PRÓXIMO APAGÓN ESPAÑA | ¿Otro apagón este verano? Esta es la fecha que predicen las inteligencias artificiales

El lunes 28 de abril de 2025 quedará grabado en la memoria colectiva de millones de ciudadanos de la Península Ibérica. España, Portugal y el sur de Francia sufrieron un apagón masivo que dejó sin suministro eléctrico a gran parte de la población durante más de 10 horas. Este corte de luz paralizó servicios esenciales, colapsó el transporte público, dejó atrapadas a personas en ascensores, trenes y hospitales, y desató escenas de caos y miedo generalizado.
El restablecimiento del suministro fue progresivo y no se completó hasta el día siguiente, tras una de las mayores crisis energéticas vividas en Europa en lo que va de siglo. A pesar de que Red Eléctrica Española (REE) ha descartado un ciberataque y apunta a la sobrecarga del sistema por la falta de respaldo nuclear y el exceso de renovables, el Gobierno de Pedro Sánchez aún no ha ofrecido una explicación definitiva.
Sin embargo, la pregunta que ahora resuena en calles, redes sociales y medios de comunicación es: ¿puede volver a suceder un apagón así en España? Y si es así, ¿cuándo?
¿Qué dice la inteligencia artificial sobre el próximo apagón?
En un contexto de incertidumbre energética y desconfianza en las infraestructuras, algunas inteligencias artificiales ya se han pronunciado. ChatGPT, Copilot y Deepseek han sido consultadas sobre el riesgo de nuevos apagones en España y han aportado sus modelos de análisis, aunque siempre con una advertencia: no se trata de predicciones oficiales ni científicamente verificadas.
Aun así, dos fechas han comenzado a generar debate:
- Viernes 25 de julio de 2025: Según algunos modelos de IA que analizan patrones de consumo, estrés en las redes y eventos climáticos extremos, ese día podría repetirse una situación crítica similar a la vivida en abril.
- Domingo 17 de agosto de 2025: Una fecha que se ha viralizado en TikTok y otras redes sociales como parte de teorías que aseguran un nuevo gran apagón, sin respaldo técnico ni confirmación oficial.
Las autoridades han insistido en que no existe ninguna alerta real y que el sistema eléctrico español, pese a sus tensiones, es robusto y está interconectado con Europa. Sin embargo, la inquietud permanece, sobre todo entre quienes vivieron en carne propia la vulnerabilidad de una sociedad completamente dependiente de la energía.
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Lo que preocupa a los expertos
Alfredo García, operador nuclear y divulgador, ha advertido en redes sociales que “si se hacen las cosas mal, pasamos de no ser imposible a ser algo probable”. La dependencia de renovables sin suficiente respaldo y almacenamiento, la retirada progresiva de la energía nuclear y el aumento exponencial de la demanda durante los meses de verano, son algunos de los factores que aumentan el riesgo de colapso.
Por otro lado, los expertos señalan también amenazas emergentes como:
- Eventos meteorológicos extremos (olas de calor, incendios, tormentas solares).
- Aumento del consumo eléctrico por climatización y movilidad eléctrica.
- Interconexión digital de infraestructuras críticas, que puede provocar fallos en cascada.
Rumores, teorías y la desinformación viral
Las redes sociales han amplificado el temor. Videos virales predicen nuevas fechas de “blackouts” basados en supuestos análisis de IA, que en realidad no cuentan con validación técnica ni respaldo institucional. Tanto REE como el Gobierno han insistido en la necesidad de contrastar la información y no dejarse llevar por predicciones sin fundamento.
No obstante, la población está alerta, y muchos ya han empezado a preparar kits de emergencia, acumulando alimentos no perecederos, linternas, baterías externas y radios analógicas. Un comportamiento que recuerda a tiempos de pandemia y refleja la sensación de inseguridad energética que dejó el apagón de abril.
El apagón del 28 de abril ha dejado más que oscuridad: ha abierto un debate urgente sobre el futuro energético de España. Aunque las fechas lanzadas por inteligencias artificiales no son predicciones oficiales, han puesto sobre la mesa la fragilidad de un sistema en plena transición ecológica. La pregunta ya no es solo si volverá a suceder, sino qué estamos haciendo para que no ocurra.
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