Taiwán experimentó un final de año tumultuoso. La amenaza de invasión china, latente desde la retirada de los nacionalistas del Kuomintang (KMT) en la fase final de la guerra civil, volvió a primer plano tras la llamada Misión de Justicia 2025, las mayores maniobras militares hasta la fecha del Ejército Popular de Liberación (EPL) por su total cobertura y proximidad a la isla, un territorio autónomo que Pekín no sólo reivindica como propio, sino que pretende «reunificar» por todos los medios, sin descartar tantas veces la vía militar. Las maniobras a gran escala que comenzaron este lunes ensayaron a Taiwán. Rodearon la isla por todos los frentes posibles.

El brazo armado del Partido Comunista Chino (PCC) simuló un bloqueo, un escenario apocalíptico para los intereses del comercio internacional. Alrededor de 2,45 billones de dólares pasan por el Estrecho de Taiwán y el espacio aéreo de la isla cada año. También lanzó 27 cohetes, desplegó 25 guardacostas y buques de asalto anfibio y envió 130 aviones militares, según el recuento del Ministerio de Defensa de Taiwán.

Las autoridades de Taipei tuvieron que cancelar decenas de vuelos nacionales –once de las catorce rutas aéreas se vieron afectadas, según la Autoridad de Aviación Civil de Taiwán– y desplegar aviones y buques de guerra para realizar trabajos de seguimiento.

“El alcance del ejercicio parece más amplio que en ocasiones anteriores, con la movilización de más ramas del Ejército”, alardeó el analista militar Fu Qianshao, exmiembro de la Fuerza Aérea del EPL, en declaraciones al diario South China Morning Post. «La gama de maniobras fue amplia y abarcó la defensa aérea, las operaciones marítimas y la guerra antisubmarina. Básicamente, los ejercicios se llevaron a cabo en todas las áreas operativas».

En teoría, el ejercicio militar chino terminó el martes por la noche. Sin embargo, Taiwán denuncia que tanto aviones como barcos chinos permanecen aún en su zona de respuesta.

Xi Jinping no perdona. El presidente chino lanzó las maniobras apenas once días después de que el Pentágono anunciara el envío de un paquete de ayuda militar a Taiwán valorado en 11.100 millones de dólares.

Fue la mayor venta de armas de Washington a la isla en la historia. Una medida que no sentó nada bien a Pekín, que decidió sancionar a varias empresas estadounidenses y escalar las tensiones en el Estrecho.

El presidente taiwanés, William Lai Ching-te, denunció en una publicación de Facebook que las maniobras militares de China eran «incompatibles con la conducta esperada de una gran potencia responsable», pero aclaró que sus objetivos no eran inflamar aún más los ánimos.

Donald Trump restó importancia a la gravedad del asunto. “Tengo una excelente relación con el presidente Xi [Jinping]y no me ha dicho nada sobre [los ejercicios]. Seguro que los he visto», reconoció este lunes desde su resort de Mar-a-Lago. ¿Está preocupado? «No, no me preocupa nada. Llevan veinte años realizando ejercicios navales en esa zona”, respondió el presidente estadounidense a preguntas de la prensa.

Se trata de la sexta ronda de ejercicios militares chinos alrededor de Taiwán desde la visita de la líder demócrata Nancy Pelosi a Taipei en agosto de 2022. El gesto de la entonces presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos no contó con la aprobación de la Casa Blanca. De hecho, Jake Sullivan, quien fue asesor de seguridad nacional de Joe Biden, identifica ese momento como el punto de inflexión que motivó la escalada militar de Beijing en la isla.

“Creo que el coste de esa visita a Taiwán superó con creces los beneficios que trajo, así que para mí es un cálculo bastante sencillo”, subrayó Sullivan en el podcast del portal China Talk. «La visita no sólo provocó una reacción inmediata de China, sino también un cambio en el entorno operativo alrededor de Taiwán que no ha vuelto a ser lo que era antes. Por lo tanto, ha habido cambios sustanciales en el entorno inmediato de Taiwán, en un sentido negativo».

Xi volvió a dedicar unas palabras a Taiwán en el habitual discurso de Año Nuevo retransmitido este miércoles por la cadena estatal CCTV. “Los compatriotas de ambos lados del Estrecho de Taiwán están unidos por lazos de sangre más fuertes que el agua, y la tendencia histórica hacia la reunificación nacional es imparable”, reiteró.

“China espera poder librar y ganar una guerra contra Taiwán a finales de 2027”, afirma el borrador de un informe del Pentágono al que tuvo acceso la agencia Reuters. El plazo coincide con el centenario de la fundación del Ejército Popular de Liberación, una conmemoración de enorme simbolismo para Xi Jinping. Sólo las purgas cada vez más frecuentes en el establishment militar eliminan la posibilidad de una invasión a corto plazo, a los ojos de los expertos.