Economia

un avance social sin digitalización y tecnología como motores del cambio

un avance social sin digitalización y tecnología como motores del cambio
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  • Publishedmarzo 30, 2025



No es fácil para la Administración y las instituciones públicas implementar las soluciones tecnológicas e innovadoras que irrumpen en el mercado impulsadas por el sector privado y que, en la actualidad, alcanzan velocidades vertiginosas en tendencias como la inteligencia artificial.

Sin embargo, la dificultad y el desafío que entraña el progreso tecnológico y la transformación digital no debería convertirse en una excusa para no aprovechar todo su potencial. Los grandes retos de nuestro tiempo tendrán que afrontarse con estas variables como grandes aliadas. Otro esecenario es inasumible.

Entre esos desafíos globales, la alimentación copa, junto a la emergencia climática y el aumento de la población mundial, la parte alta de la lista. Que España haya aprobado una ley que aspire a impulsar un uso racional de los recursos a lo largo de toda la cadena agroalimentaria -Ley de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario- es una buena noticia a todas luces.

No obstante, como casi todo en la vida, el nuevo marco normativo presenta claroscuros. Así lo entienden quienes estuvieron desde el principio junto a la Administración en la génesis de una ley que ahora les deja un «sabor agridulce». Y en ese balance, el peso de la tecnología y la innovación -o, mejor dicho, la falta de él- es uno de los argumentos recurrentes.

Las startups españolas que ya disponen en el mercado de la tecnología necesaria para convertir en una realidad la gestión más eficaz del desperdicio alimentario -y que, entre otras organizaciones, aportaron su conocimiento al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación en la preparación de la ley-, aplauden que «por fin», y tras un periodo que se dilató en el tiempo más de lo esperado, el nuevo marco haya visto la luz.

El sentir es unánime: es un hecho que posiciona a España a la cabeza de Europa en esta materia, junto a Italia y Francia. A partir de ahí, ¿el resultado podría haber sido más ambicioso?

DISRUPTORES – EL ESPAÑOL conversa con responsables de Naria, Too Good To Go y Coometas sobre el resultado final del proceso legislativo y, lo más importante, sobre el escenario que ahora se abre: ¿servirá realmente la ley para reducir la ingente cantidad de alimentos que se deshechan cada año en nuestro país? ¿qué papel jugará la tecnología? ¿se logrará una aceptación social y un cambio de mentalidad de particulares y empresas?

Kilian Zaragozá, CEO y cofundador de Naria.


Kilian Zaragozá, CEO y cofundador de Naria.

La nueva ley sitúa a España en una posición aventajada en Europa en esta materia. Tan sólo Francia e Italia cuentan con marcos regulatorios similares.

«Es un gran paso en la lucha contra el desperdicio alimentario en España y una señal clara de que, como sociedad, estamos avanzando hacia un modelo más eficiente y sostenible», declara a esta redacción Kilian Zaragozá, CEO y cofundador de Naria.

Pero advierte: «Una ley no cambia la realidad por sí sola. Su impacto dependerá de cómo se implemente y de si realmente se interioriza en la cultura empresarial y social. Las empresas, la distribución, el sector agroalimentario, la hostelería y los consumidores tienen ahora el reto de hacerla efectiva en su día a día».

Zaragozá pone sobre la mesa una cuestión clave para que la ley logre sus metas: implementar la tecnología y la innovación como herramientas estratégicas.

«Sin herramientas digitales que midan, optimicen y redistribuyan excedentes de manera eficiente, alcanzar los objetivos será un reto mucho mayor»

Kilian Zaragozá, CEO y cofundador de Naria

«Si bien se reconoce el papel de la tecnología en la optimización de recursos -mención explícita en el artículo 10-, la falta de medidas concretas deja la responsabilidad en manos de cada empresa. Dado que el objetivo final es alinearse con el ODS 12.3, que busca reducir en un 50% el desperdicio de alimentos para 2030, la tecnología debería ocupar un lugar más central en la estrategia. Sin herramientas digitales que permitan medir, optimizar y redistribuir excedentes de manera eficiente, alcanzar estos objetivos será un reto mucho mayor», recalca Zaragozá.

Desde Too Good To Go, Marie Lindström, directora en España, apunta algunos aspectos más que la normativa debería haber atendido y que se centran también en la medición del excedente alimentario.

Sin medición del desperdicio en toda la cadena

«No se ha incluido la medición del desperdicio alimentario en toda la cadena de valor, sino que se sigue centrando únicamente en medir lo que se produce en la fase de consumidor».

«¿De qué nos vale saber sólo el desperdicio que se produce en la fase final de la cadena, si no sabemos lo que está pasando en los eslabones previos? Si solo medimos lo que desperdician los consumidores, nos estamos perdiendo mucha información muy valiosa», argumenta a esta redacción.

El marco normativo obliga a las empresas a prevenir el desperdicio de alimentos y aquí es donde las soluciones de estas compañías consultadas pueden aportar valor.

«En este sentido, lo que podemos decir, y que además ya lo estamos viendo, es que la tecnología puede jugar y está jugando un papel fundamental en la lucha contra el desperdicio de alimentos».

Marie Lindström, directora de Too Good To Go en España.


Marie Lindström, directora de Too Good To Go en España.

«Abordar un reto tan complejo como este requiere de soluciones diversas que aborden el problema a través de toda la cadena de valor y de diferentes formas«, añade Marie Lindström.

Y junto a la tecnología, la colaboración: «Una de las claves para poder alcanzar los objetivos marcados por esta ley es la colaboración entre todos los agentes de la cadena de valor, desde las empresas hasta el consumidor, incluyendo también las organizaciones sociales y profesionales y la propia administración pública».

Una ley del siglo XXI «con tecnología del XX»

El resultado final es, por tanto, «un texto más laxo y menos ambicioso que lo que se pretendía con el anteproyecto de ley allá por el año 2021».

Habla para DISRUPTORES – EL ESPAÑOL Gabriel Ramas, fundador y CEO de Coometas, quien no esconde su decepción en algunos puntos del texto.

«Por ejemplo, el anteproyecto involucraba a todos los agentes de la cadena de valor, mientras que el texto final, a partir de unas exenciones, deja fuera a una parte relevante de establecimientos (los de menos de 1300 m2), que ni siquiera están llevados a elaborar un plan de prevención, que es la parte más básica de esta ley. Esto consideramos que es una pena».

También se muestra crítico con el papel que finalmente cobra la donación de alimentos. » Desde Coometas venimos insistiendo desde el principio que, si bien la donación es un mecanismo perfectamente válido y necesario, no debería de ser considerado el único, pudiéndose ir mucho más allá, con metodologías más participativas, inclusivas y eficientes que involucren ante todo a las personas beneficiarias de las entidades sociales».

Equipo de la startup Coometas.


Equipo de la startup Coometas.

Carmina Prieto

«Este viaje contra el desperdicio lo podríamos haber emprendido con una nave voladora y, sin embargo, hemos decidido ir con un seiscientos«.

Respecto a la preponderancia de la tecnología en el texto, la startup comparte el análisis con las otras startups consultadas.

«Desde Coometas y otras empresas tecnológicas no nos queda otra que seguir trabajando para aportar la innovación de la que carece el texto»

Gabriel Ramas, fundador y CEO de Coometas

«La palabra innovación es citada puntualmente en las partes introductorias de la ley, y pierde fuelle a medida que se avanza en el texto, señal de que es más un adorno que algo vertebrador que trasciende en acciones concretas».

«Y esto realmente es una pena, porque con la tecnología de la que disponemos en pleno siglo XXI, se ha sacado una Ley que perfectamente podría haber valido con la tecnología del siglo XX«, soslaya.

«Es una Ley que llega tarde, y que no nos va a permitir ir especialmente rápido. Pero bueno, como decíamos al principio, nos alegramos de que al menos haya una ley que pueda servir de punto de partida para ir a por mucho más. Desde Coometas y otras empresas tecnológicas no nos queda otra que seguir trabajando para aportar la innovación de la que carece el texto».

Llegados a este punto, analizamos con otras voces autorizadas en el ecosistema foodtech español como KM ZERO Food Innovation Hub y Eatable Adventures el impacto de la ley contra el desperdicio alimentario en España.

Transformar un coste «en algo valioso»

Beatriz Jacoste es la CEO de KM ZERO Food Innovation Hub, uno de los actores más activos dentro y fuera de nuestras fronteras en la creación de las ideas que deben dar paso a la alimentación del futuro.

«En España desde 2013 está aplicándose la Estrategia Más alimento, menos desperdicio, que contempla varias áreas de actuación, como son la generación de conocimiento, la formación y la sensibilización. Esta ley es, por tanto, el siguiente paso y constituye una señal de compromiso con la transformación del sector alimentario, procurando que los recursos se utilicen de forma más eficiente y responsable.

Beatriz Jacoste, CEO de KM ZERO Food Innovation Hub.


Beatriz Jacoste, CEO de KM ZERO Food Innovation Hub.

Jacoste coincide en el valor que aporta la tecnología a esta reto. «El desperdicio es, en última instancia, una ineficiencia de la industria, y por tanto una oportunidad de transformar algo que hasta ahora sólo suponía un coste en un resultado valioso y monetizable».

El ecosistema español goza de propuestas innovadoras prometedoras en este área, como Ingredalia o Moa Foodtech que, «a partir de materias primas no utilizadas o subproductos (que de otro modo acabarían desperdiciándose) elaboran nuevos ingredientes».

La concienciación: el gran reto

«También hay otras alternativas que enfatizan el aspecto social, como Naria. Ellos conectan a empresas del sector alimentario con entidades sociales, facilitando la gestión de los excedentes de alimentos».

En esta línea, José Luis Cabañero, fundador y CEO de Eatable Adventures, está convencido del potencial transformador de «tecnologías innovadoras como la inteligencia artificial, la fermentación y la bioimpresión 3D.

José Luis Cabañero, fundador y CEO de Eatable Adventures.


José Luis Cabañero, fundador y CEO de Eatable Adventures.

«Por otro lado, la investigación se enfoca también en la búsqueda de soluciones que mejoren la vida útil de los alimentos, a la vez que se reduzca el uso de los plásticos, otro de los grandes retos de la industria alimentaria. En este campo, tecnologías emergentes están permitiendo abordar ambos retos, garantizando mayor eficiencia y sostenibilidad en la cadena de producción».

Sin embargo, nada de esto será posible si no se propicia un verdadero cambio de concienciación en el seno de la sociedad, un objetivo hacia el que, afortunadamente, se está avanzando en los últimos años en España.

«Los consumidores están cada vez más alineados con prácticas de sostenibilidad y reducción del desperdicio alimentario, siempre que estas medidas no afecten negativamente su economía ni comprometan, en ningún caso, la seguridad alimentaria», indica Cabañero.

«Es fundamental que tanto empresas como organismos públicos desarrollen una estrategia de comunicación clara y efectiva, que no solo informe sobre la nueva normativa, sino que también facilite su implementación y ayude a superar los retos logísticos asociados», concluye.

Principales aspectos de la ley

Reducción del 50% de los residuos alimentarios per cápita. Aplicable no sólo en los hogares, sino también en restaurantes y servicios de comidas. En 2023, el desperdicio de alimentos se situó en España en 1,214 millones de toneladas, según los datos del Ministerio de Agricultura.

También se contempla una reducción del 20% «de las pérdidas de alimentos a lo largo de las cadenas de producción y suministro para 2030, respecto a 2020″.

Para ello, se obligará a las grandes superficies a donar sus excedentes y todas las empresas deberán contar con planes para evitar que la comida acabe en la basura.

Eso incluye a todas las empresas de la cadena: desde producción, transformación y distribución de alimentos, además de hostelería y restauración.

La donación y la redistribución de alimentos serán pieza crucial, sin embargo, aquí las empresas tecnológicas que ya disponen en el mercado de soluciones para hacerlo de forma más eficiente, lamentan que el marco normativo no haya sido más estricto -o no haya contemplado incentivos- a la hora de apostar por la innovación y la tecnología como herramienta para lograrlo.



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