¿Qué ha resultado ha tenido la cumbre de la OTAN de La Haya?
En una entrevista en 2019, Emmanuel Macron dijo que la OTAN estaba en estado de “muerte cerebral”. El presidente francés se refería así a la pérdida de relevancia y fuerza de una Alianza Atlántica diseñada para proteger a Europa de la amenaza de una Unión Soviética que ya no existía. Trump apuraba entonces su primer mandato y se dedicaba a ofender a sus socios europeos. El galo pedía impulsar la “soberanía tecnológica y militar europea”. Autonomía estratégica.
Todo cambió dos años después, tras la invasión a gran escala rusa de Ucrania de febrero de 2022. En junio, España acogió la cumbre anual de la organización. El presidente, Pedro Sánchez, recibía henchido a los entonces 30 miembros y Madrid se convertía en capital de un “otanismo” resucitado. La defensa mutua volvía a antojarse imprescindible. El gasto militar dejaba de ser un anatema en las sociedades europeas. El rearme se convertía en el nuevo espíritu de los tiempos.
Trump regresó a la Casa Blanca hace ahora cinco meses, más antieuropeo que antes, y más agresivo. Europa decidió que había llegado el momento de acelerar del todo, y reforzar con centenares de miles de millones de euros en armamento el pilar europeo de la OTAN. Ganar peso, pero manteniendo a Estados Unidos dentro e involucrado. Y, para ello, han acordado dar a Trump lo que llevaba tiempo pidiendo: aumentar drásticamente el gasto militar.
Los ahora 32 miembros de la OTAN (con Finlandia y Suecia ya incorporados) han acordado este miércoles en La Haya (Países Bajos) elevar drásticamente su gasto militar. “Un salto cuántico”, en palabras del secretario general de la Alianza, Mark Rutte. La OTAN será en el futuro más europea. Si ahora Estados Unidos venía gastando unos 800.000 millones de euros en defensa y Europa 350.000, en unos años la cifra estará muy igualada, si todo sale como está previsto.
Numerología OTAN
En la declaración final, aprobada por unanimidad, el objetivo establecido es subir el gasto hasta un 5% en total en 2035: el 3,5% del PIB de cada país en capacidades defensivas (aviones, tanques, soldados, satélites) y el 1,5% en cuestiones que afecten a la seguridad (“proteger infraestructuras críticas, defender las redes, garantizar la preparación y la capacidad de resistencia civil, promover la innovación y fortalecer la base industrial”). Se enviarán planes anuales mostrando un camino creíble para alcanzar esa meta.
Es la cifra que quería Trump, y una suerte de ofrenda hecha a su medida para evitar que dinamitara la cumbre y erosionara la organización. Pero son cifras no vinculantes, y ya han sido ignoradas antes: en la cumbre de Gales de 2014 se propuso el 2% en una década y se incumplió por buena parte de los Estados miembros; aunque eran otros tiempos más pacíficos.
Se usa en la declaración final de La Haya, en lo referido al gasto el sujeto genérico en inglés “allies” (aliados), que no necesariamente incluye a todos, en lugar del “we”, nosotros, de la de Gales. Era una petición expresa de España, que rechaza cumplir esa senda de gasto y dice que solo subirá hasta el 2,1%, ambos epígrafes incluidos.
Eso ha hecho que España haya estado en boca de todos los jefes de Estado y de Gobierno presentes, y de los medios internacionales. El país rebelde. Sánchez se ha negado pública y notoriamente, por carta, a cumplir con ese objetivo, establecido por Trump y Rutte y apoyado por países como Alemania o Polonia. Podría haber firmado la declaración y luego incumplirla. Al fin y al cabo, la próxima revisión llegará en 2029, eventualmente con Trump fuera de la Casa Blanca y posiblemente con las guerras de Ucrania y Oriente Próximo ya resueltas. Pero ha decidido dar la batalla frontal y tentar al vitriólico presidente de Estados Unidos.
Trump y España en la OTAN
Todo parecía que iba a terminar sin que la sangre llegara al río. Pero, en la rueda de prensa de Donald Trump tras la cumbre, ya casi final, dos reporteras españolas han preguntado al presidente estadounidense por la posición española. Solo en ese momento, y tras decir en cuatro ocasiones que le gusta mucho España y los españoles, Trump ha soltado una amenaza: castigará comercialmente a nuestro país y le hará pagar con penalizaciones (¿aranceles?) lo que no quiere gastar el Gobierno en armas.
La Haya, 20/20/2025.- El Presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, ofrece una conferencia de prensa dentro del marco de la Cumbre de la OTAN celebrada, este miércoles, en La Haya, Países Bajos. Efe/ JJ Guillén / J.J. Guillén / EFE
Macron ha cargado precisamente contra la guerra arancelaria de Trump. “No podemos, entre aliados, decir que debemos gastar más en defensa y librar entre nosotros una guerra comercial”, ha dicho el galo tras la cumbre.
España gasta ahora, según la contabilidad de la OTAN, algo menos de 20.000 millones anuales en defensa. La cifra debe subir gradualmente hasta los 56.000 millones en 2035 (el 3,5% de los 1,6 billones de euros de PIB actuales), y sumarle 24.000 millones más en seguridad. Un total de 80.000 millones de euros descabellado a entender del Gobierno actual. Es casi lo que se gasta en sanidad (unos 99.000 millones, el 7,4%). Dicen que pueden cumplir con el documento secreto de Objetivos de Capacidades militares sin superar el 2,1%, según los cálculos hechos por el Ministerio de Defensa.
Dudas sobre el Artículo 5
El Air Force One aterrizó este martes en La Haya pocas horas después de que el presidente Trump proclamara un alto el fuego entre Irán e Israel. Una guerra en la que Estados Unidos decidió entrar, con bombardeos de alta intensidad contra Teherán, sin consultar o avisar siquiera a sus socios de la Alianza. ¿Qué tipo de alianza militar es esa en la que unos ignoran a los otros y lanzan choques que pueden desencadenar escaladas imprevisibles? La Alta Representante de la Unión Europea, Kaja Kallas, ha cuestionado este miércoles la legitimidad del ataque estadounidense sobre las instalaciones nucleares de Irán.
Trump ve a la organización más como una relación de vasallaje europeo a cambio de protección que como un club de iguales. Y así es como ve también la Alianza su secretario general, Mark Rutte. En unos mensajes privados publicados indiscretamente por Trump, el holandés se deshace en elogios con el presidente republicano. Le dice que por fin los europeos van a gastar como deben, y que eso es gracias a él. Ya en público, Rutte ha llegado a definir a Trump como un “papi” [daddy] pagO tratar con Irán e Israel y hacer que dejen de atacar. El presidente estadounidense tuvo que ser desactivado para que la cumbre no descarrilara, y la adulación ha sido el método elegido por Rutte.
Los aliados se pusieron muy nerviosos cuando Trump se negó a confirmar este martes, a preguntas de un periodista, si Estados Unidos cumpliría con el Artículo 5 del Tratado del Atlántico Norte en caso de que Europa fuera atacada. Ya antes había afirmado que si Europa no “pagaba” más, dejaría que Rusia la atacara.
El Artículo 5 dice “las Partes acuerdan que un ataque armado contra una o más de ellas, que tenga lugar en Europa o en América del Norte, será considerado como un ataque dirigido contra todas ellas” y acuerdan que “si tal ataque se produce, cada una de ellas”, en ejercicio del derecho de legítima defensa individual o colectiva reconocido por el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, ayudará a la Parte o Partes atacadas”. Trump dice que ese artículo es interpretable, y tiene razón: la decisión de cómo cada aliado ayudaría al atacado es una decisión política. ¿Atacaría Estados Unidos a Marruecos, por ejemplo, si el país magrebí sitiara Ceuta y Melilla?
En la declaración final se ha insistido en ese punto: “Nosotros reafirmamos nuestro compromiso férreo colectivo de defensa como se consagra en el Artículo 5 del Tratado de Washington – un ataque a uno es un ataque a todos”. Un asunto que hasta ahora se daba por supuesto, pero que con el republicano en la Casa Blanca conviene subrayar.
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