Marruecos se reúne para celebrar la Fiesta del Cordero con la ausencia de su principal protagonista
Marruecos celebra la Fiesta del Cordero (Eid al-Adha), aunque sin cordero. El sacrificio de este animal, previsto para el sábado, ha sido suspendido este año por la sequía que golpea el país y las dificultades económicas. Es la cuarta vez en la historia que se toma esta decisión. Lo anunció hace tres meses Mohamed VI, que también ostenta el cargo religioso de Emir de los Creyentes. Esto ha provocado un ambiente enrarecido. El país se prepara: miles de ciudadanos cogen las maletas y viajan para encontrarse con la familia, las comercios bajan la barrera y el ritmo del día a día empieza a ralentizarse. Aunque no se ve el trasiego habitual. No hay coches ni furgonetas transportando corderos de un sitio a otro. Tampoco se oyen, ya que en las ciudades, la gente los guarda en las azoteas o en recintos improvisados en la calle. Los afiladores, habituales en los días previos, no se han paseado por las calles ofreciendo sus servicios; tampoco los vendedores de paja.
“Normalmente, la semana antes de la fiesta ya sientes el ambiente. Este año no es así, la fiesta es el sábado, pero no tenemos la sensación”, explica un joven de Rabat. Él, como muchos ciudadanos que tienen menos de 29 años, es la primera vez que van a vivir esta fiesta, la más importante del año para los musulmanes, sin el sacrificio. “Es algo extraño”, cuenta. En muchas casas, a pesar de que no se va a celebrar el sacrificio, van a seguir con todo el protocolo de la fiesta: rezo colectivo, reunirse en familia y encender las brasas para comer brochetas.
A falta de cordero, los hogares han acudido a las carnicerías para llenar la nevera de carne, lo que ha provocado un aumento de la demanda. Los ciudadanos se han encontrado con un aumento de precios. La carne de este animal ronda actualmente los 13 euros el kilo, aunque algunos productos como el hígado han alcanzado los 20 euros el kilo. Un precio que estos últimos años no ha dejado de escalar. Este jueves, en el mercado central de Rabat, al lado de la carnicería, tenían una decena de corderos enteros que iban despiezando a medida que los clientes compraban. En otros mercados, han tenido que bajar la barrera al haber terminado todo el género. Muchos han optado por añadir el pollo al menú de la fiesta, que es más barato. Los más previsores han hecho algo que en el pasado nunca habían podido: comprar la carne con semanas de antelación y guardarla en el congelador.
El precio de los corderos vivos se ha ido encareciendo estos últimos años y, para muchos, comprar uno para sacrificar el día de la fiesta se ha convertido en un quebradero de cabeza pero, sobre todo, de bolsillo. Los años anteriores, valían entre 300 y 400 euros. Incluso familias con menos recursos habían renunciado a ello. Por esto, este año muchos lo viven con cierto alivio. La decisión de suspenderlo también ha sido un respiro para muchas de las mujeres, que son las que asumen la mayoría de las tareas, especialmente en la cocina. “Para nosotras esta fiesta supone mucho trabajo”, explica una de ellas. Cuenta que, una vez sacrificado el animal por el hombre, son ellas las que se encargan de limpiar la carne y prepararla para cocinar.
Una decisión del monarca
El año pasado ya había rumores sobre si se suspendería o no esta fiesta, aunque no sucedió. Finalmente, el pasado mes de febrero, Mohamed VI, a través de un comunicado de palacio, “invitó” a los ciudadanos a “abstenerse” de sacrificar este animal. Argumentó que “su celebración puede ser perjudicial” para los ciudadanos, “especialmente para aquellos con ingresos limitados”. Explicó que “los retos climáticos y económicos a los que se enfrenta nuestro país” han provocado una “disminución sustancial” del número de corderos. Es la primera vez que el actual monarca toma esta decisión; su padre, Hassan II, ya lo hizo en 1963, 1981 y 1996. En esas ocasiones, se suspendió por graves sequías, turbulencias económicas o malestar social.
Estas palabras del monarca han sido tomadas como una prohibición para las autoridades. Han lanzado una amplia campaña para cerrar los mercados y espacios de comercio de ganado destinados a la venta de animales para el sacrificio, según apunta el periódico Yabiladi. “Se han emitido instrucciones estrictas a los gobernadores y responsables locales para hacer cumplir esta prohibición”, explica el mismo medio.
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