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Uvira cae y el acuerdo de Washington se desmorona

Uvira cae y el acuerdo de Washington se desmorona
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  • Publisheddiciembre 11, 2025




la caída de uvira (República Democrática del Congo) este miércoles en manos del M23 no sólo supone un cambio de bandera en una alcaldía aleatoria de la provincia de Kivu del Sur. Simboliza el fracaso de la diplomacia internacional frente a la realidad de las armas en esta desolada región. Mientras los rebeldes desfilaban por las calles de la segunda ciudad más importante de la provincia, con el Ejército congoleño (FARDC) y sus aliados en retirada, el eco de los disparos se escuchaba con amarga ironía en Washington DC, donde apenas una semana antes se había escenificado un apretón de manos que prometía ser histórico.

La captura de Uvira, situada a orillas del lago Tanganica, ha dinamitado los compromisos de alto el fuego firmados en un tiempo récord. La ciudad no es un objetivo menor. Tras la caída de la capital provincial, Bukavu, a principios de año, Uvira se había convertido en la último bastión de la administración gubernamental en la zona y en un nodo crucial para la conexión con el sur del país. Su captura otorga al M23 un control efectivo de una franja continua de territorio y consolida su hegemonía, permitiéndole estrangular económicamente la región al dominar los flujos comerciales hacia las orillas del lago. Sin embargo, más allá de lo militar y estratégico, el movimiento lanza un mensaje claro: que el grupo rebelde opera con una autonomía y una capacidad de fuego que hace irrelevante cualquier documento firmado a miles de kilómetros de distancia… si no cuenta con su aprobación directa.

Porque recientemente hubo un acuerdo de paz firmado en Estados Unidos entre los presidentes Félix Tshisekedi (RDC) y Paul Kagame (Ruanda). El documento fue redactado bajo mediación estadounidense y buscaba desactivar la crisis, que se prolonga durante años, incluido el desarme de las fuerzas no estatales y el respeto a la integridad territorial congoleña. Tanto la República Democrática del Congo como gran parte de la comunidad internacional, incluidos informes de expertos de la ONU, han señalado repetidamente a Ruanda como el principal patrocinador del M23. una acusación que Kigali niega sistemáticamente, a pesar de estar sentado en la mesa de conversaciones de paz.

La toma de Uvira sugiere, por tanto, dos escenarios igualmente graves: o Ruanda ha decidido ignorar los compromisos firmados en la Casa Blanca, o resulta que el M23 ha alcanzado un nivel de independencia que ya no responde a las acciones diplomáticas de sus partidarios. En cualquier caso, la credibilidad del proceso de paz, que ya era frágil, ha quedado quebrantada. Ha dejado al gobierno de Tshisekedi humillado. y sin opciones diplomáticas viables.

La ofensiva golpea también a Burundi, cuya frontera linda con el Congo. El país vecino que se ha convertido en protagonista principal de esta tragedia, dado que Uvira se encuentra a un paso de Bujumbura, la capital económica de Burundi. Y la reacción del gobierno de Burundi fue inmediata. Se ha decretado el cierre inmediato de sus fronteras y se sabe que sus tropas luchan hoy en territorio congoleño, codo con codo con las FARDC. Decenas de miles de civiles congoleños, Han huido de los combates hacia el sur, hacia la frontera cerrada con Burundi, creando una emergencia de refugiados que amenaza con colapsar los servicios en un país que ya enfrenta sus propios desafíos económicos y sociales.

Hay temores fundados de que la insurgencia pueda utilizar la porosa zona fronteriza para sus operaciones y de que el conflicto exacerbe las tensiones entre Burundi y Ruanda, cuyas relaciones siempre han sido volátiles. Además, la retórica de Kigali, que recientemente acusó a Burundi de colaborar con la República Democrática del Congo en violaciones del proceso de paz, añade una nueva capa de tensión que corre el riesgo de internacionalizar abiertamente el conflicto. La caída de Uvira es un punto de inflexión que desvanece las esperanzas de paz. El M23 ha demostrado que la fuerza bruta sigue siendo su mejor carta, por encima de los comunicados de prensa que se acumulan y de las cumbres presidenciales que no conducen a nada. La guerra del Congo ha entrado en una fase nueva y muy peligrosa, en la que se firman acuerdos sin sentido y en la que las palabras ya no parecen funcionar.



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