¿Alguien sabe en qué país está Kotor?
Kotor, Montenegro 2023 / Activos
Con motivo de la celebración de la segunda edición del Foro Económico y Social del Mediterráneo organizado por Prensa Ibérica en Málaga el 17 y 18 de junio, hemos ido publicando una serie de entrevistas con algunos de los principales ponentes internacionales del acto. Si el año pasado pudimos disfrutar de la visión del historiador y periodista Robert Kaplan (recomiendo la lectura de su último libro, Tierra baldía), este año será otro sabio, David Abulafia, quien ofrecerá una lección magistral.
El profesor emérito de la Universidad de Cambridge es el gran experto de la historia del Mediterráneo y de los océanos. Su obra El Gran Mar es una referencia inevitable para aquellos que quieran saber el recorrido que se ha vivido en el Mare Nostrum desde las primeras construcciones originadas en Malta hasta los tiempos actuales. Abulafia trata con el justo detalle y una narración que nunca aburre, sin abrumar. También sirve para recordar el decisivo papel que tuvo Barcelona en el desarrollo comercial y político del mar en la Edad Media, compitiendo -aunque a veces colaborando- con los otros dos grandes centros de poder del cristianismo: Génova y Venecia. Frente a ellos, el poderío musulmán.
En la entrevista previa que Abulafia ha concedido a ‘activos’, hablamos de historia, geopolítica y relaciones comerciales, pero también del presente y el futuro de nuestro mar. El profesor da algunas frases que llegan hasta el tuétano.
«Hay lugares que empiezan a parecerse a Disneylandia». Cuenta Abulafia que recientemente no pudo cruzar la plaza de San Marcos de Venecia debido a las multitudes que impedían el paso. También menciona cómo la histórica ciudad croata de Dubrovnik es asaltada a diario por miles de cruceristas. A estos, intuyo, les debe interesar menos la apasionante historia del que fue uno de los grandes puertos de la costa Dálmata que vislumbrar los escenarios de algunas escenas de la serie Juego de tronos filmadas dentro de la ciudadela.
Abulafia no dice qué se debe hacer, acepta no tener las soluciones definidas, aunque sí expone la necesidad de poner coto a tanto desmán y apela a la necesidad de recuperar y enfatizar la herencia cultural de estas poblaciones. En las mismas páginas de este número, preguntado por la gestión del turismo, el responsable de Amadeus en España, Christian Boutin, explica cómo ayudar a gestionar la oferta turística para desplazar viajeros. Pone el ejemplo de Ámsterdam, donde se trabajó con la ciudad para mover los turistas a otras áreas de los Países Bajos. Hay que generar nuevas ofertas para crear nuevas demandas. Según cuenta Boutin, la inteligencia artificial aplicada al turismo servirá para definir aún más los perfiles de viajeros y sus necesidades.
«España es uno de los peores ejemplos de degradación visual del litoral mediterráneo por culpa de la construcción». No es necesario poner los cientos de ejemplos de mal gusto que inundan el litoral mediterráneo desde Girona hasta Cádiz. Uno de los objetivos del foro, objeto de análisis de nuestros consejos, es poder visualizar cómo mejorar nuestro litoral. No es una solución que deba ser aislada: comprende llevar a cabo políticas de movilidad, turísticas, de infraestructuras energéticas e hídricas, además de inmobiliarias. A la pregunta «si fuera posible empezar de cero, ¿a que se harían las cosas de otra manera?», la respuesta es sí. ¿Qué más se puede hacer ahora? Ver cómo la construcción sigue trinchando incluso lugares como la costa de Begur -Costa Brava- es para seguir temblando. No parece que hayamos aprendido nada. Como icono: el esqueleto del proyecto del Hotel El Algarrobico, en el cabo de Gata. Espera ser demolido. Menos mal.
El profesor Abulafia mira hacia el futuro y expresa cómo el cambio climático originará un calentamiento del Mediterráneo que convertirá en imposible veranear en nuestro litoral debido a las tórridas temperaturas. En verano, los turistas en busca de buen tiempo se irán al norte de Europa y solo se podrá visitar nuestro mar en invierno. Un cambio de periodicidades que tendrá efectos hoy impensables en el negocio turístico.
Fue al preguntar a Abulafia sobre qué lugares secretos sigue habiendo en el Mediterráneo cuando saltó la sorpresa. Tras mencionar Kotor (Montenegro) y Acre (Israel) por su papel en la historia, puso un ejemplo español: «Hay que irse al interior» y mencionó Cuenca. A 1.000 metros de altitud y a 280 kilómetros en línea recta del mar, desde su óptica es una ciudad mediterránea. Todo depende del prisma con el que se mire.
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