un refugio de cuento para escaparte y volver como nuevo




Uno de mis territorios favoritos para perderme es Cantabria. Me encantan los prados verdes, las cuevas, las montañas y la costa donde se alternan playas y acantilados. También me gustan los cántabros y sus costumbres. Bárcena Mayor, uno de los pueblos más bonitos de la comunidad, pero hay muchos otros lugares que tampoco te puedes perder. Por ejemplo, el Balneario La Hermida, uno de mis favoritos por su fantástica ubicación en el desfiladero del mismo nombre.


Este enclave cántabro, a pocos kilómetros de los Picos de Europa, es la escapada ideal para quienes buscan aire puro, descanso y una naturaleza impresionante. Pocas sensaciones igualan la de sumergirse en un piscina termal dentro de una cueva luego pasa a otro al aire libre mientras el eco del agua resuena entre las paredes verticales de roca.
Piscinas termales en cuevas y al aire libre
Las personas que vivieron aquí hace miles de años, como los chamanes que pintaron el Cuevas de Altamira, También se bañaban en estas aguas termales cuando padecían alguna enfermedad o simplemente por placer.
Ahora podemos hacerlo con toda comodidad en unas instalaciones cuya construcción se remonta a 1842, año en que se construyeron los primeros baños públicos. En 1881 se construyó el gran hotel que, tras un larguísimo periodo de abandono iniciado con la guerra civil, fue renovado y ampliado en 2006 hasta convertirse en el gran spa que es hoy.


Las aguas emergen a más de 60°C de las profundidades de la roca y son reconocidas por sus propiedades beneficiosas para la salud. Además de aliviar el estrés muscular y articular, Sus baños de vapor y duchas termales son una auténtica cura sensorial. La zona del spa, con sus muros de piedra natural, transmite esa sensación de estar dentro de la montaña, protegido del mundo exterior.
Las piscinas cubiertas están conectadas por un circuito termal que alterna temperaturas, chorros y contrastes, todo ello diseñado para revitalizar el cuerpo. Desde las ventanas, el visitante contempla los meandros del río Deva encajados entre los acantilados de las gargantas. Pero entre las experiencias que puedes vivir en el spa, la de noche nadando bajo un cielo estrellado En mi opinión no hay comparación.
Bienestar en otoño
El otoño acentúa el encanto de este rincón de Cantabria. Podrás disfrutar de las aguas termales en el mejor momento, cuando se aprecia el contraste de temperatura con el aire fresco. El ambiente está dominado por los colores anaranjados de las hojas de los árboles.
La Hermida no es sólo un destino balneario, también es un punto de partida para explorar uno de los lugares más bellos del norte de España. Él Desfiladero de la Hermida Sirve de frontera natural entre Asturias y Cantabria y es el desfiladero más largo del país, con más de 20 kilómetros de longitud. Pérez Galdós, en su libro Cuarenta leguas por Cantabria, él lo llamó “Esófago de La Hermida” porque al caminar por él te sientes tragado por la tierra.


Desde el balneario parten varias rutas y miradores naturales. Uno de los más espectaculares es el Mirador de Santa Catalinatambién conocido como “El Balcón de Liébana”. A unos 700 metros sobre el nivel del mar, ofrece impresionantes vistas de las gargantas y los Picos de Europa al fondo.
Otra visita recomendada es la visita a Nacimiento del río Nansa o los senderos que conducen a cascadas escondidas en los bosques, especialmente hermosas después de las primeras lluvias del otoño.
Cuevas, leyendas y… quesos
A un paso de las gargantas se encuentran joyas geológicas y patrimoniales que merecen una excursión. Uno de ellos es el Cueva del Soplaofamoso por sus espectaculares formaciones de estalactitas y estalagmitas excéntricas, únicas en el mundo. Ubicado a unos 35 minutos del balneario, permite adentrarse en un paisaje subterráneo que parece sacado de un cuento de fantasía.
Otra parada en el camino podría ser Montonescapital de la comarca de Liébana. Con su casco antiguo adoquinado, puentes medievales y tiendas tradicionales, es el lugar perfecto para dar un paseo tranquilo. Desde aquí también se puede visitar el Monasterio de Santo Toribio de Liébanaque conserva un fragmento de la cruz de Jesucristo y en cuyas celdas el Beato de Liébana escribió en el siglo VIII el Comentarios al Apocalipsis de San Juan, Un libro esencial del cristianismo medieval.
Si tienes más tiempo, vale la pena una visita. Bejespequeño pueblo suspendido sobre el valle donde se encuentra el famoso Queso Picón de Bejes-Tresvisode sabor intenso y cremoso que ha madurado en cuevas naturales de alta montaña.
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