UN AÑO DE TRUMP | ¿Cómo es la relación del presidente con Sánchez y España?
El saludo entre el presidente chino Xi Jinping y el estadounidense Donald Trump el pasado 30 de octubre fue gélido. Trump esperaba frente a las banderas de los dos países, algo nervioso. Cuando llegó el líder de la segunda mayor economía del mundo, le tendió la mano, dispuesto a comenzar ese habitual apretón de manos tenso y fuerte con el que trata de dominar a sus contrarios. No, esta vez. Xi permaneció impasible, sin sonreír, y Trump fue desdibujándose su amplia sonrisa natural.
[–>[–>[–>Donald Trump y Xi Jinping / Europa Press/Contacto/Daniel Torok/White House
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El saludo con el presidente español, Pedro Sánchez, fue muy diferente. Le recibió en la cumbre de paz sobre Gaza de Sharm el Sheij (Egipto) con una sonrisa de oreja a oreja. Un par de tirones de mano de cada uno. ¿Había sintonía? Trump arrojó algo de luz poco después, cuando, en la foto de familia final tras el encuentro, reprochó a Sánchez, delante de una treintena de mandatarios y siempre sin perder el tono socarrón, que no se hubiera comprometido a gastar el 5% del PIB en Defensa, como habían hecho otros. Mitigó el golpe con un “trabajaremos en ello” y un “lo estáis haciendo bien”, que unos dicen que se refería al trabajo de España y otros a los líderes de la OTAN presionando a España. Esto lo ha dicho en innumerables ocasiones. El presidente de Estados Unidos ha loado la economía española, que supera en crecimiento a la mayor parte de las avanzadas y crea buena parte de los empleos nuevos de la Unión Europea.
[–> [–>[–>Así que muchos se preguntan: ¿Respeta Trump a Sánchez, quizá precisamente por díscolo? ¿O le tiene manía por incumplir con sus deseos de más gasto militar, e irá a por él cuando vea ocasión?
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Trump es un arcano indescifrable y cambiante, pero hay dos cosas que se sabe: respeta a los ganadores y a las economías fuertes (así lo comprobó este diario en la cumbre de Egipto, en la que aplaudía a los países árabes por ser ricos). Y aprecia más a los líderes duros y de personalidad fuerte que a los dóciles. En la misma cumbre, elogió al turco Recep Tayyip Erdogan por su terquedad en ciertas cuestiones de la Alianza Atlántica.
[–>[–>[–>“Creo que España cae bien a Donald Trump. No somos ni una prioridad ni un problema para la Administración de Estados Unidos. Y nosotros, de alguna manera, aprovechamos el no estar en su radar”, opina Carlota García Encina, investigadora principal del Real Instituto Elcano.
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Sin encuentro Trump–Sánchez a la vista
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Durante su primer mandato, Trump cursó una invitación a los reyes de España para una visita de Estado, en abril de 2020, dos décadas después de la última. Finalmente tuvo que ser cancelada por la pandemia. Pero Pedro Sánchez no visitó la Casa Blanca en toda la primera presidencia de Trump (2017–2021). Sí fueron recibidos en la Casa Blanca los líderes de 13 de los 19 países del G20, entre ellos los principales de Europa. Sánchez tuvo que esperar a 2023 para realizar su primera visita oficial, ya con Joe Biden como presidente.
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Pedro Sánchez y Joe Biden. / EFE
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Cuando Donald Trump ganó las elecciones el pasado mes de noviembre, Pedro Sánchez y su ministro de Exteriores, José Manuel Albares, corrieron a felicitarle. Algo que no habían hecho con otros oponentes ideológicos como el argentino Javier Milei.
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A la espera de un castigo que no llega
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El tema más caliente entre España y Estados Unidos ahora es, sin duda, la mencionada negativa de Sánchez a comprometerse a elevar el gasto en defensa al 3,5% más un 1,5% en seguridad. El español cree que con un 2,1% le basta para cumplir con las capacidades exigidas por la OTAN. Y ha querido que conste en acta esta negativa, al contrario que otros países que tampoco van a llegar a ese objetivo, como Italia. ¿Por qué hacer pública y notoria esa desobediencia al jefe de facto de la OTAN?
[–>[–>[–>Desde aquella cumbre en La Haya (Países Bajos) del pasado junio, Trump ha afeado a España su posición en media docena de ocasiones. La primera fue en la rueda de prensa posterior al encuentro, a preguntas de una periodista española. Hubo bronca (“es terrible lo que están haciendo”, “lo haremos pagar”, “la economía va muy bien pero algo puede torcerse”), pero envueltas en loas al país aliado y a la economía española (“les está yendo muy bien”).
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Desde entonces, el tema ha ido saliendo recurrentemente, en su mayoría a preguntas de la prensa española. Ha hablado de que España merece una “reprimenda” y de imponer aranceles, a pesar de que estos son comunitarios en la UE. “España ha sido el único país del mundo en hacer esto, y creo que deben ser castigados”, ha llegado a decir Trump.
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Pero, casi medio año después, el castigo no llega. ¿Por qué? “No estamos en el foco de Trump, no creo que vaya a por nosotros. Nos hemos escudado en la UE para el tema comercial y estamos manteniendo un perfil bajo”, analiza García Encina. Pero esto puede cambiar en cualquier momento. El compromiso de subir al 5% el gasto en defensa es un logro personal de Trump, y puede escocer la disidencia. “Es necesario que España elabore una narrativa convincente de cara al socio americano, para que no se nos vaya el tema de las manos, entre otras cosas porque Trump es imprevisible”.
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El otro asunto de disenso es Gaza. Ya lo era con la Administración Biden, que proveyó a Israel de las bombas con las que ha borrado la Franja de la faz de la tierra. Pero, en este asunto, Donald Trump no parece querer más violencia. No parece guardar rencor alguno respecto a la posición de vanguardia española en las críticas a la matanza de civiles palestinos o al reconocimiento del Estado palestino. Entre otras cosas porque otros países como Francia, Reino Unido o Australia han seguido los pasos del Gobierno español.
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Intereses mutuos salvaguardados
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Los intereses bilaterales mutuos más importantes —defensa, energía e intercambios económicos— no están en un mal momento, explica García Encina.
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España sigue importando una enorme cantidad de gas natural licuado (GNL) desde Estados Unidos, sustitutivo del gas ruso tras el comienzo de la guerra de Ucrania. El país americano es el primer exportador de GNL a España y el segundo de gas en general tras Argelia.
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En cuestiones de defensa, las bases de Rota y Morón siguen siendo claves en la estrategia militar de Estados Unidos. “En tema de defensa no hay problema. Se cree que va a haber una reducción de los alrededor de 90.000 soldados estadounidenses desplegados en Europa. Se están reduciendo los no permanentes en Rumanía, pero no sacarán a los de España o Alemania”, cree García Encina. “Rota y Morón siguen siendo clave para la proyección de fuerzas americanas”.
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En el ámbito económico, España está mucho menos expuesta que otros países a los vaivenes arancelarios. Algunos sectores se verán afectados por la imposición de aranceles a la Unión Europea, pero el asunto está más o menos controlado, opina la analista. Y España sigue siendo un gran inversor en Estados Unidos, algo muy del agrado de Trump. Pone el ejemplo de Indra y el sector de las infraestructuras eléctricas.
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Hay en el horizonte más focos de tensión, sin duda. Por ejemplo, si finalmente interviene militarmente en Venezuela, un país clave en la política exterior española. O cómo impactará la deriva autoritaria del presidente estadounidense en el ciclo político español.
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