Trump y sus aliados azuzan los incendios de Los Ángeles con una guerra política
Los históricos incendios que asolan desde el martes Los Ángeles están dejando algo más que muertos, destrucción y devastación. La catástrofe en la urbe de California, uno de los estados más vinculados al poder demócrata en Estados Unidos, está viéndose azotada por las llamas de una intensa guerra política a las puertas del regreso a la presidencia de Donald Trump.
En esa pira tóxica arden bulos, teorías de la conspiración, desinformación, negacionismo climático y batallas partidistas, preludio del augurado enfrentamiento entre el presidente republicano y uno de los estados que más se prepara para hacer frente, legislativa y judicialmente, a su agenda. Y el decoro, la empatía y la solidaridad que tradicionalmente se ejercían en los primeros momentos de una catástrofe han quedado hechos cenizas en esta era de polarización y de redes sociales que dan altavoz a cualquier idea y se alejan de la verificación de lo que publican.
Trump, destacados aliados suyos como Elon Musk o su hijo Donald Jr. y el ecosistema mediático y digital conservador y de ultraderecha han atacado desde el martes, cuando el fuego empezó a propagarse sin control, a las dos principales figuras demócratas en esta historia: el gobernador, Gavin Newsom, y la alcaldesa de los Ángeles, Karen Bass.
También han lanzado a la hoguera a autoridades como la jefa de bomberos , Kristin Crowley, una mujer lesbiana que ascendió tras 22 años de carrera pero que se ha convertido para ellos en emblema de los programas de Diversidad, Igualdad e Inclusión (DEI por sus siglas en inglés) que denostan como racismo inverso hacia los blancos.
En su campaña alientan que se propaguen como las peligrosas ascuas de los incendios teorías de la conspiración, como la de que detrás de los fuegos están ecoterroristas que buscaban llamar la atención sobre el cambio climático o la de que a los bomberos en Los Ángeles les han faltado recursos porque hicieron envíos a Ucrania, algo a lo que ha señalado el hijo del presidente, aunque esa ayuda a Kiev se realizó hace casi tres años, al principio de la guerra, y fuer solo de material sobrante.
Trump contra Newsom y el cambio climático
Para Trump, los incendios han sido oportunidad para redoblar los ataques a Newsom, cuyas aspiraciones presidenciales son conocidas y que tiene ya organizada una sesión en Sacramento para preparar legislación que haga frente a la agenda de Trump.
El presidente electo, por ejemplo, ha acusado al gobernador de estar “más interesado en salvar los capellanes del delta (un pez local) que vidas”, ha pedido su dimisión y le ha insultado con un nuevo apodo en el que transforma su apellido para incluir la palabra “escoria”. Ha renovado además viejas batallas por el agua en el estado que les enfrentan, en las que el republicano ha urgido a que parte de las reservas en el norte se lleven hasta otras áreas de California, incluyendo para la agricultura en el centro del estado, una zona donde el voto conservador es más fuerte.
Trump, además, ha tildado de “incompetente” a la alcaldesa Bass y se ha lanzado contra el presidente Joe Biden, asegurando en falso que la Administración Federal de Gestión de Emergencias (FEMA por sus siglas en inglés) “no tiene dinero”. Aunque no ha llegado tan lejos como el congresista Andy Biggs, un republicano que ha mentido al decir que la agencia desvió 2.000 millones para ayudar a inmigrantes sin papeles, el presidente electo sí ha acusado a FEMA, en falso también, de que se ha “gastado todo en el Nuevo Timo Verde”.
Este último era un insulto hacia programas de lucha contra el cambio climático, otra de las cuestiones donde Trump, Musk y el entorno ultra han azuzado por activa o por pasiva las llamas. Dando alas al negacionismo, omiten o directamente niegan el consenso científico: que incluso sin ser el causante directo de estos graves incendios, el cambio climático ha contribuido a condiciones medioambientales excepcionales que han elevado su capacidad de destrucción.
La intoxicación de Musk
Musk, por su parte, ha vuelto a demostrar con este caso su poder para marcar, dirigir e intoxicar la conversación política. Un análisis de ‘The Washington Post’ sobre los mensajes que había colgado o reposteado hasta este viernes para sus 212 millones de seguidores en X sobre los incendios detectaba al menos 80, en muchos casos culpando de la devastación a políticas progresistas, en ocasiones con ideas falsas o racistas.
Musk culpaba, por ejemplo, a mujeres lesbianas o de color en el cuerpo de bomberos, llegando a publicar nombres y fotos específicos. Aseguraba que la devastación se podía haber mitigado si los bomberos de Los Ángeles hubieran tenido más hombres blancos. Y en otro mensaje escribía “cierto” al publicitar un vídeo de una hora de Alex Jones, infame teórico de la conspiración, que enmarca los incendios como “parte de una trama mayor globalista” para provocar el colapso de EEUU.
Problemas reales
El juicio político, sobre todo a la alcaldesa, no parte solo de esta campaña de politización interesada de los incendios por parte de los conservadores. Son muchos los ciudadanos y periodistas que critican y cuestionan a Bass, que el fin de semana se marchó a Ghana para la toma de posesión del presidente de la nación africana aunque ya había alertas sobre las peligrosas condiciones que se avecinaban y no regresó a Los Ángeles hasta el miércoles, más de 24 horas después de que arrancara la catástrofe. En el punto de mira se han puesto especialmente recortes de presupuesto que realizó para el Departamento de Bomberos el año pasado, aunque fueron del 2%.
También se ha señalado a los problemas con el suministro de agua que se vivieron el primer día de lucha contra el fuego, cuando los bomberos encontraron bocas de incendios secas. Aunque se han dado explicaciones para ese fallo, que incluyen la falta de presión de agua tras 15 horas de uso consecutivo y en condiciones extenuantes del sistema, más preparado para combatir fuegos urbanos, los apuros fueron reales. Y este viernes se ha confirmado que pudo contribuir a los problemas el vaciado de una reserva que nutre de agua a Pacific Palisades, escenario del peor incendio, para tareas de mantenimiento.
Esfuerzo de Biden
En Washington, mientras, Biden está tratando de asegurar un apoyo económico para que California haga frente a la tragedia incluso después de que él abandone la Casa Blanca el próximo día 20.
Después de aprobar a principios de semana unas ayudas que iban a cubrir el 75% de los costes de los bomberos y de firmar el miércoles una declaración de emergencia que permite a los afectados conseguir de forma inmediata ayuda económica, el jueves elevó la cobertura de los gastos de los bomberos al 100% durante 180 días.
Biden reconocía que no puede poner la mano en el fuego de que ese apoyo al estado vaya a continuar una vez que se consume su sucesión y con el Congreso en manos de los republicanos. “Rezo para que lo mantengan”, dijo. “Espero que estén listos para ayudar porque podemos permitírnoslo”.
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En un artículo en ‘Slate’ el comentarista Nitish Pahwa ha escrito que lo que se está viendo con la reacción conservadora a los incendios en California sirve como mal augurio de lo que puede pasar bajo un mandato de Trump en respuesta a desastres relacionados con el clima. “Estamos teniendo un adelanto de cómo EEUU va a experimentar y responder a estos desastres climáticos descontrolados», escribió.» Así es como se desarrollará en internet cada gran desastre climático a partir de ahora… en un ecosistema donde las redes sociales han debilitado deliberadamente su capacidad de proporcionar actualizaciones confiables y en tiempo real a los usuarios, las personas afectadas por esos desastres literalmente quedan en la oscuridad”.
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