La explosión se produjo durante Oración del viernes al mediodía, el principal de la semana, y, según los primeros datos de la investigación, La bomba fue colocada dentro del templo, adscrito a la corriente alauí del Islam, rama minoritaria del chiísmo profesada por el anterior presidente sirio, Bashar Al-Assad, quien fue derrocado el 8 de diciembre de 2024.

Aunque el Ministerio de Asuntos Exteriores sirio atribuyó el ataque al Estado Islámico, Saraya Ansar al-Sunnah, Un grupo musulmán sunita sirio ultraconservador se atribuyó la autoría del ataque en sus canales de Telegram. El grupo terrorista se atribuyó previamente la responsabilidad de un atentado suicida con bomba contra una iglesia de Damasco en junio, en el que murieron 20 personas.

El director de Emergencias del Ministerio de Salud sirio, Najib al-Naasan, dijo a SANA que el número de víctimas aún es preliminar.

El Consejo Supremo Islámico de Alauta, un organismo que afirma representar a los alauitas en Siria y en el extranjero, condenó lo que llamó una Campaña sistemática de asesinatos, desplazamientos forzados, detenciones e incitación contra los alauitas durante más de un año.

Acusó de responsabilidad a las autoridades de Damasco y afirmó que la persistencia de los ataques podría llevar al país al colapso.

Países de la región, como Arabia Saudita, Líbano y Qatar, también condenaron el ataque.

Siria se ha visto sacudida por varios episodios de violencia sectaria desde que el ex líder Bashar al Assad, un alauita, fue derrocado por una ofensiva rebelde el año pasado y reemplazado por un gobierno liderado por miembros de la mayoría musulmana sunita.

A principios de este mes, dos soldados estadounidenses y un intérprete civil fueron asesinados en el centro de Siria por un atacante descrito por las autoridades como presunto miembro del Estado Islámico, un violento grupo musulmán sunita.