préstamos, relajación de las reglas fiscales y nuevo uso de los fondos de cohesión
El próximo jueves, los líderes de los países de la Unión Europea (UE) se reúnen en Bruselas para discutir cómo reforzar la política de defensa del bloque y mantener el apoyo a Ucrania, tras el viraje en la posición de Estados Unidos, que ha suspendido la ayuda a Kiev y dejado claro que la seguridad europea ya no es su prioridad. La presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha presentado un plan de rearme para Europa este martes que trata de dar respuesta a la situación. Estas son algunas de las claves de la propuesta:
La propuesta tiene cinco pilares: un nuevo instrumento financiero por valor de 150.000 millones de euros en préstamos para adquirir armamento; la activación de la cláusula de escape nacional para que los gobiernos puedan aumentar el gasto militar, sin que contabilice para su deuda a efectos de las reglas fiscales; reubicar parte de los fondos de cohesión a proyectos de defensa; ampliar la capacidad del Banco Europeo de Inversiones; y aumentar la inversión privada en el sector.
La Comisión ha propuesto un instrumento financiero por valor de 150.000 millones de euros en préstamos. Lo haría haciendo uso de un de artículo de los tratados que permite que los gobiernos puedan tomar decisiones sin contar con el Parlamento en caso de crisis.
Ese artículo y se utilizó durante la pandemia como base del plan de recuperación, y para hacer frente a la crisis energética provocada por la invasión rusa de Ucrania. Abre la puerta a dar asistencia financiera a los países que lo necesiten en caso de «severas dificultades para proveerse de algunos productos» o en caso de serias dificultades causadas por desastres naturales «o circunstancias excepcionales» fuera de su control.
El dinero lo recaudará la UE en los mercados, valiéndose de las condiciones ventajosas de las que disfrutan. Bruselas lo distribuirá después en forma de préstamo, en función de la demanda. Los países que lo deseen deberán presentar un plan, preferiblemente de compra conjunta, que encaje en una serie de criterios. Bruselas los evaluaría y desembolsaría el dinero.
La Comisión no ha definido exactamente cómo funcionará pero apunta, por ejemplo, a priorizar la inversión en la industria europea. Además, el objetivo es en particular hacer frente a las necesidades de cubrir capacidades militares en todo el territorio, y en cooperación con la OTAN. En ese marco entran la defensa aérea, los sistemas de artillería, misiles y munición, drones y sistemas antidrones, los sistemas de protección de infraestructuras críticas o la ciberseguridad.
Además de poder acceder a esos 150.000 millones en préstamos, la Comisión también ha propuesto hacer uso de la cláusula de escape nacional de las reglas fiscales. Esto implica que los gobiernos que lo consideren pueden solicitar que su gasto en defensa no compute para los cálculos de su déficit y su deuda a efectos de las reglas fiscales, que fijan un límite en un 3% y un 60% respectivamente.
La suspensión de la cláusula será «controlada», es decir, tendrá límites. La Comisión limitará el gasto extra a un 1,5% del PIB anual, pero incluirá tanto inversiones como gastos corrientes, siempre que sean adicionales. En este caso, no estará entre las condiciones que el gasto tenga que ir a industrias europeas.
El Ejecutivo comunitario advierte que eventualmente, habrá que apretarse el cinturón para volver a cumplir con las normas, bien aumentando los ingresos o reduciendo los gastos. Bruselas busca un equilibrio entre dar margen a los gobiernos para que inviertan, pero manteniendo la responsabilidad fiscal.
Sí y no. Habrá dinero pero no necesariamente fresco, más allá de los préstamos. Fuentes comunitarias reconocen que han optado por los préstamos porque este tipo de instrumento financiero, con una base legal pensada para crisis, puede ponerse en marcha más rápidamente. «Lo que proponemos hoy es lo que podemos hacer muy rápido y de manera muy eficiente», explican esas fuentes.
Al mismo tiempo, la Comisión ha propuesto modificar las normas que regulan el uso de los fondos de cohesión para poder redirigir parte de ese dinero a proyectos de defensa. El principal objetivo de este instrumento es contribuir a reducir la desigualdad social y económica en la UE.
El dinero en este ámbito iría sobre todo al desarrollo tecnológico y la innovación. Pero Bruselas abre la puerta a eliminar barreras para que grandes empresas del sector puedan tener acceso a los fondos y facilitar el proceso para incentivar que los países opten por esta opción. Los gobiernos pueden de hecho redirigir hasta un 5% de los fondos europeos que les corresponden a diferentes áreas.
La Comisión reconoce que dado el reto al que se enfrenta Europa, el gasto público no será suficiente. Este es el área sin embargo en el que Bruselas ha dado menos detalles e insiste en cuestiones que llevan años sobre la mesa. El Ejecutivo comunitario apuesta por concluir la Unión del Mercado de Capitales y presentará una propuesta para facilitar la inversión en la UE de los ahorros.
Por otro lado, la Comisión ha puesto el énfasis en el trabajo del Banco Europeo de Inversiones que trabaja según fuentes comunitarias en «quitar obstáculos» para poder invertir en el sector de la defensa. El pasado mes de febrero, 19 países, entre ellos España, pidieron cambiar las normas del banco. Actualmente, el BEI no puede financiar la fabricación de armamento, munición, ni ningún tiempo de equipamiento militar.
En el plan de Von der Leyen no hay un paquete de ayuda específico para Ucrania que sí podría salir de la cumbre del jueves. La presidenta ha dicho al presentar su plan de rearme que Kiev se beneficiará de que Europa aumente el gasto en defensa, pero en realidad depende de la voluntad de los gobiernos. «Los Estados miembros harán pedidos, hacer esos pedidos llevará a que el equipamiento sea entregado y, después, puede ser enviado a Ucrania», ha dicho una fuente comunitaria.
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