Pérdidas de conciencia y convulsiones, ¿cuándo acudir al especialista?

Las pérdidas de conciencia y las convulsiones pueden deberse a diferentes causas que afecten al funcionamiento normal del cerebro. Tanto el cese abrupto de la actividad cerebral como la presencia descargas eléctricas cerebrales pueden ocasionarlas. Muy comúnmente las asociamos a la epilepsia, puesto que es el síntoma más evidente en esta dolencia, pero pueden existir múltiples causas y no siempre implican epilepsia. Se debe estudiar cuál es el origen sobre todo para evitar que vuelva a suceder y las consecuencias que ello conlleva. Tal como indica el neurólogo de Clínica Corachan, el Dr. Manuel Toledo, ante un episodio de pérdida de conciencia o convulsión es fundamental acudir al neurólogo cuando se produzcan en las siguientes circunstancias:
– Cuando se produce una primera pérdida de conciencia, incluso si parece haber una causa evidente como la fiebre, el estrés o la privación de sueño.
– Si se repiten los episodios sin una causa justificada.
– Si existe el diagnóstico de epilepsia, y cambia la frecuencia, la duración o el tipo de crisis.
Se debe buscar atención neurológica preferente y, si es necesario urgente, si:
– Si se producen traumas en la cabeza u otro tipo de lesiones tras la pérdida de conciencia.
– Si dura más de 5 minutos o si ocurre un episodio de estatus epiléptico.
– Si aparecen otros síntomas neurológicos como confusión prolongada, alteraciones del lenguaje o del movimiento, tras la crisis.
Doctor Manuel Toledo, neurólogo de la Clínica Corachan / EPE
Cuando no es epilepsia
Según explica el Dr. Toledo, si las pérdidas de conciencia o las convulsiones no se deben a un diagnóstico de epilepsia, puede haber muchas otras condiciones que las estén provocando. Estas pueden ser, como vemos a continuación:
1. Síncope o lipotimia, es la causa más frecuente. Ante bajadas de la presión arterial o arritmias del corazón, pueden producirse convulsiones.
2. Crisis febriles, que son más comunes en niños pequeños y desencadenadas por fiebre alta.
3. Niveles de glucosa altos o bajos en sangre, comunes en personas con diabetes.
4. Alteraciones del metabolismo por desequilibrios electrolíticos (Alteraciones en sodio, calcio o magnesio), que aparecen en personas con enfermedades del riñón o del hígado.
5. Consumo de determinadas sustancias, como una intoxicación por drogas, alcohol o medicamentos.
6. Crisis psicógenas no epilépticas (CPNE). Están asociadas a estrés emocional o a traumas psicológicos.
El neurólogo es el especialista que deberá realizar una evaluación exhaustiva del paciente, para determinar a qué causa responden sus síntomas. Dicha revisión incluye una historia clínica detallada, exámenes neurológicos, estudios como electroencefalograma (EEG), resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC), así como también, pruebas genéticas, metabólicas y de laboratorio.
Qué hacer durante una convulsión
Es importante conocer la mejor manera de proceder si, en algún momento, nos encontramos junto a una persona en el momento en que esta sufra una pérdida de conciencia o una convulsión. El Dr. Toledo describe lo que se debería hacer:
1. Evaluar en torno y asegurarlo, no se podrá ayudar si no evitamos riesgos externos. Detener el vehículo en el que estamos, parar las escaleras automáticas o detener el tráfico de la vía, son algunos ejemplos. Si hay alguien que nos pueda ayudar, mejor.
2. Proteger a la persona de lesiones: Asegurarse de que no haya objetos peligrosos cerca con los que pudiera hacerse daño. Bordes cortantes de mesas u objetos de cristal pueden ser ejemplos.
3. Evitar manipular a la persona durante la convulsión, no sujetar los brazos, abrir la boca y no introducir objetos en la boca, ya que pueden obstruir la vía aérea. Las convulsiones se resuelven por sí mismas.
4. Una vez pasada la convulsión, colocar a la persona de lado y retirar objetos o alimentos de la boca para evitar que aspire saliva o alimentos.
5. No abandonar a la persona hasta que respire espontáneamente y esté tranquila. Entonces, busque ayuda si no la tiene.
Cuando sí que es epilepsia
La prevalencia de la epilepsia en nuestro medio es cercana al 1% de la población, con una incidencia de unos 40 casos nuevos cada 100.000 habitantes años. Hasta un 10% de la población se estima que tendrá una pérdida de conciencia o convulsión a lo largo de su vida, de ellos solo el 10% será por epilepsia.
Hay algunas características clínicas que ayudan al neurólogo a diferenciar entre las diferentes causas, pero en general se requiere de la realización de pruebas, como el EEG o la RM para conocer la causa.
Aproximadamente la mitad de las epilepsias tiene una causa que se puede identificar, en la otra mitad, su causa permanece oculta, pero tiene tratamiento igualmente. Puede ser que haya crisis epilépticas que aparecen justo en el momento que hay una lesión cerebral, como un ictus o traumatismo craneal, y que no predisponen a tener epilepsia a largo plazo. Igualmente, hay otras causas que sabemos que predisponen a tener más crisis desde el primer momento, como los tumores o malformaciones cerebrales.
Algunos tipos de epilepsia se solucionan por sí solas tras unos años, pero en general, el diagnóstico implica tomar un tratamiento para evitar las crisis. Es similar a la hipertensión arterial, no la tendremos, si tomamos la medicación cada día.
La relación entre el sueño y la epilepsia es muy conocida, en general un mal sueño favorece la aparición de crisis epilépticas. Hay algunos tipos de crisis que tienen tendencia a aparecer durante el sueño, y que también hay que preocuparse de controlarlas.
La aparición de crisis epilépticas muy frecuentes o cuando tienen duración larga pueden dejar daños estructurales en el cerebro, por eso es importante seguir las pautas de tratamiento estrictas para evitar esas consecuencias.
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