Semen cristalizado
A mi lado, en el metro, una señora lee una revista que observo con discreción y en la que aparece una foto de Cristina Pedroche. Sé quién es esta mujer, sé incluso que dio las campanadas de fin de año (o de principio, ahora no caigo) en una importante cadena televisiva. Más aún: sé que se manifestó con un ligero atuendo confeccionado a base de pezones de su propia leche materna debidamente cristalizada. Ignoro cómo se cristaliza la leche, pero eso es lo me llegó sin que yo pusiera esfuerzo alguno en que me llegara. Hay cosas que están en el aire y que basta con respirar para que le entren a uno en la cabeza. Curiosamente, en el aire no están los sistemas filosóficos, de manera que si yo quiero saber qué fue el Existencialismo, tengo que ir a la biblioteca y buscar información sobre el asunto. Lleva trabajo, en fin, lo mismo que leer a Platón. Platón no está en la atmósfera.
Cristina Pedroche o Tamara Falcó, en cambio, sí. Me ha venido Tamara Falcó sin que yo pusiera voluntad alguna en ello, por asociación seguramente. También sé cosas de esta mujer: que es hija de un Falcó fallecido y de la Preysler, de la que también acumulo muchos conocimientos. De origen filipino, se casó con Julio Iglesias e inició la carrera de la fama, que es una carrera que se retroalimenta porque llega un momento en el que uno es famoso por el hecho mismo de ser famoso. Isabel Preysler se casó también con un ministro muy importante de Felipe González, que ahora no me viene, y con el escritor Vargas Llosa. Todo esto, como señalaba unas líneas más arriba, lo sé sin habérmelo propuesto. Lo sé, podríamos decir, de mirar de reojo las revistas que la gente lee en el metro.
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Me pregunto por tanto cuánto conocimiento inútil, incluso tóxico hay en mi cabeza. ¿Cómo medir el espacio que ocupan en mi vida estos personajes que, sin interesarme, viven en mí, me habitan, quizá me colonizan? No lo sé. La vecina de asiento, en el metro, pasa de página y aparece una foto de Alberto Chicote, al que también conozco, pero menos. Fue el compañero de Pedroche en lo de las campanadas de fin (o de principio) de año. Creo que es un cocinero famoso. Un amigo me aseguró que llevaba en la solapa una especie de insignia hecha con semen cristalizado. Más tarde averigüé que me lo había dicho en broma, pero por qué no.
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