Conectividad para que las máquinas ayuden a la sostenibilidad con el agua
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La tecnología permite gestionar y consumir mejor y de forma más eficiente y sostenible el agua. Y eso gracias a tecnologías como internet de las cosas de banda estrecha (NB-IoT), que es una comunicación inalámbrica que tiene como fin atender las necesidades de conectividad de diferentes dispositivos de internet de las cosas (IoT), máquinas que se comunican entre sí.
Cuenta con una serie de características como un bajo consumo de datos y de consumo energético, así como con una gran penetración y propagación de señal. Son conexiones con menos interferencias y muy buena cobertura, destacan desde Telefónica Tech, la división de negocios digitales de la operadora de telecomunicaciones.
Este tipo de avances, en el que las máquinas ‘dialogan’ entre sí, son aplicables a distintos campos, como la agricultura, la logística, la industria o las ‘smart cities’ con el objetivo de mejorar las prestaciones o servicios gracias a las diferentes posibilidades de usos que presenta esta modalidad de conectividad. Una de las vertientes es la gestión más eficiente del agua, que ayuda a mejorar la operación y el mantenimiento del ciclo integral de este preciado líquido, cuya optimización de gestión y usos cada vez es más necesaria debido al cambio climático y las sequías.
Gestión centralizada
Gracias a esta tecnología compañías como Telefónica Tech han creado soluciones que permiten una gestión centralizada de los pilares fundamentales del ciclo integral del agua: las infraestructuras para la captación; las plantas encargadas tanto de la potabilización como del tratamiento, así como las redes dirigidas al saneamiento y la distribución; los equipos de medición para cuestiones vinculadas con las operaciones comerciales, tales como la contabilidad, la facturación o la relación con los clientes y los trabajos de campo.
Algunas de las ventajas de la tecnología NB-IoT son la visualización conjunta y la integración centralizada de las diferentes explotaciones gestionadas, unido a la recepción y visualización de las señales de alarma junto a la exportación de informes con los parámetros y tendencias ayuda a una gestión más eficiente. Todo ello permite una serie de beneficios como alargar la vida de los dispositivos y los activos, algo a lo que habría que añadir la minimización de pérdidas con la detección y el aviso de fugas imperceptibles.
Desde la óptica del consumidor, la solución ‘smart metering’ aplicada al agua «proporciona lecturas de consumo continuas (una cada día con detalle horario), lo que otorga información de gran valor para empresas y usuarios finales», subraya Borja Gómez Zarceño, responsable global de la solución Smart Metering de Telefónica Tech. Permite «realizar una facturación exacta al terminar con la necesidad de hacer lecturas manuales o estimadas, así como detectar de forma temprana fugas, controlar consumos no autorizados y alertar sobre consumos anómalos en grupos de riesgo gracias a la aplicación de analítica avanzada con inteligencia artificial», agrega.
Esta es una vía para que, no solo la facturación se ajuste a la realidad sino que desemboca en un descenso del número de reclamaciones ante posibles errores en la medición y una atención al cliente con un grado de satisfacción más elevado. Mediante la tecnología NB-IoT en la gestión del agua muchas empresas pueden realizar la telelectura de los contadores. Es el caso de Global Omnium, por ejemplo.
Al llevarse a cabo una gestión optimizada del conjunto de contadores pueden detectarse fugas en las redes de distribución, así como disponer de la capacidad de conocer los consumos en tiempo real o identificar de manera temprana hipotéticas averías en los mismos. El despliegue de la red NB-IoT, además de las mejoras anteriormente mencionadas, sirve también para reducir las emisiones de CO2. Esto se produce al dejarse de producir algo más de cinco hectómetros cúbicos de agua al año para ofrecer idéntico servicio.
Los efectos del cambio climático, con sequías persistentes; el aumento de la demanda a nivel mundial y el envejecimiento de las infraestructuras hídricas hacen muy necesario el despliegue de herramientas y soluciones proporcionadas por las nuevas tecnologías. Todo ello contribuye a reducir las fugas en todo el ciclo del agua (captación, tratamiento, almacenamiento, distribución, saneamiento y depuración); mejorar la calidad de esta, como resultado del impacto sobre la calidad de los afluentes de aguas residuales urbanas y aguas pluviales mal gestionadas; e incrementar su reutilización, tanto por aguas residuales tratadas como por agua proveniente de desalación.
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