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Quienes votan por obligación tienden a tener posiciones más conservadoras

Quienes votan por obligación tienden a tener posiciones más conservadoras
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  • Publishednoviembre 16, 2025




Chile celebra este domingo elecciones presidenciales y parlamentarias, lanzando por primera vez en su historia el voto obligatorio bajo pena de multa. Se estima que alrededor de 15,6 millones de ciudadanos tendrán que acudir a las urnas, en una jornada que los expertos ya prevén estará marcada por la incertidumbre. El profesor del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Gilberto Aranda, ha analizado para LA RAZÓN algunas de las claves para entender este nuevo acontecimiento electoral.

P: ¿Qué explica por qué los candidatos de derecha, especialmente los más duros, llegan como favoritos en este contexto de miedo ciudadano?

Hay varios factores que convergen. En primer lugar, hay un «péndulo» político que se observa en distintos países latinoamericanos, y Chile no es la excepción. Tras el estallido social surgieron altísimas expectativas de transformación, pero con el tiempo muchas de ellas no se materializaron y parte de la población siente que su situación incluso ha empeorado. Esta combinación de frustración, agotamiento y desencanto con la política crea un ambiente favorable para que las candidaturas más duras obtengan apoyo. Además, la reimplementación del voto obligatorio puede influir en esta tendencia. Quienes votan por obligación suelen tener posiciones más conservadoras y buscan opciones claramente diferenciadas del gobierno. En este escenario, los votantes no optan por la derecha tradicional, sino por alternativas más radicales, que prometen una mayor ruptura con la dirección actual.

P: ¿Por qué la seguridad y la lucha contra el crimen se han convertido en el eje dominante de la campaña presidencial de 2025?

Porque la seguridad ciudadana es hoy la principal preocupación del país. Hay un deterioro tanto objetivo como subjetivo: si bien Chile sigue siendo más seguro que muchos países vecinos, lo cierto es que el aumento de los delitos violentos, más organizados y sofisticados, ha alterado la percepción de tranquilidad que existía hace dos o tres décadas. A esto se suma un elemento clave: la asociación directa entre seguridad y migración irregular. Para gran parte de la ciudadanía, el aumento de la criminalidad está relacionado con la llegada de inmigrantes indocumentados. Esto ha llevado a que el tema migratorio se incorpore al debate sobre seguridad y ha fortalecido a candidatos que proponen medidas estrictas tanto contra el crimen organizado como contra la migración irregular.

P: ¿Cuál es su evaluación del Gobierno de Gabriel Boric y cómo influye en las preferencias electorales actuales?

El gobierno de Boric comenzó con expectativas muy altas y con una identidad muy ligada al estallido social. Representaba la promesa de transformaciones profundas, pero con un tono institucional y pacífico. El fracaso del primer proceso constituyente modificó ese rumbo: el presidente tuvo que apoyarse en la centroizquierda tradicional, especialmente socialistas y socialdemócratas, lo que llevó a un giro hacia reformas más moderadas y una agenda de continuidad en varios ámbitos. Si bien ha habido avances, como la mejora del sistema de pensiones y una agenda internacional activa, muchas de las promesas iniciales no se cumplieron y la seguridad se convirtió en un tema delicado. Aun así, Boric conserva un apoyo cercano al 30%, un núcleo duro que se mantiene relativamente estable y está formado por votantes que, en gran medida, hoy se inclinan por Daniel Jadue. La actuación del gobierno, marcada por expectativas frustradas y problemas de seguridad, influye directamente en la inclinación del electorado hacia opciones de derecha y contribuye al actual escenario de polarización.

P: ¿Cuáles son las propuestas de Jeannette Jara y qué posibilidades reales tiene de ganar?

Jeannette Jara propone un programa de continuidad con el actual gobierno, especialmente con su segunda etapa, la más moderada. Su plataforma tiene un fuerte énfasis social -reducir las desigualdades y enfrentar la desigualdad persistente- y una impronta socialdemócrata que es más marcada que basada en la identidad, a pesar de su membresía en el Partido Comunista. En política exterior, propone profundizar el multilateralismo y fortalecer las relaciones con los países vecinos. En cuanto a sus posibilidades, Jara probablemente obtenga la primera mayoría, en torno al 30%, lo que coincide con el apoyo que mantiene el gobierno. Sin embargo, se enfrenta a un escenario muy complejo en la segunda vuelta. Los candidatos de derecha, desde el centroderecha liberal hasta la extrema derecha más dura, juntos representan cerca del 50% del electorado. Las simulaciones indican que Jara perdería ante opciones establecidas como Evelyn Matthei o José Antonio Kast. Sólo tendría una oportunidad más competitiva si su rival fuera el candidato más extremo, Kaiser, lo que permitiría la polarización a su favor, pero incluso ese escenario sería estrecho. Consciente de su techo electoral, Jara se ha distanciado del Gobierno en los debates para intentar ampliar su base, aunque es poco probable que consiga revertir una tendencia que apunta a un cambio hacia un Gobierno más conservador.



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