Prisiones trasladará al padre de Asunta, Alfonso Basterra, a Salamanca tras 11 años en la cárcel de Teixeiro
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No volvió a pisar la calle desde que ingresó en la prisión de Teixeiro por el asesinato de su hija Asunta en septiembre de 2013. Las veces que Alfonso Basterra salió del centro penitenciario coruñés lo hizo para realizar las reconstrucciones del crimen y acudir a declarar en sedes judiciales o policiales, pero no logró ni un solo permiso de fin de semana desde que en 2018 solicitó el primero.
Solo un día después del velatorio e incineración de su hija y tras un registro efectuado en la casa familiar de Teo, Basterra fue arrestado por la Guardia Civil y trasladado al penal de Curtis (A Coruña). Fue el 25 de septiembre de 2013, cuatro días después del hallazgo del cadáver de la niña en una cuneta de Teo y apenas 24 horas después de que fuera detenida su exmujer Rosario Porto, que se suicidó en noviembre de 2020 en el penal de Brieva (Ávila) a los dos meses de serle denegado un permiso. Tras más de 11 años recluso en Teixeiro, Basterra acaba de solicitar el traslado de penal y con el acuerdo de la Junta de Tratamiento del penal y la autorización de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias será trasladado en los próximos días a la prisión de Topas (Salamanca).
Basterra y Porto pasaron dos años en prisión provisional y en el juicio (2015) fueron condenados a 18 años de prisión por el asesinato con alevosía y agravante de parentesco de su hija adoptiva. Las investigaciones revelaron que Asunta había sido sedada con altas dosis de Lorozepam y posteriormente asesinada. El padre de Asunta lleva ya 11 años y cinco meses en el centro penitenciario de Teixeiro, un tiempo en el que no ha admitido el asesinato de la pequeña. En septiembre de 2022, cumplió la mitad de la condena y la totalidad se hará efectiva en septiembre de 2031. Este 2025 será crucial para Basterra ya que cumplirá las tres cuartas partes de la condena, lo que le abrirá la puerta al cambio de grado: el tercer grado, que le daría el derecho al régimen de semilibertad.
A casi siete años del cumplimiento íntegro de la condena, el periodista de origen vasco quiere poner tierra de por medio y pasar la última parte en un penal donde su caso no sea tan mediático. En cuestión de días, según fuentes penitenciarias, Basterra llegará a su nuevo destino: el penal de Topas, a más de 400 kilómetros de Santiago, la ciudad en la que residían también su exmujer y su hija.
En 2018, Basterra pidió su primer permiso de salida. Pero todos los que tramitó desde entonces le fueron denegados por la Junta de Tratamiento de Teixeiro y por el Juez de Vigilancia Penitenciaria. Según recoge el artículo 156 del Reglamento Penitenciario, el técnico de la prisión puede emitir «un informe desfavorable por la peculiar trayectoria, la personalidad anómala del interno o por la existencia de variables cualitativas desfavorablesW.
El año pasado, solicitó el tercer grado penitenciario, un cambio que le permitiría salir de prisión para acabar de cumplir condena en un centro de reinserción social (CIS) al que solo tendría que ir a dormir. Sin embargo, Instituciones Penitenciarias rechazó la petición por diferentes razones: el condenado ni ha mostrado arrepentimiento por el asesinato de su hija ni lo ha reconocido, por lo que su puesta en libertad causaría una gran alarma social.
Fuentes penitenciarias hablan de una conducta «intachable» por parte de Basterra en prisión, así como su relación con el resto de internos y los propios funcionarios. La mayor parte de su tiempo lo dedica a trabajar en la biblioteca y a repartir por las celdas la prensa del día. Además, también se puso a estudiar Derecho, unos conocimientos que le permitirán conocer los pasos a dar para mejorar las condiciones de su condena ya que todavía le quedan seis años y siete meses para el cumplimiento total de la pena.
La vida entre rejas ha llevado al periodista bilbaíno a recuperar su faceta como escritor. Y lo hizo con una novela, ‘Cito’ (Ediciones Vitruvio) con una dedicatoria a su hija Asunta: «A Asunta. Mi niña, mi vida, mi gran amor». Un mensaje incluido en una historia de amor y desamor ambientada en los años 40 que ha provocado un sinfín de reacciones teniendo en cuenta que Basterra fue condenado por el asesinato de la niña.
Sin visitas, sin vínculos en Galicia y alejado de la familia
Desde que ingresó en el centro penitenciario de Teixeiro en septiembre de 2013, Alfonso Basterra no ha hecho ni una sola confesión o reconocimiento del delito por el que fue condenado. Un tiempo en el que la única visita que ha recibido ha sido la de su abogada, ya que ni familiares o amigos se han acercado al penal para ver cómo se encuentra y pasar unas horas con él.
La correspondencia que recibe es escasa. Apenas interactúa con el resto de reclusos y no tiene relación de confianza con nadie en el centro penitenciario. Su día a día lo pasa entre el módulo respeto en el que ahora está y la biblioteca de la prisión. En Galicia no está su entorno más cercano y en País Vasco, donde nació, su familia tampoco le ha ofrecido gran respaldo durante los años que lleva en prisión.
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