‘Ne Zha 2’ o el despertar de la animación china
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Un chaval feúcho y lenguaraz que combate dioses, demonios y dragones le ha dado a China su segundo momento Sputnik en un mes. Si Deepseek le mostró al mundo que la mejor inteligencia artificial también sale de China, ‘Ne Zha 2’ es el gran salto adelante de su animación hacia la primera división global. Está en máximos el orgullo nacional por una película de calidad y sus récords de taquilla.
Los ha batido casi todos durante las vacaciones del año nuevo lunar, las más familiares y propicias para las salas. Le bastaron dos semanas para alzarse a la cúspide recaudatoria china con 10.000 millones de yuanes o 1.400 millones de dólares. Detrás quedan ya ‘La batalla del Lago Changjin’ y ‘Lobos guerreros’, propagandistas reconstrucciones bélicas contra pérfidos estadounidenses. También es la primera que supera los mil millones de dólares en un solo mercado y la única ajena a Hollywood que alcanza ese umbral. Sin haber saltado al extranjero ocupa el puesto 17 en la clasificación de las más taquilleras de la historia y los pronósticos apuntan a unos 16.000 millones de yuanes que la empujarían al quinto lugar de ‘Star Wars: El despertar de la fuerza’.
La película es ya un fenómeno social que desborda a la prosaica taquilla. Los enclaves de la provincia de Sichuan que le sirven de escenario reciben estos días hasta el cuádruple de visitantes habituales, la mercadotecnia genera millones en Taobao y la etiqueta Sube la bandera nacional por el éxito de ‘Ne Zha’ triunfa en redes sociales. Embajadores la citan en sus discursos oficiales, el Ministerio de Exteriores la ha saludado como «un nuevo puente para el intercambio cultural entre China y el mundo» y la prensa oficial la enarbola en sesudos editoriales como «un signo de la creciente confianza cultural». «‘Ne Zha 2’ reclama nuestra responsabilidad narrativa al probar que nadie puede explicar la mitología china mejor que China», sentenciaba el diario ‘China Daily’.
Entre Disney y Ghibli
Ese es el asunto. Generaciones de chinos han crecido con Disney o el estudio japonés Ghibli sin ofertas nacionales similares y estupefactos por el latrocinio de su folklore. De la versión de Disney de ‘Mulan’, la intrépida heroína que luchó contra los hunos disfrazada de hombre, se acordó que no tenía más rasgos chinos que sus ojos rasgados y que podría haberse ambientado en un desierto africano o una selva sudamericana. Y el nacionalismo más troglodita fomentó el boicot a ‘Kung Fu Panda’ de Dreamworks, la compañía de Steven Spielberg, pero quedó aguado tan pronto los chinos descubrieron que la película trataba con respeto y hondura a los pandas y las artes marciales. El debate posterior fue resumido por el director Lu Chuan: «¿Por qué los chinos no podemos hacer una película tan buena con elementos tan chinos?».
‘Ne Zha 2’ salda esa deuda nacional. Es la adaptación libre de un clásico del siglo XVI, ‘La investidura de los Dioses’, con pinceladas del ‘Viaje al Oeste’, otra cúspide de la literatura nacional. No es casual: la adaptación del Rey Mono por un videojuego ya le dio a China el pasado año su primer superventas global. En ‘Ne Zha 2’ hay taoísmo y budismo, dragones y demás fauna china… Y en la insumisión de su protagonista contra al orden y la autoridad nadie parece haber percibido una invitación a luchar contra la dictadura propia sino contra el imperialismo estadounidense.
El cerebro tras la obra
Detrás está Yang Yu, más conocido como Jiaozi (empanadilla al vapor en mandarín). A sus 45 años acumula ya dos décadas empujando los límites de la animación china. Como el protagonista de su película, se rebeló contra su destino, dejó su carrera farmacéutica y le dedicó tres años a un cortometraje que le dio premios y reconocimiento. La industria puso ‘Ne Zha’ en sus manos en 2019 y respondió con casi 5.000 millones de yuanes recaudados. El lustro que ha necesitado para entregar la secuela se explica por su tozudez con la calidad. Su guion desatiende las fórmulas fáciles y ofrece varias capas de lectura para el disfrute intergeneracional. Las cuestiones técnicas aún fueron más complejas. Pretendía una excelencia similar a la de sus competidores occidentales y recurrió a los estudios extranjeros. Pero estos, ha explicado, le trataron con arrogancia y prejuicios. Volcó su mirada a la industria doméstica y los puso a trabajar. Más de 4.000 personas y 138 compañías de animación han participado en el proyecto. El equipo de efectos especiales invirtió un año en la escena del diablo encadenado.
Entre tanta fanfarria cabe preguntarse si ‘Ne Zha 2’ es el triunfo personal de Yang o responde al ímpetu del sector. «Apuesto por un hecho aislado», razona un coordinador del proyecto que pide el anonimato. «Ha costado mucho dinero y empleado a casi toda la industria. El director tiene talento y sentido del humor. El protagonista es rebelde y excitante, algo que choca contra la tradición china. Es más una buena comedia que una película de animación, también los padres la disfrutan. Nada de eso es habitual aquí y es mérito de su guion», explica. La brecha con Estados Unidos, aunque menguada, aún es sustancial en conocimientos, software e inversión. ‘Ne Zha’ costó unos 100 millones de dólares cuando las producciones de Pixar rozan el doble. Es milagroso que Ne Zha 2 desbancase a Inside Out como la película de animación más vista de la historia.
También el cine ha dejado atrás sus días gloriosos aquí. La recaudación cayó un 25 % el pasado año. Muchos jóvenes prefieren los microdramas filmados para los teléfonos móviles. Los profesionales de la animación lamentan los bajos salarios y escasos proyectos. El coordinador citado desvela que algunos estudios que participaron en ‘Ne Zha 2’ ya han cerrado. La prensa la presenta estos días como el corolario de que la gente acude al cine si se ofrecen buenos productos. Ocurre que la cartelera china, con mucha propaganda doméstica salpicada de superhéroes Marvel, incentiva a la lectura.
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