Tejer el futuro

Agujas para hacer promedio.
En un panorama donde la moda masiva, representada por gigantes como Zara, Mango o Primark, parece dominar el mercado, el resurgimiento del ‘handmade’ emerge como una respuesta vibrante y llena de significado. Las marcas de moda, incluso de lujo (recordemos que Prada ya hace años que crea cada verano sus bolsas de ganchillo con el logotipo bordado a mano), atentas a la autenticidad y a la sostenibilidad, cada nueva temporada, integran técnicas artesanales para ofrecer prendas únicas que narren historias propias, revalorizando al mismo tiempo un patrimonio cultural en riesgo de extinción.
Algunas de estas marcas han descubierto (o incluso han nacido directamente bajo esta premisa) que técnicas como el ganchillo, la media, la costura manual o la confección con ropas artesanales no solo aportan originalidad a las colecciones, sino que también dominan cada pieza de una singularidad inconfundible. Un ejemplo es la marca mallorquina de bikinis hechos en ganchillo Mylo, con un fuerte acento mediterráneo. Inspirada en la feminidad y la naturalidad, Mylo utiliza hilos de primera calidad y evoca los años 70, época en la que grandes actrices como Brigitte Bardot lucían bikinis hechos de ganchillo.
La burbuja de la industria de la moda – entre tendencias efímeras, calendarios restrictivos, prendas desechables y tallas pequeñas – se aleja del nuevo concepto que muchas marcas quieren representar. El ‘slowfashion’, con marcas que priorizan la calidad y optan por piezas hechas a mano, diseñadas para perdurar y para explicar historias, se erige como una alternativa consciente.
Paralelamente, tanto en las grandes ciudades como en los pueblos más pequeños, los talleres y cursos de técnicas manuales viven un auténtico renacimiento. Espacios como los centros de barrio, talleres y escuelas de costura –que, además de enseñar a coser y a tejer, fomentan el intercambio y la creación de comunidades– se convierten en verdaderos oasis de desconexión en medio del ritmo frenético de la vida cotidiana, conectando a las personas con su propia creatividad. Casals que promueven esto, como el de Can Deu de les Corts, con un taller de ganchillo dirigido por Montse Santafé, una emprendedora que hace un año creó su marca Mengancho como respuesta a la necesidad de recuperar el bienestar emocional perdido con su antiguo trabajo. Allí tengo el placer de hacer ganchillo cada martes.
Retorno a la artesanía
Este retorno a la artesanía no se limita al ámbito estético. La práctica del tejer se revela como actividad terapéutica capaz de reducir el estrés y mejorar la salud mental, ofreciendo un refugio en medio de la constante digitalización. Recuperar técnicas manuales ancestrales contribuye, además, a la formación de nuevos profesionales en sectores como la costura, la media y el ganchillo, una necesidad que el gremio de la moda en Catalunya ha puesto de manifiesto en los últimos años.
La nueva tendencia del ‘handmade’ redefine el concepto de lujo, convirtiéndolo en una declaración de intenciones. No solo va de exclusividad, sino de compromiso con la calidad, la sostenibilidad y la preservación de un arte que lleva la esencia de la tradición. Así, cada hilo y cada punto se convierten en testigos de una moda que apuesta por la longevidad y la belleza de la autenticidad.
El resurgimiento de lo hecho a mano en el mundo del lujo es más que una tendencia temporal: es una revolución en un sector que está llegando a su límite. Nos invita a repensar nuestro consumo y a valorar el trabajo artesanal. La fusión de tradición e innovación del producto, junto con la vitalidad de los talleres locales, nos muestra que el lujo consciente se construye hilo a hilo, tejiendo un futuro donde la calidad y el alma se combinan de manera excepcional.
En un mundo saturado de marcas, es imprescindible disponer de un producto hecho a mano con hilos de alta calidad y procesos artesanales impecables, pero también es fundamental que esta calidad y autenticidad lleguen efectivamente al mercado. Una estrategia de comunicación bien definida y potente es clave para que el público pueda conectar con los nuevos valores que muchas marcas de moda quieren transmitir.
Dicho de otra manera, las marcas que incorporan procesos artesanales deben hacerlo saber al mundo. Sin una comunicación esmerada que resalte su arte, su historia y el valor añadido del hecho a mano, el mensaje se diluye y la singularidad del producto puede pasar desapercibida en un mercado muy competitivo. Así, la narrativa de la marca y su presencia mediática se convierten en claves para generar una imagen coherente y diferenciada.
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí