Ustrell se enciende

Queda por aclarar, todavía, el verdadero motivo del colapso absoluto e inédito de la red eléctrica. Y dado que se mezcla una cuestión ideológica, quedará por esclarecer ‘sine die’ si con más potencia nuclear no habría pasado o si bien las nucleares fueron una losa.
Lo que sí sabemos -por mucho que destroce todo lo que hasta hace cuatro días eran tótems medioambientales incuestionables- es que las nucleares no son en absoluto el problema ante la emergencia climática. Que sean o no la solución es otra cuestión. Pero, en todo caso, ni son las responsables, ni lo han sido, del calentamiento global.
Sin luz ni móviles
Un corte de electricidad tan impensable como inesperado que lo apagó todo. Empezando por una herramienta sin la que ya no sabemos vivir: los móviles. Y que parece que nos deja huérfanos y aislados si no disponemos de ella. Todo se detuvo excepto la calle, que florecía de vida. Daba gusto, hasta el punto que no parecerían una mala idea cortes de electricidad que nos dejasen puntualmente sin cobertura a favor de un mundo más sociable.
La que brilló con luz propia fue la radio, la eterna compañera a la que el mundo digital cantaba las exequias. Y quien se encendió, radiante, fue Ustrell, el director de ‘El Matí de Catalunya Ràdio’. Impulsado por el director de la emisora, Jordi Borda, Ricard Ustrell tomó el micrófono a los diez minutos del apagón. Y ya no lo soltó hasta que, rendido, se fue a dormir. Le va la marcha.
Líder de audiencia
Catalunya Ràdio se erigió así en una potencia nuclear y líder de audiencia el lunes, fue el referente de la mayoría de la ciudadanía frente a una tele y unos medios digitales en fuera de juego. El liderazgo fue tan rotundo que fue la quinta emisora más escuchada de todo el Estado, codo con codo con la cuarta.
Toda una exhibición de información y acompañamiento ante lo que estaba pasando mientras las horas pasaban y los stocks de linternas, pilas y velas desaparecían de las estanterías.
El lunes, a muchos, Ustrell nos tuvo informados y entretenidos, esperando plácidamente el retorno de la luz cuando ya se ponía el sol y parecía que sería la noche más oscura del siglo. Que tampoco habría sido ningún drama.
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