La última reunión entre el Ministerio de Transportes y el Govern de ERC para concretar el traspaso fue el 18 de julio pasado. No obstante, tanto entonces como ahora hay una persona que se mantiene en los encuentros, el comisionado de Rodalies Pere Macias. Además, su puesto anterior había estado en las filas de Renfe. Sabe de qué habla. Lo mismo ocurre con el director general de Infraestructures de Mobilitat, David Prat. Ambos se han pasado los últimos meses analizando la operación y constatando la dificultad de encargarse de la línea 276, el nombre técnico que recibe la R1 entre la bifurcación de Sagrera y Maçanet-Massanes, que es el primer recorrido que pasará a manos de la Generalitat. La consellera Paneque ha explicado que en una primera fase será la propia Adifla que se encargue de la explotación, a la espera de que Infraestructures Ferroviàries de Catalunya (Ifercat) esté en condiciones de ocuparse, pues ahora mismo solo cuenta con 10 personas trabajando.

Después de que Transportes haya abonado los 283,4 millones de euros del déficit de explotación de Renfe en Catalunya, el agravio económico que se arrastraba desde hace años queda resuelto. El siguiente paso es que la comisión bilateral de infraestructurasque se celebrará en febrero confirme la exclusión de la R1 del catálogo de la Red Ferroviaria de Interés General (RFIG). Después, el Consejo de Ministros aprobará dicho acuerdo (el mismo que ha visto este martes el Govern) y solo entonces se podrá firmar un convenio con Adif para que, a pesar de que la R1 ya sea competencia catalana, sea la empresa pública estatal la que siga al frente. «Es prudente que continúe siendo Adif quien lo gestione hasta que Ifercat pueda hacerlo, el usuario no puede notar nada en el servicio«, ha subrayado Paneque.

Mientras Ifercat se va «musculando», según fuentes de Territori, es decir, mientras incorpora personal y aumenta presupuesto, la R1 traspasada a la Generalitat será gestionada por Adif. El primer lugar en el que se verán cambios será en las estaciones y más adelante también se aclarará cómo penetra el Govern en el Control de Tráfico Centralizado (CTC), probablemente vía consorcio. Todo esto a la espera de la redacción de los estatutos y la constitución de lafutura empresa mixta formada por Generalitat y Estado, de la que se conocerán detalles antes de que acabe el mes de enero. Prudente con los plazos y calendarios, la consellera ha revelado que el ente «estará funcionando antes de que acabe el 2025«.

La fase transitoria, que se alargará meses, tiene su razón de ser. La línea 276, más conocida por R1, tiene 73 kilómetros de vía (35 en vía única, de Arenys de Mar a Maçanet); 12 estaciones y 10 bajadores; 12 pasos a nivel; 8 túneles; 514 pasos inferiores y 24 superiores; además de enclaves, circuitos de vía, señales, redes de telecomunicaciones y un largo etcétera. Y, a pesar de que se trate de una infraestructura por la que únicamente circulan trenes de Rodalies, segregarla del resto es complejo. Tras esta asunción de la línea se proseguirá con la R2 y la R3, tal como se pactó con ERC el verano pasado. Mientras, ha explicado la consellera, se proseguirá con los trabajos del Pla de Rodalies, del que próximamente se conocerá la inversión para el quinquenio 2026-2030.