Corea del Norte confirma el envío de tropas a Rusia para participar en la guerra contra Ucrania

Un monumento recordará en Pionyang a los soldados norcoreanos caídos en Rusia. El anuncio de la KCNA, la agencia de noticias oficial, reconoce seis meses después el envío de tropas a una guerra ajena. Su escasa agilidad periodística queda compensada con ditirambos. Corea del Norte, añade, interpreta «la alianza con un Estado tan poderoso como la Federación Rusa como un honor» y se complace con esa «amistad probada ya con sangre». «Aquellos que lucharon por la justicia son todos héroes y representantes del honor de la patria», habría dicho Kim Jong-un, el líder norcoreano, según el medio de propaganda
La agencia atribuye a su soldadesca una «importante contribución» a la «liberación» del Kursk. Sobre ese asunto hay dudas. Rusia afirmó la semana pasada que las tropas ucranianas habían sido expulsadas de Belgorod, la última ciudad que dominaban. Kiev respondió que sus soldados aún peleaban en el terreno, aunque admitió sus serias dificultades. Los asiáticos revitalizaron el frente en la campaña del Kursk después de que Ucrania invadiera un millar de kilómetros cuadrados de territorio ruso en agosto pasado con una inesperada ofensiva relámpago que buscaba aliviar la presión en otras zonas del país.
La Comisión Central Militar norcoreana ha razonado este lunes que Kim hubo de enviar a sus muchachos para «aniquilar y limpiar de ocupantes ucranianos neonazis» la zona con la cooperación de las fuerzas armadas rusas. Un comunicado de Moscú no sería muy distinto. No aclara Pionyang si sus tropas, con Kursk presuntamente liberado, regresarán a casa o serán desplazados a otros frentes.
Estrategia conjunta
En la atropellada sucesión de acontecimientos, de hecho, se adivina una estrategia comunicativa conjunta de dos gobiernos que habían callado frente a las concluyentes pruebas sobre su cooperación en Ucrania. Este fin de semana había admitido Moscú también por primera vez el auxilio militar norcoreano. Fue Valery Gerasimov, alto cargo castrense, quien aplaudió «la gran profesionalidad, la fortaleza, el coraje y heroísmo en batalla» de los norcoreanos. Y apenas unas horas después del matutino comunicado de Pionyang llegaron los agradecimientos de Vladímir Putin, presidente ruso. Su pueblo, dijo, siempre «honrará a los héroes que dieron sus vidas por Rusia y por nuestra libertad compartida, luchando hombro con hombro con sus hermanos de armas rusos», prometió en la web oficial del Kremlin.
Pionyang y Moscú firmaron en junio un acuerdo de ayuda militar y cuatro meses después llegaron las primeras noticias sobre norcoreanos en Ucrania. Esa alianza sobresaltó a Kiev, Seúl y Washington. Desde Corea del Sur se ha calificado este lunes el despliegue como «un acto contra la humanidad» que ha supuesto el sacrificio de muchos jóvenes norcoreanos. A su Gobierno le inquieta que la tecnología misilística y satelital rusa apalabrada con Pionyang complique la estabilidad en la península. Corea del Norte, además de tropas, ha enviado a Moscú armamento convencional y unas cinco millones de unidades de munición, según la inteligencia surcoreana.
Las mismas fuentes calculan que unos 14.000 soldados norcoreanos llegaron en dos oleadas hasta Kursk. hay unos 4.000 muertos o heridos, asegura Kiev, aunque Estados Unidos encoge la cifra a 1.200. Es, en cualquier caso, un porcentaje de bajas que roza la carnicería. En su arrojo coinciden Moscú y Kiev, son disciplinados y están muy bien entrenados, pero carecen de experiencia en batalla, ninguno había salido de su país y de sus camaradas rusos les separaban los usos militares y el idioma. Tampoco habían sido alertados sobre las guerras modernas. Los drones de largo alcance, reveló Kiev, causaron estragos en la soldadesca norcoreana cuando inútilmente intentaba abatirlos.
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