La crisis política en Israel lleva al Gobierno de Netanyahu al borde del colapso: ¿Qué puede pasar?
El primer ministro de Israel, Binyamín Netanyahu, se encuentra, de nuevo, en la cuerda floja. Su Gobierno, el más ultraderechista de la historia del país, está a punto de colapsar. Y no es por el mayor error de inteligencia en sus 77 años de existencia que provocó el ataque del 7 de octubre de 2023, ni por los más de 600 días de brutal guerra contra Gaza, que ha matado a más de 54.677 palestinos, ni por el aumento de la presión internacional ante la elevada hambruna impuesta en el enclave, sino que se debe al reclutamiento de miles de jóvenes ultraortodoxos en las filas del Ejército israelí. Ante su inminente llamada a filas, los partidos jaredíes de la coalición de Netanyahu amenazan con hacer caer el Ejecutivo al disolver la Knesset, el Parlamento israelí.
Los líderes de la comunidad ultraortodoxa de Israel, compuesta por 1,3 millones de personas, el 13% de la población del país, se han hartado. El pasado verano la Corte Suprema dictaminó por unanimidad que los militares debían comenzar a alistar a hombres ultraortodoxos en el Ejército, anulando el acuerdo político que data de la creación del Estado que los eximía del servicio militar obligatorio. Por eso, los aliados ultraortodoxos de Netanyahu exigieron la aprobación de una ley que blindara su exención. Frente a los continuos retrasos, decidieron cambiar su estrategia.
Durante el último mes, han boicoteado todas las votaciones sobre proyectos de ley privados respaldados por la coalición. Su fecha límite era la festividad de Shavuot, celebrada a principios de esta semana. Precisamente, en estos días, miles de estudiantes de yeshivá, las escuelas religiosas subvencionadas por el Gobierno, se han declarado oficialmente evasores del servicio militar después de ignorar los avisos de reclutamiento mandados por el Ejército. Ahora, corren el riesgo de ser arrestados. El plazo ha vencido sin que la coalición lograra legislar la exención, lo que ha desencadenado la actual crisis en la coalición.
La posición oficial de las autoridades militares israelíes es que todos los estudiantes de yeshivá deben ser reclutados, igual que el resto de jóvenes israelíes con la misma edad. Según afirman, necesitan urgentemente 10.000 soldados de combate adicionales y otros 3.000 para funciones diversas. Por eso, hasta la fecha, el Ejército ha enviado más de 20.000 avisos de reclutamiento a hombres ultraortodoxos, pero solo unos pocos cientos se han presentado al servicio. De momento, no se han aplicado las sanciones que sí se aplican sobre aquellos que rechazan unirse al Ejército por oposición a la ofensiva contra Gaza, por ejemplo. Es decir, prácticamente no se ha arrestado a ningún ultraortodoxo que haya evadido el servicio militar.
Los judíos ultraortodoxos protestan contra el reclutamiento en el ejército israelí. / ATEF SAFADI / EFE
«Las sanciones actuales son muy escasas«, ha denunciado el general de brigada Shay Taib, jefe de la División de Planificación y Gestión de Personal, en un debate reciente en la Knesset, subrayando que su evasión «afecta a los soldados reclutados, a los reservistas y a la carga general del servicio». Por ello, ha instado al Gobierno a tomar medidas directas contra las yeshivás cuyos estudiantes evaden el servicio militar. Actualmente, hay alrededor de 80.000 hombres jaredíes de entre 18 y 24 años que cumplen los requisitos para el servicio militar y que no se han alistado.
Bibi ha sobrevivido al ataque de Hamás, a meses de protesta por su polémica reforma judicial, a sus juicios por corrupción, a la guerra más longeva de la historia de Israel, pero puede que no sobreviva a la presión de sus históricos aliados. En conversaciones privadas, Netanyahu habría declarado que el problema no tiene solución. Pero, en unas grabaciones anunciadas por el Canal 13 el miércoles, el primer ministro habría asegurado que ahora la ley de exención podría avanzar porque ha reemplazado al ministro de Defensa y al jefe del Estado mayor del Ejército, que se oponían abiertamente a ella.
Sin embargo, si finalmente los líderes ultraortodoxos aprueban la legislación que permitiría disolver la Knesset, esto podría llevar meses. Mientras, Netanyahu va poniendo parches para evitar la caída de su Gobierno, como la orden reciente de un aumento de la cuota de días de servicio para 450.000 reservistas por quinta vez desde el inicio de la guerra.
La exención del servicio militar para los ultraortodoxos es un asunto que lleva dividiendo a la sociedad israelí décadas, pero las posiciones se han enconado en los últimos meses. Después de más de 610 días luchando en Gaza, los soldados están cansados, al borde del burn out y con las cifras de suicidio entre sus filas al alza. Además, han sufrido casi 10.000 bajas, según ha declarado el estamento militar esta semana. Al menos 861 soldados han muerto en Gaza y unos 5.921 han resultado heridos. La población israelí no ultraortodoxa siente que están cargando en soledad el peso de la guerra y sus duras consecuencias.
Protesta contra el gobierno de Netanyahu, en Jerusalén. / ABIR SULTAN / EFE
En cambio, pese a que miles de estudiantes de yeshivá ya están clasificados como desertores, eso no ha supuesto grandes castigos. Se espera que decenas de miles más lo sean en los próximos meses, pero, hasta ahora, el Ejército ha hecho poco esfuerzo por arrestarlos de forma activa. Eso sí, las personas desertoras tienen prohibido salir del país. Aproximadamente la mitad de los 340 desertores que han sido detenidos en el aeropuerto Ben Gurion desde principios de año eran jaredíes. El Tribunal Superior ha sugerido la imposición de sanciones económicas al retirar algunos de los subsidios que sostienen a la comunidad ultraortodoxa.
Miembros destacados de la coalición han reconocido que las elecciones anticipadas son inevitables, independientemente del proyecto de ley de exención, debido a la dificultad para aprobar el próximo presupuesto y la pérdida de cohesión dentro de la coalición. Aún así, la estrategia política que los líderes ultraortodoxos han decidido aplicar es intentar disolver la Knesset. A diferencia de abandonar el Gobierno, que tiene un efecto inmediato, este proceso podría tardar semanas, si llega a concretarse, y les permitiría dar un giro radical en su posición y mantener a sus ministros en el cargo hasta que el nuevo gabinete preste juramento. La coalición cuenta actualmente con 68 escaños. Junto a los 11 del partido Shos, los siete miembros del Judaísmo Unido de la Torá podrían hacer caer el Gobierno si quisieran.
Suscríbete para continuar leyendo
Puedes consultar la fuente de este artículo aquí