consejero delegado de Meliá, expresó la misma opinión, considerando que aún es posible seguir aumentando los precios. «España sigue siendo extremadamente competitiva en términos de precio. Si comparo Marbella con la Riviera Francesa todavía hay mucho margen de mejora, o si comparamos Ibiza con Santorini o Mykonos también. Hay lugares en Mallorca donde el precio es un tercio del de la Costa Amalfitana», asegura.
De esta forma, los empresarios reconocen implícitamente que los precios se fijan en función de las buenas expectativas que tienen sobre el turismo extranjero, que representa dos de cada tres estancias hoteleras en España, y que tiene un poder adquisitivo superior al de los viajeros nacionales, especialmente los de América, Oriente Medio o Asia, con un gasto medio diario que supera los 300 euros. En 2024 se realizaron 363 millones de pernoctaciones, según datos del Instituto Nacional de Estadística, de las cuales 242 millones (66,6%) correspondieron a huéspedes procedentes de otros países. Un porcentaje prácticamente idéntico al de los nueve primeros meses de 2025, en los que se realizaron 196 millones de pernoctaciones, el 66,8% del total. Y la gran mayoría están reservadas a hoteles de cuatro y cinco estrellas, que representan más de la mitad de las noches de hotel en España y que engrosan las cuentas de resultados de las empresas.

Compras y renovaciones
Lo que los empresarios admiten explícitamente es que el aumento de precios se sustenta en una enorme renovación del parque hotelero para adaptarlo en gran medida a estándares de cuatro y cinco estrellas, lo que en muchos casos utilizan como contraargumento contra quienes les acusan de lucrar con este ciclo virtuoso del turismo que dura tres años. Así, Barceló ha invertido 400 millones en compras y reformas en 2024 y gastará una cantidad similar en 2025, y Hotusa sólo invertirá 50 millones anuales en reformas durante al menos los próximos tres años. Además de ese excedente de liquidez que les permite invertir, Barceló llevaba tres años sin deuda y Hotusa devolvió íntegra y anticipadamente el crédito de 320 millones recibido del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas y, tres semanas después, compró una cartera de nueve hoteles de la marca Silken por 240 millones de euros.

Renovaciones de instalaciones que en muchos casos no han ido acompañadas de una mayor contratación de personal ni de una mejor formación del personal. Bruno Hallé, socio y codirector de la consultora inmobiliaria Cushman & Wakefield Hospitality en España, señala que las importantes inversiones realizadas por los hoteleros han revalorizado tanto el patrimonio como las tarifas que cobran a sus clientes por el producto, pero que no ha ocurrido lo mismo en el caso del servicio: “Cuando un cliente paga 500 euros por una habitación, quiere un servicio de máxima calidad cuando se trata de pagar tarifas tan elevadas.
Una parte sustancial de dos de nuestros mayores mercados emisores de turistas, el Reino Unido y Alemania, ya se han dado cuenta de esto y han comenzado a buscar otros destinos más asequibles en el Mediterráneo. El mejor ejemplo es Turquía, que en los primeros nueve meses de 2025 alcanzó un máximo histórico de 50 millones de viajeros, lo que la sitúa entre los cinco destinos más visitados del mundo. Parte de este crecimiento se debe a que se ha convertido en el lugar favorito del turismo ruso, que tiene prohibida la entrada a la UE, con casi 7 millones de viajeros, pero también ha conseguido atraer a un porcentaje muy grande de turistas alemanes, duplicando su volumen desde 2021 hasta sumar 6,6 millones de viajeros.
En este contexto de precios históricamente elevados, un porcentaje importante de españoles también ha optado por viajar al Caribe porque, según una comparativa realizada por la agencia online Destinia, el pasado verano había determinados destinos en España, como Mojácar o Menorca, a los que era más caro viajar en las mismas condiciones que a la Riviera Maya.

Dos advertencias a los empresarios de que la elasticidad de la demanda no es eterna, como ha ocurrido en los últimos tres años, y de que todavía hay un volumen muy elevado de viajeros, tanto nacionales como internacionales, que buscarán destinos alternativos si la subida de precios en España no es moderada. La mejor defensa que tienen las grandes hoteleras es que se han globalizado y España representa ya un porcentaje muy pequeño de su cartera. Es el caso de la cadena balear Riu, con 100 hoteles en todo el mundo y sólo 27 en España (27%), o de Meliá, con una cartera de 368 activos operativos a 30 de septiembre de 2025, de los cuales 144 (39%) en territorio nacional.
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