Un aluvión de planes verdes y nuevas oportunidades
Asturias está en movimiento. Desde la avanzada recuperación de una antigua mina a cielo abierto en Ibias a la transformación del Musel en un gran centro logístico y cadena de valor añadido para mercancías –como expusieron los propios responsables del puerto durante un foro organizado por LA NUEVA ESPAÑA–, los últimos ocho días han sido pródigos en anuncios sobre planes verdes en los campos más variados. La descarbonización ya no es una entelequia y empieza a concretarse en oportunidades. Falta propiciar el clima adecuado para que cuajen y para que la desidia burocrática no las desbarate.
Cuando comenzaron a cerrar de manera abrupta las centrales térmicas, caló el temor a otro doloroso desmantelamiento. La primera señal de alarma llegó con el cierre de Alcoa, cuya competitividad quedó comprometida por el elevado precio de la electricidad. Desde aquel instante, el coste de la energía no hizo más que dispararse. También crecieron las medidas paliativas aunque, a decir de los afectados, todavía no en la cuantía suficiente. Lo importante es que ninguna del resto de las grandes compañías tiró la toalla. Asumieron el desafío de la descarbonización, preparan el salto a producciones limpias y optan a ayudas para afrontarlo. Algunos proyectos van tomando cuerpo como realidades tangibles. Otros, tramitados y diseñados aquí, esperan la bendición final de sus matrices, multinacionales con centros de decisión en el extranjero.
EDP probará en Asturias baterías para instalar en casa con las que ahorrar un 30% de la factura eléctrica. Bayer quiere fabricar en Langreo aspirina sin emisiones. Ence usará en Navia solo combustible renovable. En el mismo concejo, Reny Picot sustituirá en su factoría láctea el fuel por biomasa. Cogersa tratará lodos de depuradora para obtener biocombustible con destino a siderúrgicas, químicas y cementeras. Las energéticas recibirán 60 millones de euros para almacenes de megavatios de fuentes renovables. Este aluvión de anuncios coincidió durante la última semana. Sirva de ejemplo del momento de ebullición de las transformaciones.
Arcelor, Azsa, Fertiberia, DuPont, Tudela Veguín… ya habían expuesto antes intenciones similares. El primer paso de relevancia lo dio precisamente la siderúrgica de Mittal al decidir la construcción de una acería eléctrica en Gijón, ya en obras. Hablamos de la mayor inversión industrial en marcha en la región actualmente, 213 millones de euros, aunque todavía persiste la duda sobre si será complementada con el horno DRI que preservaría el carácter integral del acero asturiano al concentrar todas las fases del proceso, no solo una parte.
Una gigantesca mancha negra en el Suroccidente del tamaño de quinientos campos de fútbol está volviéndose verde. Es la abandonada mina a cielo abierto de Tormaleo, en Ibias, sometida a una cirugía paisajística sin parangón en Europa. La foto de la restauración se convierte en el icono visual de lo que está ocurriendo. Además de un nuevo modelo energético, esta transición abre en paralelo otras fuentes de negocio a las empresas asturianas, desde aceros especiales para torres eólicas y pinturas anticorrosión a sistemas y cimentaciones flotantes para los parques marinos o elaboración de componentes de molinos de viento y placas solares.
El edificio en construcción acabará derrumbándose si los responsables políticos no concluyen a tiempo sus deberes y contribuyen con prontitud a consolidar los propósitos de mejora con decisiones que ahorren obstáculos. La electrificación masiva de actividades requiere redes de transporte a la altura del exponencial incremento de la demanda, de las que Asturias carece. Los expertos llevan tiempo advirtiéndolo. Las administraciones, eludiendo actuar.
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En las sociedades modernas la economía adquiere un protagonismo fundamental como base del progreso colectivo y sustento del Estado del bienestar. La competencia es máxima, dormirse significa llegar fuera de control a la meta. Retos distintos comportan respuestas diferentes a las del pasado, con libertad de acción para los emprendedores, complicidad de los gestores públicos para poner las vías que consoliden el desarrollo, y respaldo de la sociedad. «Tenemos más dinero que planes», confesó recientemente uno de los directivos encargados de atraer inversiones. Mal presagio. Solo una cosa no puede permitirse Asturias ante otra encrucijada: mantener su depósito de ideas y talento bajo mínimos, en la reserva.
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