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Así ha vivido Mazón el funeral de las víctimas de la DANA: nervioso, incómodo y apartado

Así ha vivido Mazón el funeral de las víctimas de la DANA: nervioso, incómodo y apartado
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  • Publishedoctubre 29, 2025



«Rata cobarde. Asesino. Nos has matado la vida a todos. Sal de aquí, Mazón». Así fue recibido el presidente de la Generalitat Carlos Mazónen ello funeral de estado celebrado este miércoles en Valencia por las víctimas de las inundaciones que Hace un año arrasaron la Comunidad Valenciana. Lo que debería haber sido un acto solemne de recuerdo se convirtió en una jornada de rabia contenida y dolor visible, donde la presencia del jefe del Consell enardeció los ánimos de muchos de los familiares.

Virginia, prima de juan alejandrouna de las víctimas mortales, lo expresó con dureza: «Las inundaciones son en España el fenómeno natural que más muertes causa, pero este fenómeno no fue el causante de la catástrofe que hemos sufrido. Es quien omite, sabiendo que su omisión podría conllevar la pérdida de vidas humanas, quien comete el acto original que provoca estas muertes».

El aplauso que siguió a sus palabras fue también un mensaje: No fue un gesto de homenaje, sino de protesta.. Protesta contra la gestión, las mentiras y lo que los familiares consideran la incompetencia del Consell de la Generalitat. Y, sobre todo, protesta contra Carlos Mazóna quien muchos no querían ver allí.

Un presidente sin consuelo

La tensión se notó desde el primer momento. A las 17.00 horas llegó el Consell caminando hacia la Ciudad de las Artes y las Ciencias. 23 minutos después lo hacía Mazón, en coche y rodeado de su equipo presidencial. Entró directamente, sin mirar a los familiares, pero con una parada que no pasó desapercibida: se detuvo unos minutos para saludar al expresidente Francisco Camps. Un gesto que, en un día de luto, irritó aún más a los presentes.

Una vez dentro, Mazón parecía fuera del sitio. Fuera de lugar, nervioso, solo. Habló sólo con el presidente del Tribunal Supremo y pasó los minutos esperando Se cruzó de brazos, jugueteando con los dedos, evitando mirar a nadie..
En su asiento, inicialmente reservado para Juanma Moreno -que finalmente no acudió- permaneció rígido, incómodo. Su única compañía: su director de organización, quien lo acompañó hasta el inicio de la ceremonia.

Cuando comenzó el hecho y comenzaron a leerse los nombres de las víctimas, los murmullos rompieron con insultos: «Asesino», «malparit», «fuera mazón». Los reyes y el presidente del Gobierno, Pedro SánchezEstaban en una habitación cercana saludando a sus familiares. Los gritos llegaron hasta allí.

Los reyes consuelan, Mazón se protege

A medida que avanzaba la ceremonia, Los reyes se acercaron a los familiares, los abrazaron, los escucharon, recogieron flores y fotografías de los fallecidos.. La reina, visiblemente conmovida, abrazado DoloresMadre de una de las víctimas. En ese mismo momento, Mazón quedó en un segundo planoserio, sin moverse. Observando el dolor de las víctimas desde la distancia. A veces miraba al suelo. Otras veces se rascaba la cara. Nunca estuvo cerca.

El contraste era evidente: mientras los reyes consolaban, Mazón se protegió. Mientras otros lo acompañaban, él soportó el peso de las miradas y los insultos. «Miserable», «asesino», «hijo de puta», «Mazón renuncia», se escuchó al pasar el presidente al finalizar el evento.

Fue el momento más tenso del día. Los familiares mostraron fotografías de sus muertos frente a él cuando salió del local. Y él, sin decir nada, se fue escondido una vez masprotegido por su equipo, sin intercambiar una palabra con nadie.

Una presencia que reabre heridas

Un año después de la tragedia, el dolor sigue tan vivo como el primer día. Y la presencia de Mazón, lejos de apaciguarlo, revivido. El funeral debía servir como homenaje a las víctimas, pero acabó siendo un recordatorio del gestión cuestionada del presidente valenciano y del desconfianza total que muchas familias sienten hacia él.

Para esas familias, Mazón no representa consuelo, sino herida. Y lo que se vio hoy en Valencia –los gritos, los aplausos airados, el silencio incómodo– no es sólo un gesto político: es el reflejo de un duelo que aún no ha encontrado justicia.

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