submarinos, bombarderos y operaciones especiales
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha optado por mantener una ambigüedad calculada sobre si sus tropas defenderían Taiwán en caso de una invasión china. Pese a evitar una confirmación explícita, el presidente ha lanzado una advertencia directa a Pekín, asegurando que el gigante asiático «conoce las consecuencias» que tendría cualquier acción militar emprendida durante su mandato.
Detrás de esta posición ya está en desarrollo. la hoja de ruta militar de su administración para disuadir a China. El plan, presentado por Austin Dahmer, candidato a subsecretario de Defensa, se basa en una doble estrategia: una táctica de «negación» liderada por Washington y una «defensa en capas» que recaería directamente sobre la isla. Esta estrategia se materializa a través de demostraciones de superioridad tecnológica, como la reciente prueba en la que un F-22 puso en jaque a China disparando un misil aire-aire con un alcance récord.
Para ello, la propuesta estadounidense contempla un notable refuerzo de tu arsenal. Esto se traduciría en un aumento del número de submarinos, bombarderos y drones submarinos, además del despliegue de sistemas de artillería terrestre de largo alcance. Dahmer también ha destacado la importancia de desarrollar las herramientas necesarias para garantizar el «control espacial» ante un posible escenario de enfrentamiento. Esta prioridad responde a las crecientes preocupaciones sobre el poderoso ejército espacial de China, cuyo rápido avance se considera una amenaza directa a los activos estadounidenses en órbita. De hecho, entre los planes concretos destaca la búsqueda por parte del Ejército de Estados Unidos de un nuevo misil de ataque rápido y letal para reforzar precisamente este tipo de capacidades.
Las fuerzas de operaciones especiales jugarían un papel fundamental en este dispositivo. Su misión sería integrarse en la estructura defensiva de la isla para lograr lo que el nominado describió como un “ubicación y acceso único” antes de que estallara un hipotético conflicto armado, garantizando así una capacidad de respuesta inmediata sobre el terreno.
La defensa de Taiwán: una responsabilidad compartida
En este sentido, el éxito de la estrategia no depende únicamente del esfuerzo norteamericano. Dahmer fue directo al señalar la obligación de Taipei de Incrementa tu inversión en defensa. y acelerar la compra de armas adecuadas para su propia protección. Esta demanda, según informa DefenseScoop, busca alinear las capacidades taiwanesas con el nuevo enfoque defensivo impulsado por la Casa Blanca.
El plan va más allá de un eje bilateral e involucra activamente a socios de la región. Fortalecer los vínculos con aliados clave, como Filipinas, es crucial para la estrategia en la llamada Primera Cadena de Islas. Dahmer insistió en la necesidad de una mayor «compartir la carga» entre las naciones aliadas, una medida que permitiría afrontar varias crisis simultáneamente y aliviaría la presión sobre el ejército estadounidense.
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