el ascenso y la caída de una de las científicas españolas más valoradas en el mundo
María Blasco, una de las científicas españolas más reconocidas a nivel mundial, ha pasado a ser noticia por su cese, decidido por unanimidad. Sus investigaciones y premios avalan una carrera brillante que se ha visto manchada este último mes, cuando se ha resistido a dejar el cargo de poder que asumía desde hace unos 14 años.
Eminencia en la investigación contra el cáncer y las enfermedades derivadas del envejecimiento celular, hizo su doctorado bajo la dirección de la célebre Margarita Salas.
Se especializó en la investigación de los telómeros, la funda protectora de los cromosomas que se va acortando con la edad, y en una de sus proteínas claves, la telomerasa. Para profundizar más en este campo, se trasladó al Cold Spring Harbor Laboratory de Nueva York como investigadora postdoctoral en el laboratorio de Carol Greider, quien posteriormente ganaría el Nobel de Medicina.
Primera mujer Premio Josef Steiner
Entre sus logros está el haber generado el primer ratón con expresión de telomerasa incrementada en tejidos adultos; la demostración de que la actividad de la telomerasa y la longitud de los telómeros determinan la capacidad regenerativa de las células madre adultas; y el descubrimiento de que la proteína telomérica TRF1 puede actuar tanto como supresor tumoral como factor de prevención del envejecimiento. Escribió el libro Morir joven, a los 140, en el que habla de cómo combatir el envejecimiento puede ser clave para evitar el cáncer o el alzhéimer.
También ha sido la primera mujer científica en el mundo que ha obtenido el Premio Josef Steiner, dotado con un millón de francos suizos para investigar en cáncer.
Durante su carrera, ha participado en jornadas y debates para defender el papel de las mujeres en la ciencia y para motivar nuevas vocaciones entre las jóvenes. También ha sido galardonada Premio Rey Jaime I y el EMBO Women in Science Award.
Trabajo en el CNIO
En 2011 llega al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), creado en 1998 durante el primer Gobierno de José María Aznar, y dirigido por entonces por Mariano Barbacid. Bajo su dirección, las cuentas de la entidad se sanearon y el CNIO se consolidó como uno de los mejores de su clase en Europa.
En 2014 creó el programa Amigos del CNIO para recibir donaciones filantrópicas privadas, y en 2018 impulsó CNIO Arte, una iniciativa de producción y adquisición de obras de arte inspiradas en la ciencia. El problema es que las cuentas empezaron a no cuadrar. Hasta el punto de que a finales del año pasado se paralizaron las actividades. El Patronato pedía entonces una auditoría externa e independiente sobre dicho programa.
También decidió no aprobar el Plan de Actuaciones para 2025 del centro y solicitó una «explicación exhaustiva» de su situación actual, tanto económica como laboral. Además, pedía a la dirección científica del centro y a la gerencia, de forma respectiva, sendos informes sobre la gestión de la institución.
A las acusaciones de mala gestión, que incluyen problemas de equipamiento y un déficit superior a los cuatro millones de euros, se sumaban denuncias por acoso laboral presentadas por algunos trabajadores, algo que Blasco niega.
En un intento por defender su posición, la exdirectora compareció este martes ante los medios para denunciar una campaña de bulos, desinformación, difamaciones y hasta amenazas de muerte en su contra.También acusó al exgerente Juan Arroyo de presuntas irregularidades en la contratación.
Carta a los trabajadores
Este pasado miércoles, el Patronato del CNIO, en una reunión extraordinaria, decidió la sustitución de ambos con el objetivo de iniciar «una nueva etapa» y dejar atrás «un clima de trabajo incompatible con el que debe darse en un centro de referencia y excelencia» como este.
Tras ser destituida, Blasco enviaba una carta a los trabajadores del CNIO en la que señalaba que «en la vida hay que saber llegar y saber marcharse«. Aseguraba que se había acordado con el secretario de Estado de Ciencia en 2024 un cambio de dirección «de manera ordenada y tranquila en beneficio de la institución» y de su labor de 14 años al frente del centro.
«Dicen que somos dueños de nuestras palabras, pero esclavos de nuestro silencio. Y, como escribió Shakespeare en La Tempestad, la verdad nos hará libres, pero antes nos hará sufrir. Así es como me he sentido estas últimas semanas. Cuando he expresado en palabras la verdad y he sufrido mucho con los silencios», comienza Blasco su texto.
La científica asegura en la misiva que, ante todo es una servidora pública. «Y mi posición durante 14 años siempre ha sido clara: este puesto está siempre a disposición para que otra compañera/o investigador construya sobre lo logrado. Siempre sujeto, por tanto, como dicen los Estatutos de la Fundación, a lo que estime el patronato. En la vida hay que saber llegar y saber marcharse».
«Mi salida tenía que producirse porque 14 años son muchos. Y el CNIO está por encima de todos nosotros».
Defensa a su honorabilidad
También defiende haber sido víctima de una campaña de desinformación para deshumanizarla con todo tipo de bulos, que «son falsos», y de atentar contra su honorabilidad.
La investigadora indica que durante todo este tiempo, sobre todo estas últimas semanas en que ha estado «a merced de todas las tempestades en soledad», se ha dedicado a defender «lo único importante»: al equipo del CNIO y la gestión del equipo de dirección científica al frente de la institución».
«Hay palabras y silencios. Y, como continuaba Shakespeare en el mismo libro ‘siempre nos quedará la memoria. Lo que es pasado es prólogo’. Nos volveremos a encontrar en el futuro y en la ciencia, siempre«.
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