Szczesny adelgaza, medita y para

Cuando llegó, allá por octubre pasado, rota la rodilla derecha de Ter Stegen para toda la temporada y con Iñaki Peña en el centro del foco, tenía aspecto de “jugador de golf», como confesó Szczesny. «Pero no de jugador de golf profesional». Vino al Barça tras estar tres meses retirado, asumiendo dudas («estaba esperando que mi mujer me dijera que no volviera, pero no lo hizo y yo no encontré una excusa para decir que no», confesó) tras recibir la llamada de su compatriota y amigo Robert Lewandowski.
Estadísticas de Szczesny. / .
Aceptó TEK, sacó los guantes de su armario de Marbella, hizo las maletas y se plantó en Barcelona «con tres kilos de sobrepeso», como admitió la semana pasada, y tras una pretemporada (arrancó en octubre y acabó en enero), completó en Lisboa un partido de museo. Y como antes de cada encuentro se encerró en su mundo, cerrando los ojos, inmerso en ese proceso de meditación que le aísla del mundo para investirse de una capa de hielo que le hace inmune a todo.
Meditó TEK aquel 21 de enero antes de pisar el césped del Estadio Da Luz, que casi lo engulle en su debut en la Champions con aquel volcánico 4-5. Meditó también el miércoles antes de medirse al Benfica, conectado desde al inicio al balón. A los 18 segundos ya había firmado un prodigioso paradón al endemoniado disparo de Kerem Aktürkoglu, a quien le debió costar conciliar el sueño, atormentado por el recuerdo de ese gigantesco polaco que le paraba balones de todo tipo. Ya fueran tiros con la derecha (dos) o cabezazo (uno).
«Un portero grande»
Todo aquel que se asomaba al área del Barça topaba con TEK, portero «grande» (mide 1.95 m), como lo definió luego Pedri, elegido el mejor del partido por la UEFA tras completar una exhibición maravillosa. Con balón (82% de acierto en el pase) tejiendo la pausa necesaria para esquivar rivales. Y sin balón corriendo hasta 13.2 km en un inacabable ejercicio de resistencia, capaz de alcanzar una velocidad punta de 30,2 km/h.
«Es muy grande, para mucho. Se queda además con los balones cuando sale«, contó Pedri, a quien el polaco bromeó que debía compartir, al menos, el 50% de ese trofeo que se llevó a su casa.
«¿Mi mejor partido? Está por venir», afirmó con contundencia Szczesny, convencido de que todavía no ha alcanzado la plenitud. Autor intelectual, eso sí, de un récord nunca visto en la historia moderna de la Champions. Ningún equipo en esta competición ha ganado un partido jugando con 10 durante más de 70 minutos.
De Alisson a TEK
El Barça de Flick, y de TEK, sí lo hizo en Lisboa, noche en que estuvo emparentado con Alisson, el meta del Liverpool, los dos héroes de las noches europeas. En el Parque de los Príncipes se vivió una tormenta del PSG de Luis Enrique. Hasta 27 disparos realizó el conjunto francés. Y nueve paradas dejó como un legado inolvidable el meta brasileño para darle el triunfo al Liverpool (0-1).
En Da Luz, más de lo mismo. Hasta 26 remates ejecutó el Benfica protagonizando el récord de mayor asedio al equipo azulgrana. Y ocho paradas rubricó el polaco, capital en otro triunfo ajustado (0-1). No ocurría algo así en la Champions desde la temporada 2016-17.
«Cuando mantienes la portería a cero con 10 hombres es que tienes un gran portero. Szczesny ha hecho un gran partido», admitió Flick, quien tuteló “el proceso muy gradual”, según el polaco, que le ha trasladado de su llegada a Barcelona con ese sobrepeso propio de un jugador que había abandonado el deporte en mayo hasta que silenció el universo benfiquista en Lisboa.
«Era un partido para acabar 4-1 o 5-1», exclamó Bruno Lage, el técnico portugués. «La verdad es que nos da mucho. En los córners sale y se queda casi todas con el balón, es enorme» subrayó Pedri para contrarrestar la tesis del entrenador del Benfica. El impresionante y coral ejercicio colectivo del Barça se resumió en las manos y en los pies de Szczesny, un meta al que le cuesta conciliar el sueño la noche en que tiene poco trabajo, dueño de una mentalidad de acero, producto de esa meditación interior que le ha construido una capa para protegerse de todos. Incluso de él mismo.
«¿Qué os aporta TEK?”, le preguntaron a Koundé nada más acabar el 0-1 de la ida de los octavos de final. Se tomó su tiempo el francés para responder. Quiso madurar su frase. «Nos aporta experiencia y es muy importante en momentos así tener un portero que para porque te hace el partido un poco más fácil», resumió el lateral derecho. O sea, oficio y madurez para un equipo lleno de jóvenes que aprende con errores tipo expulsión de Pau Cubarsí para superar la adolescencia.
«No necesito el silencio para meditar»
El mismo tiempo que le ha dado Flick a Szczesny para reconstruirse como deportista profesional, abandonando esa silueta “de jugador de golf amateur” en el que mejoró su hándicap, pero perdió las distancias y las medidas de su portería. Tiempo que ha usado el polaco para reencontrarse consigo mismo gracias a esas sesiones donde se encierra en su mente. Y en su cuerpo.
«No necesito el silencio para meditar. Lo hago, a veces, en el autobús camino del partido», contó el polaco en una entrevista concedida a ‘Barça One’, asumiendo que no imaginaba que a su edad (34 años) y estando donde estaba (en los greens de los campos de golf de Marbella) pudiera encontrar la felicidad plena de nuevo en un campo de fútbol.
«Muchos no saben lo qué estoy haciendo y seguramente me miran por primera vez y piensan: ‘¿Qué está pasando?’. No he visto a nadie hacerlo conmigo, pero creo que es muy útil», añadió tras revelar que el hijo de Ter Stegen se quedó impresionado cuando entró un día en el vestuario de Montjuïc y lo vió en plena meditación. «Recuerdo que Marc me explicó que su hijo le dijo: ‘¿Papá, por qué duerme Szczesny?», reveló.
TEK no duerme. TEK medita para «no dejarse llevar por un estado de euforia», esquivando la depresión deportiva cuando hace mes y medio topa con Balde o comete un penalti en el 4-5, protegiéndose de los errores, al tiempo que rechaza los elogios que le llueven tras el 0-1 que lleva su firma. Intenta vivir en una línea mental sin altibajos.
TEK no duerme, medita y trabajó para «volver a estar en una forma aceptable para ser un futbolista profesional», recuperando distancias, medidas y sensaciones, dándole la razón a Flick. TEK para.
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