Trenes y calamares
El sábado 21 de diciembre por la tarde nos bajaron del Alvia Gijón – Madrid – Alicante en León, en cuya estación estuvimos más de tres horas (yo además con mi madre de 91 años), diciéndonos que era por un atasco en el intercambiador de otro tren al que debían remolcar. Preguntando en la cafetería nos informan que por la mañana otro tren estuvo así cuatro horas. Después mientras esperábamos en el andén llega un AVE de Madrid a Asturias sin luz, y les dicen tienen que seguir el trayecto de León a Oviedo en autobús; al menos tres incidencias graves en un día. Uno piensa será una avería puntual y la repararán, pero la acumulación de informaciones parecidas, en fechas y lugares distintos, lleva a sospechar si se tratará de algo estructural, más profundo y extendido.
Ya el verano anterior en julio sufrí otro percance. Yendo de Málaga a Sevilla y Huelva, a los dos kilómetros de salir de la estación se para el tren, y nos dicen por una avería debemos volver andando a la estación, y esperar a poder coger otro tren. Como saltaron más incidencias a los medios de comunicación, entonces le echaban la culpa a Talgo, que el fallo no era de organización o mantenimiento de Renfe, sino del fabricante de las locomotoras. En la reciente época de Ábalos y Koldo al frente del ministerio, construyeron locomotoras para FEVE en el norte peninsular, que resulta luego no cabían por los túneles. ¿Solo chapuzas de Pepe Gotera y Otilio, o adjudicaciones a quienes paguen más comisiones, sin nimiedades técnicas?
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Se suceden las incidencias y sabemos se invierte en Cercanías en Madrid diez veces menos que en Cataluña. Y llegamos a esta primera semana de enero 2025, el ministro de Transportes Óscar Puente dice que el tren vive el mejor momento de su historia, pero son suspendidos trenes Avril entre el noroeste, Madrid y Levante, y hay retrasos generalizados, lo achacan a «una incidencia informática». Por redes sociales, parece que el ministro dedica mucho tiempo a jugar al golf, repetir consignas sanchistas y descalificar a Ayuso, a quien tacha de tóxica, pasando de la controversia política al acoso personal. Ahora tenemos otra excusa, 2025 será el año de Franco, aunque la guerra civil empezara hace casi 90 años. El dictador como tinta del calamar.
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