Vivimos atrapados entre un Gobierno del terror y los bombardeos de Israel
Ryma Sheermohammadi, una traductora y activista iraní residente en España, hablaba este domingo por la tarde con un amigo en Teherán por videollamada cuando varios hombres se acercaron a su interlocutor. Ella solo pudo ver a uno, no supo identificarlo, y cuando vio forcejeos y el teléfono de su amigo volar, lo entendió todo. El amigo no dio señales de vida hasta al cabo de tres horas. «Le pegaron una paliza mientras le retuvieron. Tan solo por tener dos teléfonos y estar en un parque público, sentado, hablando con uno de ellos. Después me contó que al final le acabaron soltando porque lo conocían, porque es un opositor activo en Teherán y pensaron que les traería problemas retenerlo. Pero si llega a ser un ciudadano anónimo es muy posible que le hubiesen acusado de ser espía«, dice Ryma. Los precedentes son claros, recuerda.
Durante la madrugada de este lunes, Irán ha ejecutado a un hombre acusado de haber cometido este mismo crimen. «No había ninguna prueba de ello. Era tan solo un chico. Esto muestra claramente a lo que nos enfrentamos los iranís: tenemos un Gobierno paranoico que en vez de pensar en proteger a la población, en crear espacios seguros y búnkeres para los civiles, se dedica a esto… Hace tres días, el fiscal general dijo que cualquier persona que se manifieste contra el régimen ahora tendrá una condena de varios años de cárcel. Tan solo por salir a protestar», asegura Ryma. «Los iranís somos un pueblo que vivimos atrapados entre un gobierno del terror y los bombardeos israelís, que nadie ha pedido», añade.
El Gobierno del primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu, así lo ha insinuado: uno de los supuestos motivos por el ataque del Estado hebreo contra Irán, empezado el pasado viernes y que ha conseguido eliminar a casi toda la cúpula militar iraní por completo, es promover un cambio de régimen en Teherán y el fin de la República Islámica, instaurada en 1979 tras la revolución verde. Israel, en definitiva, pretende convencer a los iranís de que se alcen contra el régimen y se manifiesten mientras les bombardea. «En ninguna de las 17 veces que los iranís han salido a la calle para acabar con el régimen islámico han pedido una intervención militar internacional. Netanyahu dice que con sus ataques está haciendo un favor a la población iraní. Pero los iranís no quieren ningún favor, y menos de este tipo», explica Ryma.
Un poder diezmado
Tras décadas de sanciones económicas, penurias y una enorme represión política —culminada en la mortal violencia policial contra el movimiento de protesta ‘Mujer, Vida y Libertad’ tras la muerte de la joven Mahsa Aminí en 2022—, el régimen de los ayatolás vive en mínimos de popularidad históricos.
«La narrativa que usa el régimen es nacionalista, y hablan sobre el pueblo y la nación iranís, que están siendo atacados. Esto tendría sentido en un país democrático, donde la gente es representada por el gobierno. Pero en Irán, donde el Gobierno y sus servidores me han disparado, han atacado a mi gente, han encarcelado a activistas de paz mundialmente reconocidos, han ido contra jóvenes en sus escuelas… Los iranís estamos en guerra dentro de nuestro país, y estamos siendo atacados desde fuera».
Irán suma la gran mayoría de muertes en este último conflicto con Israel y, de hecho, Tel Aviv espera sostener sus ataques y asesinatos contra militares iranís el suficiente tiempo como para desgastar su capacidad y debilitar aún más a Teherán, que había perdido, durante el último año, casi todo su poder de maniobra en la región tras la enorme debilitación de las milicias pro-Irán que conforman el llamado Eje de la Resistencia.
«Me duele lo que está viviendo mi gente —lamenta Ryma—. Después de todo lo que nos ha hecho este Gobierno, de todas las ejecuciones diarias… Entonces viene otro país y nos bombardea. Las únicas víctimas de todo esto somos la población civil«.
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