La BBC reconoce casos de abuso de poder y acoso sexual «insoportables» entre algunas de sus estrellas y sus subordinados

La BBC está tratando de acabar de una vez por todas con los escándalos y los abusos de poder que han mermado su reputación en los últimos años. El director general de la cadena pública británica, Tim Davie, ha anunciado este lunes que pondrá en marcha un nuevo código de conducta que incluirá medidas disciplinarias robustas, una mejora de los mecanismos de denuncia y la puesta en marcha de una campaña para promover comportamientos positivos dentro de la corporación. La decisión llega tras la publicación de un informe independiente que apunta a que algunos casos «no han sido abordados» debidamente, aunque descarta que exista una «cultura tóxica» generalizada dentro de la compañía.
Los máximos responsables de la BBC ordenaron la redacción de este informe tras salir a la luz el caso de Huw Edwards, uno de los presentadores estrella de la cadena, quien se vio obligado a dejar su cargo el año pasado tras conocerse que pagó a un menor de edad a cambio de fotografías sexuales. Edwards también había recibido acusaciones, por parte de miembros de su equipo, de enviar mensajes insinuantes y sugerentes aprovechando su posición de poder dentro de la empresa.
Abuso de poder
«Todavía hay espacios en los que individuos poderosos —dentro y fuera de la pantalla— pueden abusar de ese poder para hacer insoportable la vida de sus colegas«, ha asegurado el presidente de la corporación, Samir Shah. «Al final, es muy sencillo: si eres una persona dispuesta a abusar del poder o a machacar o a comportarte mal, no hay sitio para ti en la BBC. Si crees que eres una estrella demasiado grande o demasiado importante para vivir según los valores de esta organización, no sólo te equivocas, sino que te descubriremos«, ha remarcado.
El informe, basado en los testimonios de cerca de 2.500 trabajadores y colaboradores de la compañía, señala que muchos de los empleados consideran que el ambiente de trabajo ha mejorado en los últimos años, pero destaca que existen casos en los que este tipo de comportamientos no han sido abordados. «Estas personas trabajan delante y detrás de las cámaras y están repartidas por toda la organización en diferentes funciones y departamentos. Aunque su número es reducido, su comportamiento crea grandes mareas que repercuten negativamente en la cultura y la reputación externa de la BBC», destaca el documento.
Reputación dañada
La corporación está tratando de lavar su imagen tras recibir fuertes críticas por no dar suficiente importancia a las denuncias recibidas. Algunos de los trabajadores sostienen que en muchos casos han evitado dar la voz de alarma por miedo a posibles represalias, al tratarse de figuras «intocables» dentro de la cadena pública británica. Sus directivos han mostrado en los últimos meses mano dura ante presuntos casos de abuso de poder y conductas inapropiadas que han sacudido a algunos de sus nombres más destacados.
Uno de ellos ha sido el del copresentador de ‘Masterchef’ Greg Wallace, quien fue apartado de su cargo tras ser acusado, por parte de 13 personas, de hacer comentarios sexuales en el ámbito laboral. Otra figura apartada recientemente ha sido el exfutbolista Jermaine Jenas, presentador del programa deportivo ‘The One Show’, quien reconoció haber enviado mensajes inapropiados a una compañera de trabajo. La dirección de la compañía también pidió disculpas por no haber enfrentado antes los casos de «acoso y comportamiento misógino» de Tim Westwood, expresentador de la cadena musical BBC Radio 1.
La corporación ya encargó la elaboración de un informe para revisar sus normas de conducta en 2013, poco después de salir a la luz uno de los mayores escándalos relacionados con uno de sus trabajadores: el del histórico DJ y presentador Jimmy Savile. Fallecido en 2011, Savile resultó ser uno de los mayores depredadores sexuales de la historia reciente del país, llegando a abusar de cientos de personas a lo largo de su vida, la mayoría de ellas niños. Aunque la BBC negó haber encubierto deliberadamente estos delitos, múltiples investigaciones revelaron fallos graves en su cultura organizativa y en la gestión editorial.
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