su día cumple un año
Sabemos todo lo que no hizo Carlos Mazón, president de la Generalitat Valenciana, cuando el 29 de octubre de 2024 se convirtió en el máximo irresponsable como máximo responsable de las consecuencias evitables de una dana anunciada que acabó con 229 vidas. Como no se entiende fácil un error tan grueso durante un tiempo dilatado buscamos qué hizo cada minuto para omitir lo que debía, si le distrajo el desdén meteorológico de base negacionista, si las feromonas desencadenaron un cambio en su comportamiento, si alguna sustancia alteró su estado de ánimo, conciencia o conducta al afectar el sistema nervioso central o si esas tres cosas son inalterables en él por alguna patología de su inteligencia o su psique.
[–>[–>[–>Andamos pensando lo mejor y lo peor para explicarnos su pasividad y esperando que los hechos nos ayuden a entender por qué eligió, en día señalado, una comida y una larga sobremesa en un establecimiento con mala cobertura telefónica y por qué no se espabiló conforme llegaban avisos, indicios y torrentes. Pero el Carlos Mazón verdaderamente inexplicable no está en las 14 horas que van desde que se levantó hasta que ordenó que se diera una alarma cuando ya todo estaba desarmado sino en el año transcurrido desde entonces resistiendo la vergüenza que debiera sentir, la que le dicen los medios de comunicación, le reprochan sus rivales y le gritan sus conciudadanos.
[–> [–>[–>Cuando andaba zombi entre el lodo podía merecer alguna empatía residual, pero desapareció cuando se convirtió en vampiro del cargo y donde era exigible la verdad devolvió mentiras, donde eran precisas las disculpas lanzó acusaciones y donde es tarde para las explicaciones aún mantiene los silencios.
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Una obcecación durante un día es nada frente a una obstinación contra todo y contra todos sostenida sobre las pésimas mañas de la parte peor de la política práctica durante 365. No parece que Mazón vaya a ejercer ninguna sinceridad, pero mientras tanto puede hacer algo de bien si divulga qué pastillas toma para dormir.
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