Italia vota si se reduce el plazo para solicitar la ciudadanía en un nuevo reto a Meloni
Un tsunami de extrema derecha barrió la vieja política italiana en los comicios generales de septiembre de 2022 y sentó las bases que han permitido que Giorgia Meloni gobierne hasta hoy. Ahora, casi tres años después, los italianos están convocados de nuevo este domingo y lunes a las urnas en cuatro referendos sobre la actual legislación laboral (para dar medidas de mayor protección para los trabajadores) y uno más la ciudadanía (para reducir de 10 a 5 años el plazo mínimo continuado requerido para solicitar convertirse en ciudadano italiano), en otra oportunidad para la oposición de izquierda para agrietar del proyecto de la actual primera ministra italiana.
Que se cumpla con este objetivo, sin embargo, es muy incierto. Los promotores de los referendos ha sido los sindicatos (el principal, la CGIL) y asociaciones civiles, y la iniciativa también ha sido apoyada por figuras del mundo intelectual italiano, entre ellos el premio Nobel de Física Giorgio Parisi. No obstante, los principales partidos de la oposición se han dividido una vez más en su postura sobre la cuestión, siendo el Partido Democrático prácticamente el único de las grandes formaciones que ha dicho que votará que sí a los cinco referendos.
El Movimiento 5 Estrellas (M5S), en cambio, ya ha trasladado que solo votará a favor de cuatro de los cinco, mientras que la coalición de Meloni se opone a todos y ha invitado a sus electores a no ir a votar. La razón es que, en el caso de estas consultas —que buscan derogar leyes en vigor—, es necesario que al menos el 50% de los ciudadanos italianos acudan a las urnas para que sean consideradas válidas.
Desde 2011
Como consecuencia, uno de los grandes temores de esta cita electoral es la abstención. La hemeroteca no ayuda: la última vez que unos referéndos alcanzaron el quórum mínimo fue en 2011, con ocasión de una consulta contra la privatización del agua pública, la energía nuclear y la inmunidad jurídica de la que gozaba entonces el presidente del Consejo de Ministros. Así, las previsiones de participación son bastante bajas. Solo el 30% de los encuestados por el centro Demopolis ha asegurado que votará, mientras que apenas el 28% de los encuestados por Ipsos ha dicho que acudirá a las urnas.
El principal motivo de esto es la controversia alrededor del referendum sobre la ciudadanía que propone reducir de diez a cinco años el requisito de residencia para que los ciudadanos no pertenecientes a la Unión Europea (UE) puedan solicitar la ciudadanía italiana. Esto acercaría a Italia a países como Francia y Alemania, e iría en dirección opuesta a la posición actual del Gobierno de Meloni como uno de los países más restrictivos de la UE en materia de políticas migratorias.
«La Corte Suprema también ha dicho que no hay obstáculos legales para reducir este plazo», puntualizó el jurista Raffaele Bifulco, en una reciente conversación en la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia. «Desde hace 30 años existe en Italia una ley de ciudadanía obsoleta, que es una de las más restrictivas de Europa, pero que el Parlamento no ha logrado modificar. Nosotros promovimos estos referendos para poner fin a la resignación de una parte de la sociedad, como demuestra el hecho de que 170 organizaciones nos apoyaran, entre ellas algunas de las principales del país», explicó Riccardo Magi, secretario del partido radical Más Europa y promotor de las consultas.
Sin visibilidad
Una sorpresa podrían ser los jóvenes. Durante la campaña, «los jóvenes se han mostrado como uno de los colectivos más sensibles a esta cuestión (el referéndum sobre la ciudadanía). Sin embargo, estamos hablando del grupo etario que menos vota», explicó Giovanni Diamanti, cofundador del centro de sondeos YouTrend. Insaf Dimassi, investigadora universitaria en la Universidad de Bolonia y de origen tunecino, espera que eso cambie. «Llegué a Italia con nueve meses de edad, hoy tengo 28 años y no, aún no tengo la ciudadanía«, contó, al subrayar que un cambio en la legislación podría también ayudar a eliminar los enormes obstáculos burocráticos que se suman a esa norma. «Lo que estamos pidiendo es solidaridad», añadió.
Una gran queja de los promotores de los referéndums y de la oposición que los apoya es que la consulta no ha sido suficientemente difundida en los medios de comunicación, con el consecuente desconocimiento entre la población sobre lo que se vota este 8 y 9 de junio. De hecho, según un sondeo de la empresa demoscópica Demopolis realizado a mediados de mayo, sólo el 46% de los italianos decían estar informados de la celebración de los referendos, mientras que la empresa Ipsos calculaba esa cifra en un 62%.
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