MADRID, 15 dic (EUROPA PRESS)-

El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, denunció este lunes que las principales capitales europeas están poniendo «palabras en las ruedas» de la iniciativa de paz de Estados Unidos para Ucrania.

«Europa está utilizando la crisis de Ucrania para afirmarse, para poner un freno a la iniciativa de Estados Unidos para lograr un acuerdo justo», dijo Lavrov en una entrevista con la televisión rusa Rossiya 24.

«Lo triste es que Europa, y en primer lugar Bruselas, pero también capitales como Berlín, Londres y París, no mencionan a los países bálticos y reavivan la filosofía y las prácticas del nazismo», añadió.

Lavrov ha comparado la posición europea con la de Adolf Hitler o Napoleón Bonaparte. «Hitler, como Napoleón, movilizó a casi toda Europa y la lanzó bajo la bandera nazi contra la Unión Soviética. Ahora Europa, y hasta hace poco la Administración (Joe) Biden, está intentando hacer lo mismo: unir a todos los países europeos, inyectar dinero y armas en Ucrania y darle la bandera nazi», reprochó.

Lavrov ha destacado que la estrategia de Estados Unidos es decirle a Europa «métete en tus propios asuntos y no esperes que Estados Unidos apoye siempre tus aventuras» porque «tenemos cosas más importantes que hacer principalmente en América Latina y la región de Asia-Pacífico».

El objetivo final de Washington sería «construir una política para contrarrestar a China, que está ganando fuerza año tras año y mostrando indicadores crecientes de desarrollo económico, poder financiero e influencia política».

«Europa vuelve a librar una guerra contra nuestro país con las manos y los cuerpos de los ucranianos», lamentó antes de criticar el «resurgimiento del militarismo» y citar en particular la política del canciller alemán Friedrich Merz. «Muchos líderes en Alemania y otros países están empezando a recordar que sus abuelos y otros familiares estaban en las SS y eran miembros activos del Partido Nazi, lo que sólo puede generar ansiedad», señaló.

Lavrov se ha referido de nuevo al «golpe de Estado» de 2014 en Ucrania y a las políticas de los «nazis ucranianos» que calificaron a los rusoparlantes del este del país de «infrahumanos» y «criaturas», «prohibiéndoles hablar su lengua materna (…) y a la Iglesia ortodoxa ucraniana».