Trump, en un discurso a la nación, acusa la presión por el desencanto ciudadano con la economía
Los discursos a la nación desde la Casa Blanca se suelen reservar para ocasiones especiales. Quizá ver a Donald Trump nervioso es una de ellas.
[–>[–>[–>Este miércoles por la noche el presidente republicano ha hecho una de esas intervenciones. Se había adelantado que la iba a dedicar a hacer balance de sus primeros 11 meses de su segundo mandato y mirar a la agenda para 2026 y hasta 2028. Y lo ha hecho, pero acusando en formas y fondo la presión que está sintiendo por el descontento que cada vez más ciudadanos sienten con la evolución de una situación económica difícil. Los sueldos no crecen a ritmo suficiente para hacer frente a una inflación que no termina de debilitarse y el mercado laboral renquea.
[–> [–>[–>En 18 minutos de discurso desde la sala diplomática no ha faltado ninguno de los elementos habituales en las intervenciones y mítines de Trump, aunque con un tono más acelerado y gritón que de costumbre. No ante los fanáticos seguidores del movimiento MAGA sino ante todo el país ha dejado exageraciones y mentiras. Y, por supuesto, ha responsabilizado de todo y cualquier mal al presidente Joe Biden en particular y a los demócratas en general y, como suele también, a los inmigrantes.
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Trump ha abierto su relato con una idea que le gusta repetir: la de que supuestamente heredó de su predecesor (al que ha citado hasta 16 veces) “un desastre”, fuera por inflación, por la frontera, por los derechos de las personas transgénero o por las políticas ambientales que él llama “timo verde”. Ha prometido “arreglarlo” y ha puesto en el altar sus propias políticas, incluyendo la de abrir guerras comerciales con aranceles, que sigue vendiendo como el maná.
[–>[–>[–>Ansiedad y caída de popularidad
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El problema que tiene es que nada de lo que dice evita que muchos estadounidenses, incluyendo muchos que le votaron, no adoren todas sus políticas ni compartan la idea de que están dando resultados sino que las miren con ansiedad.
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Los índices de aprobación de Trump siguen cayendo y el descontento con la política económica cala en los sondeos, sin que sus asesores ni él parezcan encontrar la forma de hacer que esa situación cambie y que su mensaje llegue.
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[–>Además, y por más que le pese, en el centro de la vida política y de la conversación nacional está el debate sobre la crisis del coste de la vida. Y de poco o nada le sirve repetir, como ha hecho en el discurso, que todo ese hablar de lo asequible es algo que forzaron artificialmente los demócratas.
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Ante la situación, y aprovechando que todos los canales han accedido a retransmitir íntegro el discurso aunque habitualmente solo lo hacen en situaciones de crisis, ha llegado también las medidas populistas y las promesas.
[–>[–>[–>‘Dividendo guerrero’
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Trump ha anunciado este miércoles, por ejemplo, que va a enviar antes de navidad a cada soldado de EEUU lo que ha bautizado como “dividendo guerrero”: un cheque por valor de 1.776 dólares, el año de la independencia, que marca su 250 aniversario en 2026. Ha dicho que se pagará con aranceles.
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Ha prometido también que en enero va a presentar un plan de reforma de la vivienda que ha dicho que será “uno de los más agresivos de la historia”.
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Silencio sobre la «guerra» en Venezuela
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De lo que no ha hablado directamente es de Venezuela, y eso que la expectación de que lo hiciera era máxima. Horas antes el conservador Tucker Carlson había dicho que el presidente iba a anunciar la guerra con Caracas. Aunque otros periodistas con fuentes en la Casa Blanca han ido quitando aire a la idea y han pinchado el globo del expresentador de Fox, ha habido que esperar al discurso para confirmar que la guerra, o al menos una guerra clásica, no empieza, al menos aún.
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De momento el gobierno de Trump ha seguido con lo que ha marcado como una guerra contra el narcotráfico y este miércoles ha anunciado que ha hundido en el Pacífico otra lancha, matando a sus cuatro ocupantes.
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